viernes, 28 de diciembre de 2012

El Pavo - Carlos Drummond de Andrade

Menú de fin de año: Pavo con dos farofas

 
La Navidad ya ha pasado pero “nunca es tarde, si la dicha es buena”. De modo que elegí, para cerrar el 2012, un cuento alusivo a estas festividades.
El autor parodia amorosamente a “El pavo de Navidad” de su colega Mario de Andrade. A tanto llega su admiración que lo cita en el texto.
Drummond de Andrade comparte con su casi homónimo esa visión amarga de la vida, a la que añade su ironía y el fino humor que perfuma toda su obra.


El pavo
Carlos Drummond de Andrade
En las metrópolis hasta las operaciones más sencillas, si salen de la rutina, exigen una larga y meditada preparación. Por lo cual, desde noviembre el diario anunciaba: “Encargue sus pavos con anticipación a la Granja Castorina: son los más grandes y tiernos”.
La Dueña-de-Casa consideró un deber tomar en cuenta la advertencia. Llamó por teléfono a un número siempre ocupado: la ciudad entera poseída por el espíritu de la previsión, o simplemente por la angurria navideña, encargaba pavos. Después de varias tentativas logró inscribirse.
El pavo llegó a su debido tiempo, ni grande ni chico, ni gordo ni flaco, especialmente silencioso y sin el aire ofendido que tienen los pavos vivos. Llegó con la factura que certificaba sus kilos y los tasaba en medio millón de cruzeiros. La Dueña-de-Casa respiró: hay pavos que fallan causando aflicciones y vergüenzas inconmensurables. Dio una propina al repartidor y sin perder un segundo llevó a la heladera al objeto de sus desvelos.
Ahí apareció la eximia Cesarina, de Campo Grande, convocada debido a su pericia en lidiar con vivientes de pluma y cresta. Le echó a la pieza una mirada experta e inició los preparativos.
La Dueña-de-Casa, sin menospreciar la sabiduría, basada en experiencias, de Cesarina, le sugirió que para los pormenores siguiera la receta que Mario de Andrade había copiado de una francesa que publicó en sus Cuentos nuevos: el pavo debe tener dos farofas*, una espesa con los menudos, y una seca, doradita, con bastante manteca; el buche se rellenará con la farofa espesa, ciruelas secas, nueces y una copa de jerez. Así lo hizo.
El empeño de la Dueña-de-Casa en presentar un pavo bien preparado, se debía a que esa noche comería con ellos el argentino, muy versado en aves, a quien tenía que retribuir el envío de un pavo inmenso que incrustado en hielo seco atravesó triunfante el cielo de tres países y durante un mes alimentó a la familia y a los convidados. El de ahora era un ave cualquiera, pero el toque literario de la receta le otorgaba el quid deseado.
Llegada la cena, las dos parejas se aprontaban para la masticación ritual y el trinchante iba a funcionar cuando por hábito, una nariz se aproximó a la superficie de oro; se detuvo, perpleja: el olor no correspondía a la apariencia; era peculiar e inoportuno. Solicitada su opinión, el argentino sentenció:
-Podrido.
Estaba. El fenómeno se hacía manifiesto en la región posterior. Las partes nobles, aún inmunes, exhalaban buen olor pero adentro cundía una lucha sorda, semejante a esas conmociones nacionales intestinas que nadie percibe pero que el gobierno denuncia.
La fuente fue rechazada con temor como si de ella pudiera desprenderse un gusano para desearles Feliz Navidad. Hubo que reanimar a Cesarina eximiéndola de culpa: ya lo ha dicho por televisión el doctor Arruda, médico de la Municipalidad, por lo menos cinco mil pavos podridos son vendidos para las cenas de Navidad. Nadie advierte la avería sino después que el ave sale del horno. Sucede.
Se comió lo demás, con buen humor: a situaciones heroicas, remedios heroicos. Se contó la historia de nuestro Jacinto de Torres: al ir a servir, el mucamo se resbala y, ¡plaf! El pavo en el piso. La anfitriona, imperturbable, ordena: “Joaquín, llévese ese pavo y traiga OTRO”. Ahora no se podía hacer lo mismo y había que tirarlo.
Aquí comienza otra historia. La mucama informa que no hay dónde tirar el pavo. Los camiones recolectores de basura no aparecían por ahí desde hacía tres días; los depósitos llenos; el calor nocturno iba en aumento…
El Dueño-de-Casa deliberó con el argentino y decidieron sacar con urgencia la basura. La envolvieron en hojas de diario y muy dignos penetraron en la noche con dos paquetes: el brasileño con el de la carne, el otro con el de la farofa.
Anduvieron en busca de un terreno baldío, pero no lo había o estaba ocupado por parejitas sin hogar. Se miraron:
-¡El mar!
El mar se extendía frente a ellos, purificador, cómplice. Frente a Cosme y Damián, antes que éstos cumpliendo su deber de policías los interpelasen, fueron murmurando: “Comida para los pobres”. En la playa, los columpios y los toboganes estaban llenos de muchachas que salían de la Misa del Gallo. Se sentaron en un banco y consideraron, fríamente la situación.
-Si arrojamos el pavo, creerán que es un feto o una macumba, la gente se junta, nos llevan presos.
-¿Y entonces, che?
Disimuladamente se agacharon, dejaron los paquetes debajo del banco, y se alejaron despacito. Las radios vociferaban: “Noche de Paz”.

*Farofa. Comida típica brasileña cuya base es harina de mandioca, saltada en manteca.


El pavo pertenece al libro Habla el almendro, de 1975, y la traducción es de María Rosa Oliver. El que quiera animarse con la versión original, la encuentra aquí:
http://www.letras.ufmg.br/profs/sergioalcides/dados/arquivos/Drumamend.pdf
El cuento de Mario de Andrade, en español, está acá:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/por/andrade/el_pavo_de_navidad.htm
La viñeta es del dibujante peruano Molina.
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miércoles, 26 de diciembre de 2012

Nombres de barcos -6-

Estos barcos tienen en común el haber participado en viajes de exploración que fueron hitos en el largo camino de los descubrimientos.
Atrevida
La corbeta con que el Capitán Alejandro Malaspina zarpó en 1789 del puerto de Cádiz al frente de una expedición para dar la vuelta al mundo haciendo investigaciones de todo tipo. Fue la mayor aventura científica de la historia de España. Iba al frente de una tripulación insólita, una especie de “corte de los milagros”, compuesta desde científicos de primera línea hasta buscavidas de la última. Lo acompañaba otra corbeta gemela, llamada Descubierta.

El mismo nombre tiene una goleta (Schooner) brasileña -"A mais elegante jóia da Guanabara"- que nació en 1923 en el astillero de los talentosos hermanos John y Nathaniel Herresoff: Herreshoff Co. en Bristol, Rhode Island, Estados Unidos. Originalmente la bautizaron Wildfire pero cambió su nombre, cuando la adquirió y trajo a Brasil, Jorge B. de Matos allá por 1950.
Esta belleza tiene 33m de eslora, más de 6 de manga y pesa 82 toneladas.  En el 2004 fue reciclada a nuevo en Santos y por estos días, fines del 2012, ha venido a Buenos Aires para que le instalen nuevos mástiles y dejar deslumbrados con su elegancia a los que tienen la suerte de mirarla.


Nimrod
Nombre del barco con la que el explorador irlandés Ernest Shackleton realizó su viaje a la Antártida de 1907, con el objetivo de alcanzar ambos Polos Sur, el Polo Sur magnético y el Polo Sur geográfico.
Un grupo de cuatro exploradores, con Shackleton a la cabeza, llegó en medio de grandes dificultades, a 97 millas del objetivo y tuvo que retornar sin alcanzarlo. Lo lograría años después el noruego Roald Amundsen.
El nombre, viene del hebreo antigüo y significa “Seré Rebelde” o “Cazador poderoso”.
Nimrod fue el primer rey posterior al diluvio en los pagos de Babilonia (su nombre aparece en el cap. 10 del Génesis). Fue el fundador de Babel. Parece que se fue convirtiendo en poderoso, déspota, estadista y desafió el poder del mismo Dios quien, muy ofuscado con él, le armó el zafarrancho ese de la mezcla de lenguas que provocó su fracaso.
En resumen, quizá fue uno de los primeros líderes que registra la historia humana, con todas nuestras grandezas y nuestras miserias.


Endurance
Así se llamaba el otro fantástico barco con el que el mismo Ernest Shackleton realizó su viaje de exploración antártica de 1914 a 1917 y que naufragó, atrapado entre los hielos, en octubre de 1915.
El nombre significa fortaleza, resistencia, aguante, duración y... supervivencia.
Justamente eso es lo que lograron los 28 miembros de la expedición, que consiguieron retornar salvos luego de 3 años, de haber derivado cientos de kilómetros sobre una placa de hielo y que Sir Enest con otros 5 compañeros hiciera 800 millas a vela, entre isla Elefante y las Georgias del Sur, en una ballenera sin cabina, en busca de un barco de rescate.
Sobre esta epopeya hay un libro extraordinario, de Caroline Alexander, que incluye el registro fotográfico que realizó Frank Hurley, miembro de la expedición: Atrapados en el hielo.

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sábado, 22 de diciembre de 2012

Los que más me gustaron


Desde los suplementos literarios un montón de gente da “su lista” de lo mejor que ha leído en el año. Yo también voy a poner la mía aquí. ¿Qué quién me creo para hacerlo? Nadie.
Mi problema de identidad se va agravando con la lectura. Pero las lectoras amigas de este blog  (y ellos también) son tan benevolentes que me permití la licencia.
Ustedes disculparán que vengo algo atrasado -como verán por las fechas de los elegidos-, pero esto nos pone a salvo de maniobras de marketing y de promociones.
Quienquiera agregar los suyos puede hacerlo en los comentarios. Serán bienvenidos.
 

Un pequeño café, 1970, MARCO DENEVI, Ediciones Corregidor, 4ª edición, 1973, Buenos Aires, 136 pág.

Una soledad demasiado ruidosa, 1971,  BOHUMIL HRABAL, Galaxia Gutemberg, 2012, Barcelona, 159 pág.

La rebelión, 1924, JOSEPH ROTH, Editorial Sudamericana, 1ª edición, 1984, Buenos Aires, 153 pág.

El corazón es un cazador solitario, 1940, CARSON Mc CULLERS, Editorial Seix-Barral, Barcelona, 380 pág

Al acecho, 1995, ISIDORO BLAISTEN, Emecé, 1ª edición, 1995, Buenos Aires, y edición para el diario La Nación, 2002, Buenos Aires, 141 pág.
http://es.scribd.com/doc/32258544/Isidoro-Blaisten-Al-Acecho
No encuentro Un pequeño café en la red, de modo que tendrán que buscarlo ustedes o comprarlo en alguna librería de usados. Como alternativa pueden echarle un vistazo a Rosaura a las diez o a Ceremonia secreta, que sí están.
Tampoco pude encontrar el de Joseph Roth, pero en este enlace hay una biografía suya que es apasionante:
http://www.elboomeran.com/upload/ficheros/obras/extracto_santo_bebedor.pdf

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miércoles, 19 de diciembre de 2012

Faros


Los faros fueron los primeros elementos creados por el hombre como ayuda para la navegación. En la antigüedad el comercio florecía en el mediterráneo y los barcos hacían viajes cada vez más largos, que duraban varios días con sus noches.
Las navegaciones eran, principalmente, a vista de costa, con cartas rudimentarias, en base a derroteros pasados de boca en boca, por lo que la pericia de los capitanes era fundamental y los más diestros alcanzaban fama y un lugar prominente en la sociedad. Taran el Cretense, por ejemplo, siendo de Alejandría, dominaba la zona de la isla de Creta.


Ptolomeo II de Egipto terminó de construir, en el 280 AC, una torre de mármol de 130 metros de altura para que sirviera de guía a la entrada al puerto de Alejandría y en la que se mantenía un fuego encendido para su utilización durante la noche. Esta torre se convirtió en el primer faro que se conoce, el famoso Faro de Alejandría, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.
El nombre genérico faro viene, justamente, de la isla de Pharos que está frente a Alejandría y se une a ella por una escollera que planificó Alejandro Magno al fundarla, en el 330 AC.
Le siguieron otros:
·         El de Chipiona, Cádiz, España, en 139 AC, que señala la entrada del Guadalquivir.
·         El de la “Torre de Hércules” en La Coruña, España, construido en los tiempos del emperador Trajano y que todavía se encuentra en funcionamiento.
·         Pocos años antes del 1300, Jaime II ordenó la construcción del “Turus Faraone”, actual faro de Porto Pi (Palma de Mallorca, España).

Desde el fuego de los primeros a las estaciones automáticas actuales hubo grandes progresos en el modo de emitir y concentrar la luz de los faros, lo que no ha cambiado es la fascinación que producen y de la que hay numerosas muestras en todas las artes, en especial en la pintura y la literatura.
El faro del fin del mundo (1905), novela de Julio Verne, se desarrolla en el Faro de San Juan del Salvamento que se construyó en 1884 en la Isla de los Estados (Provincia de Ushuaia e Islas del Atlántico Sur, República Argentina).
Ya no es el más austral de todos los mares pero la novela lo inmortalizó como el del fin del mundo. Ha sido reconstruido recientemente, después de haber estado inactivo desde 1899.
Una réplica del mismo y uno de los dos únicos originales de la novela de Verne se pueden ver en el Museo Marítimo de Ushuaia.


Uno de los faros más intrigantes es el que remata la cúpula del Palacio Barolo, ubicado en la Avda. de Mayo 1370, en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires. El edificio, una joya arquitectónica, cuyo propietario, el industrial textil Luis Barolo encargó al arquitecto Mario Palanti, empezó a construirse en 1919, inaugurándose en 1923. Su diseño es un homenaje a Dante Alighieri y la Divina Comedia. Al parecer estuvo pensado para guardar en él las cenizas del escritor, lo que explicaría las tres partes en las que está dividido (Infierno, Paraíso y Purgatorio) y el hecho de que el faro no emita señales luminosas (ya que las almas se arreglan con su propia luz).
 

Las historias de los faros han llenado páginas memorables con misterio y aventuras; arrancado lágrimas con actos de heroísmo de los fareros evitando naufragios en noches de tormenta y desatado las fantasías de muchas almas solitarias deseosas de huir del mundanal ruido.
Personalmente, sobre el punto, prefiero las viñetas humorísticas o algunos temas musicales, como Cada loco con su tema, de J.M. Serrat, que dice:
Prefiero los caminos a las fronteras
y una mariposa al Rockefeller Center
y el farero de Capdepera
al Vigía de Occidente.

Cualquiera que sea nuestra relación con los faros, ojalá alumbren por mucho tiempo y señalen los mejores caminos que cada quien desee recorrer.
La primera parte de esta entrada es una adaptación de un artículo titulado “Pharos”, de1987, cuyo autor es el Lic. Carlos Pedro Vairo, actual director del Museo Marítimo de Ushuaia, a quien agradezco desde acá mismo.
Un artículo completo sobre El faro del fin del mundo se puede ver en este enlace:
http://www.jverne.net/analiterarios/farofinmundo.htm
Sobre el faro de la Punta de Capdepera, Mallorca, España, hay información en esta página:
http://vtebfaros.blogspot.com.ar/2009/12/faro-de-capdepera.html
El Palacio Barolo tiene su propia página:
http://www.pbarolo.com.ar/

Las fotos y dibujos corresponden a los faros de: Colonia (R.O. del Uruguay), Alejandría, Palacio Barolo y Capdepera. La viñeta es de Roberto Fontanarrosa.
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sábado, 15 de diciembre de 2012

Henry Cavendish - El colmo de un curioso


¿Cuánto pesa la Tierra? 
Esta y otras preguntas por el estilo daban vueltas por la cabeza de muchos científicos en la segunda mitad del siglo XVIII pero fue Henry Cavendish (1731-1810) el que, con su rigor y su personalidad obsesiva, halló la respuesta.
Heredero de una de las fortunas más grandes de Inglaterra, misántropo (permaneció soltero toda su vida), tímido y retraído al extremo de evitar el contacto humano –parece que en realidad padecía lo que hoy es considerado un tipo de autismo– puso todo su interés y su dedicación en la ciencia.

Cavendish abonaba a la teoría del flogisto que estaba en boga en su época, pero sus trabajos (juntos con los de Priestley, Scheele y otros) fueron fundamentales para su demolición, por parte de Lavoisier, y dieron origen a la Química moderna y a la Termodinámica.
Trabajando con “gases artificiales” (que aislaban en el laboratorio y en las fábricas de cerveza y después supimos que se trataba de oxígeno, hidrógeno y anhídrido carbónico)  produjo ¡agua!
Mezcló “aire desflogisticado” (O) de Priestley con “aire inflamable” de Boyle (H) y al aplicar una descarga eléctrica se hizo una explosión con el resultado de que las paredes de la esfera de vidrio se llenaron de gotitas de agua. Meticuloso como era, fue cambiando las proporciones de cada uno de ellos hasta demostrar que hacían falta dos partes de H por una de O para que no quedaran gases residuales y que el peso de los gases que ponía era el mismo que el del agua obtenida.
Así mató dos pájaros de un tiro: encontró la composición del agua y descubrió el principio de conservación de la masa; pero esto último pasó inadvertido hasta que Lavoisier lo formuló con más rigor.

Para hallar el peso de la Tierra, perfeccionó un aparato con el que John Michell había estado experimentando sin éxito hasta su muerte. Al ingenio de su antecesor agregó el suyo propio, más su tenacidad, detallismo y precisión sin los que hubiera sido imposible obtener resultados observables.
Lo que hizo fue medir, con una balanza de torsión, la fuerza de atracción que sobre unas esferas de 0,75 Kg de peso ejercían otras, de 158 Kg , cuando se las acercaba. Teniendo en cuenta la ley de Newton de la Gravitación Universal, con esas mediciones (comparando las fuerzas de torsión y de peso) la única incógnita que le quedaba por deducir era la masa de la Tierra.

Para 1798 publicó el resultado dejando constancia de que el aparato y la idea principal eran de Michell: 1788 x (10) ⃰18 toneladas, es decir 1788 trillones de toneladas lo que equivale a una densidad media de 5,45 g/cm3. Cien años más tarde, las mediciones más precisas arrojaron un valor de 5,52 apenas 1,3% superior.
Ustedes se preguntarán para qué diablos servía eso. La respuesta es: para muchas cosas, por ejemplo para calcular las órbitas de otros planetas con precisión o, al revés, si se tiene la órbita bien estudiada calcular la densidad de astros lejanos (sin tener que traerlos hasta la farmacia de la esquina para pesarlos, lo que sería más complicado).
En 1874 la Universidad de Cambridge llamó con su nombre al Departamento de Física y su primer director, James Clerk Maxwell (el de la teoría del campo electromagnético), recopiló manuscritos inéditos y encontró que había descubierto otras leyes fundamentales antes que sus autores. Merecido reconocimiento fue poner su nombre al Laboratorio Cavendish que, dicho sea de paso, ha tenido entre sus investigadores a 28 premios Nobel.
Entre ellos a Crick y a Watson que ganaron el Nobel de Medicina de 1962 por el hallazgo de la doble hélice del ADN, en base a trabajos de cristalografía de rayos X desarrollados en el King’s College por Rosalind Franklin a la que no mencionaron en absoluto.
Podemos decir que algunos de sus continuadores le hacen más honor que otros al espíritu y a la obra del desinteresado Henry Cavendish.


Bibliografía:
-¿Cómo ves?, Año 11, Nº129, Agosto 2009 – Revista de Divulgación de la Universidad Autónoma de México - Henry Cavendish: la mente genial de un hombre extraño por Gertrudis Uruchurtu.
-Diez teorías que conmovieron al mundo, Ediciones Capital Intelectual, Leonardo Moledo y Esteban Magnani, Buenos Aires, 2006
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jueves, 13 de diciembre de 2012

Microrrelato


Confundiendo los roles

–Primero una limpieza a fondo y después un buen rociado con insecticida. No quiero ver una cucaracha más en esta casa.
–Preferiría no hacerlo, –le contestó Ramona Samsa a su patrona.
–Me parece que usted está mezclando las cosas, querida –dijo la Sra. Bartleby.

Fernando Terreno


La gente de Cuentosymás, página dedicada a textos cortos, ha tenido la amabilidad de publicar este microrrelato. Acá dejo el enlace porque hay muchos más junto a un montón de cosas muy interesantes.

El autor de la ilustración de los microscopios es Luca Mendieta.
Desconozco al autor de "lupa".
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lunes, 10 de diciembre de 2012

Cuentos marineros - Humor

1 El té del Capitán
El Capitán de un barco inglés se reunía, todos los martes, con sus amigos a tomar el té en la camareta de su barco.
En cierta ocasión el puntualísimo caballero no apareció y los amigos oscilaban entre la contrariedad y el enojo, hasta que se presentó su ayudante y, con flema británica, les dió la siguiente explicación:
- Señores, el Capitán Wrighty les pide disculpas por la demora y me pide que les comente el motivo de su ausencia. Hoy ha encontrado, casualmente, a su vieja y querida amiga Lulú de París a quien hace mucho tiempo que no veía y arregló una cita con ella.
Ante la incredulidad de los amigos prosigue:
-Les ruega que comiencen sin él y me pide que les diga que, si puede, estará de regreso en una hora y media. Y que, si no puede en diez minutos estará con ustedes.
Muchas gracias.
 
2 Sirena
-Ayer te vi con una sirena espectacular. ¿Cómo te fue?
-Y… mitad bien, mitad mal.


3 Niebla
En el medio de la niebla se oye claramente el ruido de un motor grande. Los marineros, muy atentos y en tensión, hablan haciendo bocina con las manos.
-Estamos navegando aguas abajooo…
-Nosotros tambiénnn…
No se ve nada a pesar del esfuerzo y el run run del motor parece aumentar.
-Llevamos pescado congelado…
-Nosotros tambiénnn…
-Vamos a seis nudooosss…
-Nosotros tambiénnn y volvemos a La Coruñaaaa…
Entonces se oye por los parlantes, estentórea, la voz del Capitán:
-¡A ver si se callan esos gallegos de proa… y los de popa también!


4 Tareas de mitad de travesía
El barco hace la travesía de Gibraltar a Tánger y el Capitán (un circunspecto David Niven) ordena que le informen, con precisión, cuando estén en la mitad exacta (recalca, exacta) del viaje. Está recostado en su camarote cuando recibe el aviso por el intercomunicador:
-Señor, acabamos de atravesar la latitud 36º norte, con rumbo sur, sin novedad.
-Gracias, -responde el Capitán y se incorpora.
Toma el retrato de su esposa, una inglesa rubia y flemática y le dedica una larga y tierna mirada. Lo da vuelta y vuelve a colgar. Ahora, desde el mismo portarretratos, le sonríe una deliciosa morocha africana a la que mira con ojos pícaros.
Capitán Paradise, película inglesa de 1953.


Desconozco los autores de las dos primeras viñetas.
En la de los náufragos ell texto dice: "Hola Craig, lamento tener que preguntarte pero, ¿sos vos el que está colgado de mi wi-fi?"
El autor de la viñeta de las sirenas es: George Trosley, dibujante norteamericano, habitual colaborador de Hustler.
La viñeta de abajo es de Michael  Malzone.
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jueves, 6 de diciembre de 2012

Nombres de barcos -5-


Mata Amarilla (Matamarilla)
Limbo 21, que fue campeón de su clase en la Semana de Buenos Aires de 1999, timoneado por Gerardo Cutolo.
Entre los Limbo 21 no puedo dejar de nombrar a otros barcos famosos de la clase: el Etoile que timoneaba Luis Cerrato, el Tovarich You You, el Loquillo y el Caipirinha que arrasaban, allá por 1987, con todos los premios que disputaban.
Mata amarilla se llaman unos arbustos típicos del bosque patagónico, de las zonas de Santa Cruz y sur de Chubut. Sus tallos son blancos y viscosos, despiden un olor particular; las hojas y los tallos son de color verde-plateado, lisas, con finas nervaduras. Las flores crecen en capítulo, y tienen un hermoso color amarillo, poniendo una hoja alegre en el gris monótono de nuestros campos.
Un pueblo de Sevilla, Andalucía, España, lleva este nombre (Matamarilla).
También se llama así a un paraje de los canales fueguinos, cerca del Estrecho de Magallanes, citado en “La Tierra Maldita”. Su autor, Lobodón Garra, era hijo del Gral. Agustín P. Justo, presidente de la Nación durante la década infame, y se hizo famoso por arrojar un vaso de agua sobre el electo presidente de los EEUU, Franklin Delano Roosevelt, que estaba de visita en nuestro país.


Chamuyo
Me contó su primer propietario, que bautizó así a su White Wind, dado el largo y duración de las conversaciones que tuvieron el y su armador hasta ponerse de acuerdo.
Los White wind son un tipo de barcos de PRFV, de 19 pies de eslora, con orza; muy populares en el Río de la Plata hace 30 años.
Chamuyo, palabra del lunfardo, que significa conversación, flirteo y proviene del caló (dialecto de los gitanos andaluces (chamullar: conversar).

Incisivo
Así se llama un Lotz 30,5 de la dotación del Yacht Club Entrerriano de Gualeguaychú. Muy prolijito, se ha prendido en años anteriores en la Buenos Aires – Punta del Este.
Lo primero que pensé al ver el nombre fue que, seguramente, ponderaba el ser punzante y filoso, capaz de “cortarle la proa” a sus rivales. Nada de eso, el nombre refiere al diente más saliente de la mandíbula, según me aclaró Jorge Preto, su propietario, agregando: “soy odontólogo”.
Una de las mejores muestras de humor (en el nombre) que conozco.

Ave Marina
Velero de 4,6 m de eslora construído en la zona de Darién, Panamá, a partir de un tronco de aspave ahuecado, aparejado con una vela guaira y una genoa, por su capitán, Alberto Torroba.
Después de unas navegaciones costeras de prueba que lo llevaron desde Panamá hasta Ecuador, Alberto puso proa hacia la Polinesia, arribando a La Marquesas luego de un mes y medio de navegación previa estadía en las Galápagos.
El relato de su viaje se puede leer acá:
En charlas que ha dado relatando su viaje contó que, si bien la permanente observación de todo lo que iba viendo ocupaba por completo su atención, el avistaje de cualquier ave marina (petreles, albatros) lo llenaba de alegría porque le indicaba la proximidad de tierra firme.

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