
Lleva más de 400 emisiones y una de las pocas reglas que tiene consiste en que no se repiten autores.
El programa tiene un blog, http://www.losparrafistas.blogspot.com/, donde se puede acceder al listado de los autores ya leídos y a comentarios de los oyentes, que forman una “cofradía de irracionales”, al decir de uno de ellos, Quique Figueroa, de Trelew.
Precisamente, a la adicción al programa de sus memoriosos seguidores y al listado de autores leídos hace referencia el cuento que sigue, que publiqué allí en abril de 2008.
-¡Me falló la cabeza...-le dijo mientras se metía en la cama-.
-A cualquiera le pasa. ¿Qué leyó?
-...lo comentaron la semana pasada! En la tele, en ese...
-Dormí, dormí, mañana hablamos -balbuceó su mujer-.
Pero la rutina diaria, o quizás lo incómodo del asunto, postergó un par de días el abordaje del tema. Ya le había dicho en otras ocasiones que era un obsesivo, que el programa ése lo trastornaba, que parecía un adicto.
Ella también participaba, a su modo. Lo disfrutaba ocasionalmente, en diferido. Hacían un replay mañanero y se divertían comentándolo, repasando los libros leídos, y sobre todo, los autores y los ganadores.
Otorgaban rasgos, más o menos ficticios, a los oyentes, de acuerdo con las palabras que les habían escuchado: “Tiene una voz muy seductora”; “Para mí, es un misógino.”; “Otra vez ese petulante.”; “No me gusta, porque se hace la mosquita muerta, pero...”; “Idealista, ¿qué se yo? Así me lo imagino.” En ocasiones, se preguntaban si habría algún parecido entre esos imaginarios y las reales personalidades de sus compañeros oyentes.
Un día, la esposa fue directo al grano:
-Si tanto te preocupa, hoy mismo te saco un turno.
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-No es para preocuparse, les dijo el gerontólogo. Afecta más a la memoria reciente, pero está bastante estudiado por Fulano en su libro Tal y podemos hacer cosas para demorar su evolución por muuucho tiempo. Es bastante simple, son ejercicios. Recién más adelante veremos si necesita medicación.
Ambos sonrieron aliviados. Ella lo había acompañado por solidaria y por su poder de síntesis. En dos minutos resumió perfectamente la aparición del síntoma y hasta explicó al médico el mecanismo del programa. Él estaba medio ido hasta que de repente sacó papel y lápiz.
-Por favor doctor, repítame el nombre del autor, que lo voy a anotar.
-Fulano.
-Y el libro, ¿cómo dijo que se llamaba?
-Tal. ¿Para qué hace eso? -inquirió el médico-.
-Es que todavía no fue leído en el Parrafus Interruptus.
Fernando Terreno 16 de Abril de 2008
Dedicado a todos los adictos que hacen y escuchan el Párrafus.