martes, 26 de noviembre de 2013

Sexo y salud - Humor


1  Condones
Los condones no garantizan sexo seguro. 
Mi amigo tenía puesto uno cuando lo mató el marido de su amante.

2  Más verdades
Cuando una dama está encinta las amigas le tocan la barriga y le dicen: ¡Felicidades!
Pero ninguna de ellas va y le toca el pene al marido para decirle: ¡Buen trabajo!
Conclusión: el trabajo duro nunca es reconocido.

3  Hipocondríaco
El hipocondríaco va al médico y le pregunta:
-Doctor, mi esposa me traicionó hace una semana y aún no me han salido los cuernos… ¿Será falta de calcio?
 
Recopilados de Kiko G. y Alejandro T. (No indico cuáles, para evitarles represalias.)
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viernes, 22 de noviembre de 2013

Con el mismo cuento 16 - Cuentos de boxeo

A las piñas: boxeadores en la lona

Jack London, Abelardo Castillo y Roberto Fontanarrosa

Los perdedores vencen por nocaut en los combates literarios. El fracaso y la fugacidad de la gloria atraen a los escritores de relatos sobre el boxeo, posiblemente, porque apuestan sobre seguro: ¿qué otro destino espera a los héroes sino la inexorable tragedia del final?
Los tres cuentos de boxeo reunidos acá tienen un tema común: un viejo boxeador enfrenta a una joven promesa.

·         Un buen bistec (A piece of steak), 1909, de Jack London.
·         Negro Ortega, 1966, de Abelardo Castillo.
·         Regreso al cuadrilátero, 1990, de Roberto Fontanarrosa.

 Tom King, en el ocaso de su carrera necesita imperiosamente llevar unos pesos a su familia para lo que debe ganar una pelea concertada con el joven Sandel. La descripción del combate es memorable y muestra el conocimiento que Jack London tenía de la materia. La tensión entre juventud y experiencia, entre vitalidad y economía domina el relato. Usando su astucia King logra incluso voltearlo en varias ocasiones, pero la sensación de que el combate es inútil, porque en última instancia es una pelea contra lo inevitable, empieza a rondar. Claro que un triunfo podría dar sentido a toda una…

Abelardo Castillo mezcla varias voces en su cuento: un boxeador retirado que recita pasajes bíblicos, un relator de radio que va comentado el combate y los pensamientos del propio Ortega, un veterano al  que le han propuesto una pelea arreglada con un joven púgil en ascenso. Durante la pelea Ortega decide hacer caso omiso al acuerdo y…
El cuento es excelente aunque se notan demasiado la influencia del relato anterior de Jack London y el lenguaje de “Torito”, 1954,  –otro cuento de temática similar– de Julio Cortázar.
Ya que estamos con “Torito” estoy tentado a decir que “Negro Ortega” lo vence con amplitud, al menos en mi opinión. Es notable la diferencia de verosimilitud que produce la lectura de los dos cuentos. Se ve enseguida que uno de los autores sabe de lo que habla y el otro toca de oídas.

Finalmente, la pelea entre el retirado Félix Durán Iguri y el joven Inolfo Carpincho Soroeta debió suspenderse. El Negro Fontanarrosa, fiel a su boxeo de siempre con las letras, lleva el relato al absurdo y lo termina como parodia en un registro humorístico delirante. Mezcla temas de actualidad con frases hechas, referencias a sucesos verdaderos y de los otros y termina produciendo un sainete muy divertido, si el lector presta su complicidad. Es que su humor requiere más que nunca compartir ciertos conocimientos y códigos que son difíciles (por no decir imposibles) de traducir.
De todos modos, la idea de tensar las relaciones y cuestiones en juego entre los protagonistas al extremo de llevarlos a cambiar los roles es una maravilla, no hay pelea ni nocaut pero hay un enfrentamiento con el fondo de las cosas muy interesante.

 
Un buen bistec
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/london/un_buen_bistec.htm
Negro Ortega
http://lolabits.es/kikerto/Literatura+variada/C/Castillo*2c+Abelardo+-+Cuentos+Completos,1942547.doc
Regreso al cuadrilátero
http://es.scribd.com/doc/41241630/Regreso-al-cuadrilatero
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martes, 19 de noviembre de 2013

Manuel Scorza - Redoble por Rancas (2)

Una mirada a Redoble por Rancas, de Manuel Scorza (última parte)
Por Fernando Terreno

Continuación...
Sus 34 capítulos no están ordenados cronológicamente. En los pares se cuenta la lucha de los ranqueños contra la Cerro Co., y en los impares la de los yanahuanquinos contra los grandes hacendados y su sistema feudal, el gamonalismo; dos luchas que son una misma lucha. El relato va y viene, a veces sobre los mismos puntos, lo que obliga al lector a un esfuerzo organizativo o a entregarse al ritmo que propone el autor.
Un par de escenas abren y cierran la novela dándole una perfecta circularidad: en el capítulo 2, Fortunato corre para avisar que viene la Guardia de Asalto a reprimir, y en el 32, se consuma la masacre.
En el capítulo 4 Bolívar pronuncia en Rancas su célebre arenga a las tropas antes de la batalla de Junín que, en 1824, significó el fin del imperio español y, hacia el final, el comandante a cargo de la represión de 1962, detiene su Jeep, mira hacia la llanura y delira con que es Bolívar, antes de ordenar el ataque a los campesinos.

El capítulo inicial es una muestra de la maestría de Scorza y puede considerarse una pieza separable de la novela. Una moneda perdida exacerba en los lugareños el miedo, la rebeldía y la sumisión, mientras que, en oposición, el poder, cuya encarnación más brutal y despótica es el juez Montenegro, se metaforiza en “el traje negro”. Para construir al personaje, lo asocia a un objeto, una forma de mostrarlo como una función en la milenaria disputa contra la injusticia.
En el cierre, un incierto relator vuelve a contar la fundacional victoria de Bolívar en Junín -fin de la colonización española y origen de la República del Perú-, en el mismo momento en que la masacre del ejército peruano consolida la victoria de los intereses del imperio norteamericano, inaugurando un nuevo período colonial. Mientras tanto, a medida que sus cadáveres llegan al cementerio, los muertos hablan entre sí y van reconstruyendo la historia de la masacre de Rancas, en un pasaje que recuerda a Juan Rulfo y su Pedro Páramo.
 

Su lectura, a más de cuarenta años de publicada, produce un verdadero deleite y permite miradas mucho más libres que cuando estaba aprisionada por la cercanía de lo contado. Si, a pesar de un anclaje tan fuerte con la realidad, ha superado la fiera venganza del tiempo es porque la fineza con que está narrada, el equilibrio entre épica y poesía, entre fantasía y realidad, entre humillación y nobleza la convierten en una obra maestra.
Más allá de la crónica de la realidad peruana, del intento de agitar conciencias o de ser la voz de los sin voz, la novela se impone y perdura por la música que emana del texto, por la cadencia de las palabras y por el acierto de mostrar desde las cosas sublimes hasta las brutales con una belleza formal que deslumbra. Scorza une, con rigor sin concesiones, realismo y fantasía poética. Pura literatura, nomás.
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jueves, 14 de noviembre de 2013

Manuel Scorza - Redoble por Rancas (1)

Una mirada a Redoble por Rancas, de Manuel Scorza (1ª parte)
Por Fernando Terreno

En 1970 Manuel Scorza publicó la novela Redoble por Rancas donde narra la lucha que llevaron adelante los campesinos de los Andes peruanos, entre 1950 y 1962, para recuperar sus tierras usurpadas por los grandes hacendados y la minera norteamericana Cerro Pasco Copper Corporation.

Años después, la prensa peruana difundió estas noticias:
·        Lima, 28 de julio de 1971. El presidente de la República del Perú, Gral. Juan Velazco Alvarado anunció el indulto y liberación de Héctor Chacón, de 57 años, condenado a 16 años de prisión, de los que lleva cumplidos once. La libertad se le otorga en coincidencia con el sesquicentenario de la Independencia, por considerarlo un “símbolo del sufrimiento de los comuneros del Perú”.
 
 
·         Rancas, 1975. El Gral. Francisco Morales Bermúdez, sucesor de Velazco Alvarado, acompañado por todo su Gabinete de Ministros, proclamó desde esta localidad la continuación del proceso de Reforma Agraria.
·         Yanahuanca, Junio de 1983. Alcira Benavides fue secuestrada en su hacienda por el grupo Sendero Luminoso y luego asesinada en la plaza pública.

Lo que convierte en extraordinarias a lo que serían tres informaciones comunes o habituales de los diarios es que sus protagonistas son los mismos que los de la novela. Tanto o más llamativo porque, esta vez, la ficción antecede a la realidad. La única diferencia es que en la novela Alcira Benavídes se llama Pepita Montenegro. El mismo autor advierte desde el prólogo: “Los protagonistas, los crímenes, la traición y la grandeza, casi tienen aquí sus nombres verdaderos”.
Redoble por Rancas forma parte de una serie de cinco novelas escritas entre 1970 y 1979. El quinteto, al que llamó La guerra silenciosa, se completa con Historia de Garabombo, el invisible, El jinete insomne, Cantar de Agapito Robles y La tumba del relámpago.

Cuando se publicó, en 1970, produjo un sacudón en las letras y la vida política peruana. Admitía una lectura política por la proximidad de los hechos denunciados y los sueños revolucionarios que se imponían en sus lectores. También podía ser considerada como un cierre o culminación de las novelas indigenistas. Otros la veían como una suerte de combinación de las nuevas formas narrativas de la novela latinoamericana, una mezcla de realismo mágico con Rayuela y una base de compromiso político.
Puede que haya algo de cada cosa, pero el estilo y las formas son absolutamente clásicas y recuerdan el tono épico de Cervantes, incluyendo un resumen como encabezamiento de cada capítulo, al igual que en el Quijote. La utilización de elementos mágicos y míticos está al servicio de la dimensión de los personajes y de dar un tono poético a las gestas, pero siempre con una correspondencia con la realidad o, a lo sumo, para lograr un tono paródico o grotesco que destaque alguna característica o situación. En este sentido está más cerca de Cervantes y de lo real maravilloso de Alejo Carpentier que de las fantasías estrafalarias y sobrenaturales del realismo mágico.
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martes, 12 de noviembre de 2013

Lo de siempre: Sexo - Humor



1  Condones engañosos
Es mentira que con los condones se tiene sexo seguro.
He comprado tres cajas en las últimas dos semanas y todavía no he podido concretar siquiera una vez.

2  Verdades
Los amantes se ayudan al desvestirse, antes de tener sexo. Sin embargo, después de consumado, cada uno se viste por su cuenta.
Conclusión: En la vida real nadie te ayuda después de haberte cogido.

3  Diferencias
-¿Cuál es la diferencia entre la esposa y la amante?
- 30 kilos.
-¿Cuál es la diferencia entre el esposo y el amante?
- 30 minutos.

Los cuentos son recopilaciones de K.G. y A.T. (No pongo cuáles, para evitarles represalias.)
La ilustración es de Erlich.
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jueves, 7 de noviembre de 2013

Con el mismo cuento 15 – Más covers de La Odisea

Denevi, Monterroso y Moravia
 Los cuentos seleccionados hoy también invierten la historia que nos contó Homero y dan otras versiones, tan poco fidedignas como la original.

Epílogo de Las Ilíadas (1966)
            Desde el alcázar del palacio lo vio llegar a Itaca de regreso de la guerra de Troya. Habían pasado treinta años desde su partida. Estaba irreconocible, pero ella lo reconoció.
-Tú -le dice a una muchacha-, siéntate en mi silla e hila en mi rueca. Y ustedes -añade dirigiéndose a los jóvenes-, finjan ser los pretendientes. Y cuando él cruce el lapídeo umbral y blandiendo sus armas quiera castigarlos, simulen caer al suelo entre gritos de dolor o escapen como del propio Ayax.
Y la provecta Penélope de cabellos blancos, oculta detrás de una columna, sonreía con desdentada sonrisa y se restregaba las manos sarmentosas.
Marco Denevi (Falsificaciones)

La tela de Penélope o quién engaña a quién (1969)
Hace muchos años vivía en Grecia un hombre llamado Ulises (quien a pesar de ser bastante sabio era muy astuto), casado con Penélope, mujer bella y singularmente dotada cuyo único defecto era su desmedida afición a tejer, costumbre gracias a la cual pudo pasar sola largas temporadas.
Dice la leyenda que en cada ocasión en que Ulises con su astucia observaba que a pesar de sus prohibiciones ella se disponía una vez más a iniciar uno de sus interminables tejidos, se le podía ver por las noches preparando a hurtadillas sus botas y una buena barca, hasta que sin decirle nada se iba a recorrer el mundo y a buscarse a sí mismo.
De esta manera ella conseguía mantenerlo alejado mientras coqueteaba con sus pretendientes, haciéndoles creer que tejía mientras Ulises viajaba y no que Ulises viajaba mientras ella tejía, como pudo haber imaginado Homero, que, como se sabe, a veces dormía y no se daba cuenta de nada.
Augusto Monterroso (La oveja negra y demás fábulas)


Como nobleza obliga, digamos que desde sus primeros lectores, la obra de Homero fue siendo reinterpretada y varios escritores han dejado constancia del asunto, entre ellos Alberto Moravia, en su novela El desprecio, de 1954, donde dice:

-En realidad, Ulises es un hombre que teme volver junto a su mujer… Su espíritu aventurero, tan famoso, en realidad es sólo un deseo inconsciente de enlentecer el viaje… Y los que se oponen al retorno de Ulises no son ya sólo Escila y Caribdis, Calipso y los feacios, Polifemo, Circe y los dioses. No; es el propio subconsciente de Ulises el que poco a poco va ofreciendo al propio Ulises buenos pretextos para estar aquí un año, allí dos, etcétera. (pág. 142 – Ed. Plaza y Janés)
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domingo, 3 de noviembre de 2013

Con el mismo cuento 14 - Covers de la Odisea


Julio Torri, Marco Denevi y Franz Kafka
Hoy traigo dos cuentos cortos inspirados en un canto de la Odisea. Si bien el parecido es notable, hay que tener en cuenta que la micro ficción se presta a estas similitudes a causa de su limitada extensión.

 

A Circe (1917)
           ¡Circe, diosa venerable! He seguido puntualmente tus avisos. Mas no me hice amarrar al mástil cuando divisamos la isla de las sirenas, porque iba resuelto a perderme. En medio del mar silencioso estaba la pradera fatal. Parecía un cargamento de violetas errante por las aguas.
           ¡Circe, noble diosa de los hermosos cabellos! Mi destino es cruel. Como iba resuelto a perderme, las sirenas no cantaron para mí.
Julio Torri

 


Silencio de sirenas (1966)
Cuando las Sirenas vieron pasar el barco de Ulises y advirtieron que aquellos hombres se habían tapado las orejas para no oírlas cantar (¡a ellas, las mujeres más hermosas y seductoras!) sonrieron desdeñosamente y se dijeron: ¿Qué clase de hombres son éstos que se resisten voluntariamente a las Sirenas? Permanecieron, pues, calladas, y los dejaron ir en medio de un silencio que era el peor de los insultos.
Marco Denevi (Falsificaciones)

 
 

Otro autor que dijo que las sirenas pudieron no haber cantado es un tal Franz Kafka:
El silencio de las sirenas (1917)
             Para protegerse del canto de las sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de la nave.
...
             Sin embargo, las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio. No sucedió en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque nunca de su silencio. Ningún sentimiento terreno puede equipararse a la vanidad de haberlas vencido mediante las propias fuerzas.
          En efecto, las terribles y seductoras no cantaron cuando pasó Ulises: tal vez porque creyeron que a aquel enemigo sólo podía herirlo el silencio, tal vez porque el espectáculo de la felicidad en el rostro de Ulises, quien sólo pensaba en ceras y cadenas, les hizo olvidar toda canción.
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La ilustración de arriba es de Mark Parisi. Desconozco al autor de la de abajo.
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