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1- Recorto y pegoVarios autores están de acuerdo en que “Recortar y pegar son experiencias fundamentales del papel, de las cuales lectura y escritura no son más que formas derivadas, transitorias y efímeras”.
El mismo Freud, en su
Interpretación de los sueños, menciona de su infancia: “...recuerdo la felicidad infinita con la que arrancamos las hojas de ese libro, hoja por hoja, (como si se tratara de un alcaucil)...” y lo relaciona con su posterior afición a los libros.
En un comienzo recortamos imágenes o pedazos de diarios y revistas. Luego, con el pulso más fino, figuras, vestidos y dibujos para superponer y pegar. Más adelante, recortamos poesías, artículos periodísticos y empezamos a juntar nuestros trozos escogidos.
Muchos encuentran al hojear libros viejos, algún recorte guardado entre sus páginas.
En el recorte (o en el resaltado) de los textos están las partes que vamos tomando y de las que nos apropiamos para ir construyendo el edificio de nuestras realidades o fantasías. Atahualpa Yupanqui lo dice muy lindo: “...con las leñitas que voy quemando / se va entibiando mi corazón...”
Hay también en esa apropiación algo de desviación, de robo, de “pirateo”, incluso de deformación, para bien o para mal, de lo que los autores dicen. Una manera de reparar en parte el asunto consiste en citar las fuentes utilizadas.
De todos modos, como todo escritor es en esencia un fabulador, podemos ser indulgentes con nosotros mismos y no preocuparnos demasiado.
Lo importante, me parece, es que hay en el “recorto y pego” un gran trabajo intelectual que incluye: me reconozco, te reconozco, te leí con atención y sigo desparramando palabras, ideas y sentires.
2- Copio y pego (copy/paste o fwd)Ahora que la información circula por la red y los
bytes requieren de un procesador para aparecer ante nosotros, esta es la continuación natural del trabajo anterior. Dado que no hay tijeras para “cortar” el monitor de la computadora, esta función es tan valiosa como el recorte.
El “copio y pego” es el equivalente informático del viejo “recorto y pego” , pero con algunas diferencias.
La principal es que la modalidad se practica en dos variantes, el copio y pego
intelecto-digital, y el copio y pego
puramente digital.
Para el copio y pego
intelecto-digital valen los mismos comentarios del párrafo anterior, ya que es un trabajo que incluye un proceso previo de selección y lectura.
El copio y pego
puramente digital, por el contrario, es una actividad al voleo que consiste en desparramar y reproducir por donde se pueda, blogs, correos, etc., cualquier artículo o presentación de audio o video, que pase cerca, si es en colores mejor.
Por si no estuvo claro, me refiero a aquellos bienaventurados, que sin selección anterior de ningún tipo, nos reenvían o reproducen todo tipo de artículos (y presentaciones) ya existentes en la red. Lo peor es que no les cuesta nada hacerlo, porque requiere unos pocos impulsos de sus dedos, a los que sería mejor que los colocaran en otra parte. Usan muy poco de su tiempo para hacernos gastar mucho del nuestro.
Para ellos, mi más profundo deseo de que les caigan las siete plagas de Egipto y los alcancen la maldición y el castigo eternos.
3- Despego y pegoNuestros hijos están utilizando una nueva variante del viejo recorto y pego: el despego y pego.
Ya no es necesario tomarse el trabajo de recortar, ahora les compramos unas hojitas o cuadernos con
stickers. Nos salvamos de la molestia de enseñar el uso de la tijera y calmamos nuestra ansiedad “adelantando” etapas y pensando que tenemos un genio de dos años en la familia, que hace “esto que nosotros hacíamos a los cuatro o cinco”, sin ensuciarnos con restos de plasticola.
No adhiero al todo tiempo pasado fue mejor, pero estoy cansado de ver dibujitos de animé japonés pegados por todos lados. ¿No podrían recortar una vaca, una foto de las cataratas o aunque sea una del pibe de Huracán que hizo ese golazo ayer, para recordarnos que vivimos acá?. Eso no es nada, lo preocupante es el hecho de que junto con tanta comodidad,
estemos siendo recortados por otros y que así vamos a terminar todos despegados.
El párrafo 1 tiene recortes honorablemente robados a:
Michelle Petit,
Lecturas: del espacio íntimo al espacio público, 2000, México, Fondo de Cultura Económica.
Gracias a Diana Tarnofsky, que me la hizo conocer.