martes, 27 de septiembre de 2011

Frases de película -11-

Río Místico y El Gatopardo

Jimmy Markum (Sean Penn): Gracias por capturar a los asesinos de Katie. Ojalá hubieras sido un poco más rápido. Jimmy a Sean Devine (Kevin Bacon). En ese momento Sean descubre que el mismo Jimmy mató a Dave (Tim Robbims).

Río Místico (Mystic River), EEUU, 2003, Clint Eastwood, 137 min.
Los tres protagonistas fueron amigos en la infancia y la adolescencia. La vida los llevó por diferentes caminos y los reúne nuevamente el homicidio de la hija de uno de ellos. Bajo la apariencia de un policial clásico, y negro a la vez, se permite reflexionar sobre la violencia, las marcas del pasado, los prejuicios y sobre el origen del sistema legal norteamericano, nacido de la monarquía inglesa y de las ideas de Hobbes y de Loocke.
Hacia el final, se entretejen la aplicación de la venganza y la del sistema policial (jurídico) en un final abierto donde las instituciones muestran tanta ambigüedad como las personas en sus procedimientos.
Las memorables actuaciones fueron premiadas con sendos Oscar al mejor actor (Sean Penn/Jimmy Markum) y mejor actor de reparto (Tim Robbins/Dave Boyle).



Príncipe Fabricio di Salina (Burt Lancaster) —Estás loco, hijo mío. ¡Ir a mezclarte con esa gente! Son todos unos hampones y unos tramposos. Un Falconeri debe estar a nuestro lado, por el rey.
Tancredi Falconeri (Alain Delon) —Por el rey, es verdad, pero ¿por qué rey? Si allí no estamos también nosotros, ésos te endilgan la república. Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie. ¿Me explico?

El Gatopardo (Il Gattopardo), Italia-Francia, 1963, Luchino Visconti, 187 min.

Esta es la frase más conocida de la película. Ha dado origen a una expresión: el gatopardismo, con la que se denomina la conducta del que se adapta o cede una parte en una negociación para tratar de mantener su poder o posición. Curiosamente, no la dice el Príncipe, apodado El Gatopardo, sino su sobrino Tancredi.
El guión, muy respetuoso del libro, tiene otros momentos muy jugosos para los interesados en Ciencias Políticas:

Chevalley (Leslie French): La intención del Gobierno de Turín
es proceder al nombramiento de senadores del reino en la persona de algunos ilustres sicilianos. Se ha pensado en su nombre… Entonces, príncipe, ¿por qué no acepta?

Príncipe Fabricio di Salina (Burt Lancaster): Como usted no ha podido dejar de darse cuenta, no tengo ilusiones, y ¿qué haría el Senado de mí, de un legislador inexperto que carece de la facultad de engañarse a sí mismo, este requisito esencial en quien quiere guiar a los demás?

Chevaley es un remedo del gran artífice de la reunificación política italiana: el Conde Cavour, incluso en la película está caracterizado con un parecido notable. A los esfuerzos de incorporarlo como aliado político, el príncipe responde con su irónica y terrible honestidad. Completan el elenco, Paolo Stoppa, Claudia Cardinale, Rina Morelli y Lucilla Moriacchi. Estas últimas, como la esposa y la hija del príncipe. Las actuaciones son muy buenas, la de Burt Lancaster, superlativa.

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jueves, 22 de septiembre de 2011

Boccaccio, Verdaguer y el Negro Álvarez

Giovanni Bocaccio, Juan Verdaguer y el Negro Álvarez.

He escuchado este cuento, con ligeras variantes, a dos grandes humoristas: Juan Verdaguer y el Negro Álvarez. Cada uno con su estilo, con gracia insuperable, convierten esta historia en una joya del relato. Pongan un poco de benevolencia y traten de imaginarlo dicho por ellos.

A los pocos días de su llegada a Nueva York, el hombre toma un taxi hacia la dirección que lleva anotada en un papelito, baja, verifica el número y toca timbre. Lo atiende una señora mayor, muy elegante salvo por el excesivo maquillaje.
-Quisiera ver a Fátima, -le dice.
-Muy buen gusto, -responde ella. –Es la más hermosa de nuestras pupilas… y la más cara, por supuesto: 1000 dólares.
El tipo, incrédulo, hace un gesto de sorpresa.
-No hay problemas, -dice y la señora, de inmediato, la manda a llamar-.
Viene una morocha impresionante y sin decir agua va, lo toma de la mano, lo lleva a su camerino y empieza a desnudarse. Hacen el amor y una vez terminada la cosa el hombre le entrega los 1000 dólares y se despide:
-Gracias y hasta mañana.
-Hasta mañana, -le dice Fátima, muy amorosa.
La visita se repite los dos días siguientes. El tercer día ella se adelanta al despedirlo y le dice:
-¡Hasta mañana!
-No voy a poder venir mañana. Regreso a Siria.
-¿A Siria? –dice ella sorprendida. -¡Qué casualidad, yo también soy de allá! Mi familia vive en Antakya.
-Ya lo sé, -dice el tipo. –Les conté que venía a Nueva York y me pidieron que te trajera 3000 dólares…

Ahora, si yo les dijera que el cuento es de 1531, el autor es Giovanni Boccaccio y está en el Decamerón, jugaría plata a que ustedes no me creerían. En ese libro hay cien cuentos, agrupados por su temática, que a razón de diez por cada día van contando los distintos participantes. Los hay de amores correspondidos, contrariados, de curas, de monjas, de hombres burlados, de ingeniosos. Este corresponde al octavo día cuyo tema central era: burlas de hombres a mujeres y viceversa.
La versión de los humoristas es mucho más ágil y moderna. La prosa de Boccaccio resulta algo antigua y demasiado floreada para nuestros gustos actuales pero, si se tiene un poco de paciencia, los cuentos son muy divertidos. Es muy posible que durante la lectura encuentren más de uno, cuya versión actualizada circula como novedad.
Se puede leer completo acá:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ita/bocca/deca08.htm

En una entrada anterior de La Pulpera citamos una situación similar con un cuento de Jorge Corona:
http://lapulpera.blogspot.com/2008/07/jorge-corona-y-el-arcipreste-de-hita.html
Acá tenemos otra ocasión de dejar los prejuicios de lado y saludar en Juan Verdaguer y en el Negro Álvarez –ambos personas de amplia cultura- una de las formas de divulgar a los clásicos.

Juan Verdaguer
Chiste del loro:
http://www.youtube.com/watch?v=L18ZIf4GBeg&NR=1

Negro Álvarez: Gaucho en el boliche
http://todochistes.tv/videos-ext/2626195726-el-negro-alvarez-chistes-gaucho-en-el-boliche-mp4



OCTAVA JORNADA
NOVELA PRIMERA

Gulfardo toma dineros prestados de Guasparruolo, y concertándose con la mujer de éste para acostarse con ella a cambio de ellos, se los da; y luego, en presencia de él, dice que se los dio a ella, y ella dice que es verdad.
...
Había en Milán un tudesco a sueldo cuyo nombre fue Gulfardo, arrogante en su persona y muy leal a aquellos a cuyo servicio se ponía, lo que raras veces suele suceder a los tudescos; y porque era, en los préstamos de dinero que se le hacían, lealísimo pagador, muchos mercaderes habría encontrado que por pequeño rendimiento cualquier cantidad de dinero le habrían prestado. Puso éste, viviendo en Milán, su amor en una señora muy hermosa llamada doña Ambruogia, mujer de un rico mercader que tenía por nombre Guasparruolo Cagastraccio, el cual era asaz conocido suyo y amigo; y amándola muy discretamente, sin apercibirse el marido ni otros, le pidió un día hablar con ella, rogándole que le pluguiera ser cortés con su amor, y que él estaba por su parte presto a hacer lo que ella le ordenase. La señora, luego de muchos discursos, vino a la conclusión de que estaba presta a hacer lo que a Gulfardo pluguiera si de ello se siguiesen dos cosas: una que esto no fuese manifestado por él a nadie; la otra que, como fuese que ella tuviera para alguna hacienda suya necesidad de doscientos florines de oro, quería que él, que era rico, se los diese, y después, siempre estaría a su servicio.
...
Y echándolos sobre una mesa y encontrando que eran doscientos, muy contenta los volvió a guardar; y se volvió a Gulfardo, y llevándolo a su alcoba, no solamente aquella vez, sino otras muchas, antes de que su marido volviese de Génova, con su persona le satisfizo. Vuelto Guasparruolo de Génova, enseguida Gulfardo habiéndole hecho espiar para asegurarse de que estaba con su mujer, se fue a verlo y, en la presencia de ella, le dijo:
-Guasparruolo, los dineros que el otro día me prestaste, no los necesité, porque no pude hacer el trato para el que los tomé; y por ello se los traje aquí enseguida a tu mujer y se los di, y por ello cancelarás mi cuenta.
Guasparruolo, vuelto a su mujer, le preguntó si los había recibido. Ella, que allí veía al testigo, no lo pudo negar, sino que dijo:
-Cierto que los recibí, y no me había acordado todavía de decírtelo. Dijo entonces Guasparruolo:
-Gulfardo, estoy contento; idos con Dios, que yo arreglaré bien vuestra cuenta. Ido Gulfardo, y la mujer quedando burlada, le dio al marido el deshonesto precio de su maldad; y así el sagaz amante gozó sin costo de su avara señora.
FIN


El autor de los grabados es C. Perelló

jueves, 15 de septiembre de 2011

Cuentos camperos - Humor

Toro campeón
En los pagos de Zorro Alto, el toro de don Orestes Fraire tenía fama bien ganada. El animal “atendía”, desde hacía años, a todo el plantel de la estancia “El chamico” y a los de los vecinos. Si uno miraba con detenimiento, todos los vacunos de la zona parecían iguales. Vaca que se alzaba se la traían a “Incisivo” y al toque salía preñada. “No perdona pelo ni marca” decían sus admiradores, exagerando un poco.
Su fama se extendió tanto que llegó a oídos del director del INTA, el Instituto Nacional de Técnicas Agroganaderas de Villa Ana, quien propuso a don Orestes comprarle el animal; a lo que este se negó rotundamente. Más que convencerlo, lo forzó a que les vendiera el toro con el pretexto de que así se iban a ampliar los servicios (del toro y del Instituto) a la mayor cantidad posible de interesados (en realidad, interesadas).
La sorpresa de los técnicos fue mayúscula: no bien llegado al pesebre del laboratorio, “Incisivo” pareció haber perdido todo interés en el asunto. Él, que antes era una luz, ahora no daba pie con bola, tanto que antes de dos meses cancelaron la operación y lo devolvieron.
De nuevo en la estancia, volvió a lo suyo, con el ímpetu de siempre, cumpliendo con todo el trabajo que se le presentaba. El director del INTA se mostró muy extrañado por la conducta del animal, pero don Orestes le explicó el asunto con toda claridad:
-¿Sabe lo que pasa, Licenciado? Cuando trabaja para el estado no se calienta.


Vaca campeona
Ni siquiera el mejor ordeñador de la zona, que fue el último de los cuatro que probaron, pudo sacarle más de litro o litro y medio, y eso después de mucho trabajo.
-No hay caso, esta vaca no sirve, -sentenció y se retiró con la cabeza baja.
El dueño de la estancia estaba al borde de la desesperación. Había pagado una fortuna por Magnolia, la Gran Campeona Raza Holando-Argentina, que prometía ríos de leche y, de repente, se encontraba ante la situación más inesperada. Tanto la peonada como las visitas, que habían ido a admirarla, se mantenían en tensión, silenciosos; hasta que el Rufino se animó y dijo:
-Yo quisiera probar, si ninguno se ofende, patrón…
Nadie pagaba dos pesos por el peoncito ni por sus habilidades pero, perdido por perdido, el hombre accedió.
Lo primero que hizo fue pedir que se alejaran todos. Cuando estuvo solo empezó a darle vueltas alrededor hasta que se paró a su lado. Le puso la mano en el lomo, de lejos parecía que estuvieran conversando. Después agarró el balde, se sentó sobre el banquito que tenía atado a la cintura y empezó la tarea. La leche comenzó a salir como un diluvio y se oyeron unos gritos jubilosos.
-¡Sssshhhhhh! Alcáncenme otro balde, -pidió el Rufino señalando con modestia la espuma que desbordaba entre sus piernas.
Cuando casi completó el segundo balde, se paró, le desató la manea, le dio unas palmaditas en el anca, le sobó el cuello en despedida y rumbeó para el lado del patrón.
-Buena compra, Patrón. No hay una vaca como la Magnolia en 100 leguas a la redonda.
Más tarde confió a un par de amigos la clave de su éxito:
-Todos le anduvieron tocando las tetas, pero ninguno fue capaz de decirle bonita.



La foto se titula: culos y tetas
La ilustración es de Hugo Catalán
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sábado, 10 de septiembre de 2011

Física y Literatura -4-

La Relatividad – Los Limericks

Einstein propuso en 1905 una corrección al principio de relatividad de Galileo de modo que pudiera abarcar tanto a las leyes de la electricidad, como a las de la mecánica clásica. Esta teoría se conoce como de la Relatividad Especial o restringida, para diferenciarla de la de la Relatividad General que presentó en 1911 y que incluía la solución al problema de las fuerzas gravitatorias.

El fantástico experimento de Michelson y Morley había demostrado que la velocidad de la luz es independiente de la fuente que la emite y tirado a la basura la existencia del “eter”, medio físico carente de masa en la que aquella se “transladaba”. Sus resultados cuestionaban la adición de velocidades de Galileo (si camino en un tren hacia delante, un observador desde afuera me ve ir más rápido que el tren). Esto, que parece tan natural, no es lo que se observa en la realidad cuando la que camina es “la luz” y el tren es el “éter”.

La relatividad especial postula que ningún objeto puede superar la velocidad de la luz y, en consecuencia, que hay que hacer unas “pequeñas” correcciones al espacio, al tiempo y a la masa (de Galileo) a medida que la velocidad del objeto en cuestión se acerque a c=300.000 km/s.
Esos “ajustes”, uno de los resultados matemáticos de este postulado, se expresan mediante la transformación de Lorentz, donde al espacio hay que dividirlo por √¯(1-v²/c²) ¯.
No importa la fórmula, el resultado es que los objetos que se mueven a velocidades cercanas a la de la luz parecen contraerse para el observador quieto. Y lo mismo sucede con el tiempo para el observador que se mueve muy rápido.
Estos versos en inglés resumen todo lo anterior de manera poética y divertida:

There was a young fellow named Fisk
whose fencing was exceedingly brisk.
So fast his action,
the Lorentz contraction
reduced his rapier to a disk.

There was a young lady named Bright,
who could travel much faster than light.
She departed one day,
in an Einsteinian way,
and came back on the previous night
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Hubo un joven llamado Fisk,
que fue un excelente esgrimista.
Tan rápido en la acción
que la contracción de Lorentz
acortaba su florete hasta el mango.

Hubo una joven llamada Refucilo
que podía viajar más rápido que la luz.
Salió de viaje un día
en un modo einsteniano
y volvió la noche anterior.

Acertados o no los Limericks, son muy utilizados en lengua inglesa para usos humorísticos. Normalmente consisten en 5 versos con la siguiente rima: A-A-B-B-A. Su difusión y gran popularidad se debe a que tienen humor, musicalidad, ritmo y abarcan temas populares de todo tipo, desde los obscenos hasta los postulados de la Física, como hemos visto.
Hay una serie de Limericks muy difundida cuyo primer verso comienza: There once was a man from Nantucket y continúa con una interminable serie de argumentos. Tan famoso resultó que Woody Allen lo usó en Lily, la tigresa (película de 1961) y Steven Soderbergh en Solaris (2002).

Acá van dos ejemplos de los que lamentablemente (o por suerte) no contamos con la traducción.

There once was a man from Nantucket
Whose dick was so long he could suck it.
And he said with a grin
As he wiped off his chin,
"If my ear were a cunt, I would fuck it."

There was a Young Lady whose chin,
Resembled the point of a pin;
So she had it made sharp,
And purchased a harp,
And played several tunes with her chin.



La primera parte de esta entrada está tomada de
JAY OREAR, Física Fundamental, Editorial Limusa-Willey
El penúltimo limerick esta tomado de:
http://en.wikipedia.org/wiki/There_once_was_a_man_from_Nantucket
El último pertenece a quien popularizó los limericks, Edward Lear (1812–1888), autor de A Book of Nonsense (El libro de los disparates) y la tomé de este site:
http://www.culturaimpopular.com/etiquetas/edward-gorey
La primera viñeta es de Kappel y la segunda la tomé del blog:
http://es.xkcd.com/site_media/strips/sympathy.png
Como pueden ver todo es afanado, a mucha honra y que disculpe la familia. Ojito con criticar, que el trabajo de meter todo en la misma bolsa es mío.
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lunes, 5 de septiembre de 2011

Griego básico - Humor

Griego al alcance de la mano (todo por 2$)

La traducción del español al griego de algunas palabras provoca un abanico de sensaciones que van de la sorpresa al humor. En realidad dejan constancia de que algunas de nuestras raíces llegan hasta allá.

Las siguientes pueden servirle en caso de necesidad de tomar algo o de ir al baño:
¿Donde está… / Pu ine?
El centro? / I kentro?
El mercado? / I agorá?
El baño? / I tualeta?
La carta (o menú)? / I catálogo
Adición, la cuenta / logaritmó (logariasmó)

Si se trata de medio de transporte, ahí se va a sentir como en casa.
Taxi / Taxi
Subte, Metro / Metró
La estación? / I stasi?
Y si no encuentra la salida, haga lo mismo que Moisés en Egipto:
Salida / Exodos

Hay que tener especial cuidado con estas dos:
Farmacia / Farmakeio / ΘΑΡΜΑΚΕΙΟ
Veneno / Farmakiii

No deja de ser una metáfora muy acertada que piedra sea calculus; mundo, kosmos y transporte, metáfora.
Hay otras equivalencias entre el español y el “griego-cordobés”, pero el Congreso de Lingüistas Comechingones todavía no las ha reconocido oficialmente:
Adulterio: atrápalos encópulas.
Caricatura: garábatos.


Gracias / Efgaristó

El autor de la viñeta es el humorista español El Roto.
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jueves, 1 de septiembre de 2011

Con el mismo cuento 5

Crane - Hemingway – Borges

Adiós muchachos. Ya me voy y me resigno...
Contra el destino nadie la talla...
Adiós muchachos, 1927, tango de Vedani y Sanders

El tema en común de los cuentos que he elegido hoy es el destino y la muerte como algo inexorable. Como siempre en esta serie, el tópico viene desde la más remonta antigüedad. Las primeras versiones escritas que conocemos son árabes y pertenecen a la tradición musulmana sufí del siglo IX. Tiene numerosas variantes y títulos: “El jardinero y la muerte”, “La muerte en Samarcanda”, “El jardinero de Ispahan” y “Cita en Samarra” entre otros. Jean Cocteau lo volvió a poner de moda en 1923, cuando lo incluyó en su novela La gran separación.

Los tres cuentos giran alrededor del mismo núcleo central: el destino, que se presenta siempre con la llegada de “extraños” que desencadenan la tragedia. El hotel azul es un poco más extenso, Los asesinos y El sur son bastante cortos. Descuento que se sorprenderán al cotejarlos por la presencia de otros elementos en común. Nuestro benemérito JLB, que cada tanto nombraba a sus “precursores”, se cuidó muy bien de citarlos, en especial a Crane. Es que el viejo era como el tero, ponía los huevos (los garfios) en un lado y gritaba en otro, lo que no quita que El sur sea extraordinario, quizá el mejor de sus cuentos.

1 El hotel azul (1898) de Stephen Crane
Se lo puede descargar desde aquí:
http://planetalibro.net/ebooks/eam/ebook_view.php?ebooks_books_id=5728

2 Los asesinos (1927) de Ernst Hemingway
Se puede leer en cualquiera de estos enlaces, pero el primero tiene una mejor traducción:
http://www.lafamilia.info/Libros/virtuales/Ernest%20Hemingway%20-%20Los%20asesinos.pdf
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/hemin/asesinos.htm

3 El sur (1944) de Jorge Luis Borges
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/borges/sur.htm

Aquí les dejo una versión de aquel antiguo, con el que empezó toda la serie, en una versión resumida de Gabriel García Márquez.

4 Cita en Samarra
El criado llega aterrorizado a casa de su amo.
-Señor -dice- he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho una señal de amenaza.
El amo le da un caballo y dinero, y le dice:
-Huye a Samarra.
El criado huye.
Esa tarde, temprano, el señor se encuentra a la Muerte en el mercado.
-Esta mañana le hiciste a mi criado una señal de amenaza -dice.
-No era de amenaza -responde la Muerte- sino de sorpresa. Porque lo veía ahí, tan lejos de Samarra, y esta misma tarde tengo que recogerlo allá.

Y en la de Jean Cocteau.

5 El jardinero de Ispaham
Un joven jardinero persa dice a su príncipe:
-¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana: me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahan.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
-Esta mañana, ¿por qué le hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
-No fue un gesto de amenaza -le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahan esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahán.


La relación entre los cuentos de Crane y de Borges se la escuché a Osvaldo Gallone. Si les parece acertada pueden dejar sus aplausos acá; si estuvieran en desacuerdo, por favor, enviar las quejas y reparos directamente a él.

El autor de la ilustración es Quino (Joaquín S. Lavado)
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