martes, 18 de noviembre de 2014

Víctor Hurtado Oviedo - Otra disquisición y van...


Todas las semanas Víctor Hurtado, uno de los editores de La Nación de Costa Rica, nos regala desde las páginas de Áncora – el Suplemento Cultural que dirige desde 1997- una de sus preciosas Otras disquisiciones.
El tipo les da un trabajo extremo a los editores del diccionario de la RAE puesto que usa todas las acepciones de disquisición habidas y por haber. Acomete con obstinado ( y destinado) rigor la tarea de divagar, de hacer digresiones -es decir romper el hilo del discurso- para luego ponerse a zurcir los retazos y relacionarlos del modo más sorpresivo.
Con su autorización he elegido esta para los lectores de La Pulpera:

 
La vanidad y la ciencia

El vanidoso descubrió que él es el hombre de su vida, de modo que practica la endogamia con él mismo. A veces, el soberbio es ateo porque detesta la competencia. Soberbios son quienes tienen la vanidad que nos corresponde. Claro está, otros dirán que hay tanta vanidad que alcanza para todos; pero esto solamente lo dicen los humildes por falta de experiencia.
En los vanidosos, lo más auténtico es la falsa modestia. La falsa modestia es la serie de cañonazos silenciosos que lanzamos para hacer notar que aquí estamos porque hay gente tan distraía que pierde el tiempo consigo misma.

De todos modos, a veces, el amor propio es una muestra de mal gusto. Para observarse bien hace falta salir de sí mismo, pero, en ciertos casos, algunos no querrán volver. Buen observador de los otros, el prosista español Ramón Gómez de la Serna decía que, si algunos se conocieran bien a sí mismos, terminarían por retirarse el saludo.
Al fin, más que vanidoso, conviene ser persona interesante. Persona interesante es la que no es interesante para ella, sino para los demás. Esto acarrea consecuencias prácticas muy útiles; por ejemplo, la mejor forma de disimular una mancha en la camisa es mantener una conversación interesante: cubre más que una corbata. Esta es la gente que ha encontrado el modo de ser guapa por teléfono –si acaso hay gente guapa, obviamente–.

Aunque parezcan primos hermanos, la vanidad no siempre equivale al egoísmo; y el egoísmo no nos lleva siempre a la ansiedad de perpetuarnos, de ser recordados.
Es natural el deseo de ser reconocidos por nuestros pares (se excluye al soberbio pues es sin par). En 1906 lo había notado el filósofo alemán marxista Karl Kautsky en su libro Ética y concepción materialista de la historia (cap. IV), tal vez el primer libro que une la ética natural insinuada por Darwin con las investigaciones actuales de la neurociencia que confirman la condición instintiva de la solidaridad humana, al menos dentro de la familia. Hoy olvidado, aquel es irónicamente libro y eslabón perdido.

El deseo de ser reconocido no es igual a las ansiedades de los vanidosos, quienes solamente caminan de vuelta, pero el reconocimiento social es vía de dos sentidos. Hoy se han confirmado tres modos de perpetuarnos: el genético (mediante los hijos), el cultural (las obras que dejamos: libros, canciones, jardines...) y el social (nuestro recuerdo en los demás).
Mañana habrá otras formas de quedar vivos en la muerte. En su reciente libro El futuro de la mente, el físico nipoestadounidense Michio Kaku sostiene que podrán extraerse recuerdos de las personas y colocárselos en un soporte externo (un disco o lo que fuere), de modo que otras personas podrán introducírselos en el cerebro. ¿Es todo ello solo ciencia-ficción? Hoy, sin duda lo es, pero la ciencia comienza siendo la ficción de ciertos audaces.
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viernes, 7 de noviembre de 2014

Con el mismo cuento 28 - Borges y Arlt - El delator


Más de cuarenta años después de la publicación de El juguete rabioso y de veintiocho de la muerte  de Roberto Arlt, Jorge L. Borges publicó El indigno, una indudable reescritura del capítulo final de aquel libro. Ya hemos visto que don Jorge fue reincidente en este tipo de procedimientos pero en esta ocasión, por vez primera, deja dos pistas sobre su accionar: nombra a Arlt en el prólogo (hablando del uso del lunfardo y sin decir nada del “préstamo”) y llama Alt a un personaje menor de su relato.
El tema que los engloba es la traición/delación a la policía por parte de un recién iniciado en el delito que duda sobre su lugar de pertenencia.
 
 
En su cuento Borges intenta usar el lunfardo:
Andá con cuidado. Vos sabés lo que les espera a los batintines.
Los funcionarios de policía gozan con el lunfardo, como los chicos de cuarto grado.
El resultado, como pueden ver, es patético. Usa “batintines” como una de las derivaciones de batidor (del verbo batir). Batidor, batilana, Batista, Batistín, buche, buchón, bate mugre, etc. , hay más de diez variantes, pero no he visto nunca, ni siquiera en tangos de la época, la palabra que usa el “maestro”. Incluso está la forma vésrica de batidor: Ortiba, escrita a veces como ortiva, ortivar. Sintetizando, una vez más el “maestro” toca de oído o nos hace sospechar que además de ciego era sordo o tenía un toscano en la oreja, como decía Piazzola. Por lo menos para el lunfardo podemos decir: Georgie, te creés un farabute y sos un paparulo.

El vínculo entre los dos cuentos se lo debo al escritor Fernando Sorrentino, que lo desarrolla con rigor y detalle en su artículo: Borges y Arlt: las paralelas que se tocan.


El indigno – Uno de los cuentos de El informe de Brodie (1970) de Jorge L.Borges.
Judas Iscariote – Cuarto y último capítulo de El juguete rabioso (1926) de Roberto Arlt (1900-1942).

El indigno se puede leer acá:
El juguete rabioso se puede leer acá. No es necesario leer toda la novela, el episodio de la traición de Silvio Astier está en las últimas diez páginas.
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martes, 4 de noviembre de 2014

Chistes preparatorios - Humor

Los cuentos de hoy van como un aperitivo para la próxima entrada que tocará el tema de la deslealtad y la delación en dos obras de un par de grandes escritores argentinos.


1 Modess (Care free, Siempre libre)
Después de 30 años, la UCR ganó las elecciones de1963 (algo amañadas ya que el peronismo estaba proscripto, pero al fin había cortado su racha.)
El Doctor Arturo Illía asumió la Presidencia y al poco tiempo su gobierno empezó a recibir los reclamos de la mayoría soslayada y fue abandonado por los propios grupos económicos y militares que lo habían encumbrado.
El humor popular lo bautizó: Modess, marca de una de las primeras toallas higiénicas femeninas (lo que hoy serían las Siempre libre o las Care free), porque –decían–, “estaba en el mejor lugar pero en el peor momento.”

2 Día de la lealtad
Poco antes del último 17 de octubre asistí a una charla de Osvaldo Papaleo sobre la situación política y las perspectivas de los diferentes precandidatos para las elecciones del 2015. Con mucho humor y sinceridad comentó que el Día de la Lealtad se refería exclusivamente a la lealtad popular. “Como ustedes saben –agregó– en nuestro partido una traición no se le niega a nadie.
 
 
3 ¿Cómo se llama la película?
Primer Acto: Un toro está en su box de la Exposición Rural algo triste.
Segundo Acto: Un mes después sigue el toro allí, más triste aún.
Tercer Acto: Dos meses y todo sigue igual. Se arrima un peón y le alcanza una carta. El toro la lee y se pone a llorar desconsolado.
        ¿Cómo se llama la película?
        La carta delatora (léase: de-la-tora).
 
 
El cuadro de abajo es una parodia de American Gothic de Grant Wood. Desconozco al autor.
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