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“Asado en Mendiolaza” – Marcos LópezFaltando totalmente a mi palabra y encima agregando argumentos concretos a toda esa caterva que dice que los cordobeses somos falsos y fallutos, he decidido reincidir en la publicación de unas gotas de humor referidas a Semana Santa.
La foto, obra del santafesino Marcos López, titulada
“Asado en Mendiolaza”, es imperdible y tentadora. Mendiolaza es una localidad próxima ( 22 km) a la ciudad de Córdoba, en los comienzos de las sierras, a 3 km de Villa Allende (pronunciesé Vía Aende).
Es una
Última cena versión cordobesa, donde podrán apreciar, aguzando el ojo, diversos elementos del folklore y la mitología de la “docta”: vino en tetra brick y en damajuana, sochoris y negritas, una cabeza de chancho, un vacío espectacular y El Maestro atacando un chivito completo al asador (no se preocupen los ortodoxos, la carne es kosher). Dos apóstoles lucen las camisetas de los clubes Belgrano y Talleres y un tercero, la de la Selección Nacional.
En resumen la obra es tan buena, que la pongo a pesar del origen del autor. Que la disfruten y se rasquen la cabeza tratando de ubicar a Judas entre los comensales.
Marcos López, fotógrafo, “Asado en Mendiolaza” –color/2001–100 x 280 cm. Hacer clic en la foto para verla ampliada.
6 De yapa
El salmo 59Un sacerdote cordobés lleva en su auto a una hermosa monja que estaba haciendo “dedo” (auto-stop). Le ha prometido dejarla en el Convento de las Hermanas de Rosario (Sta. Fe) que le queda de paso.
Atraído por la belleza de su compañera de viaje le toca una pierna y le acaricia la rodilla haciéndose el distraído, y ella lo recrimina sin mucha convicción:
-Padre, por favor…, -dando un tono insinuante a sus palabras.
Las simpatías del Padre van en aumento y al rato insiste, por lo que ella le reprocha:
-Padre, que Dios todo lo ve…
-Y perdona, -replica él con astucia y ambos se ríen con la ocurrencia.
El clima entre los dos va creciendo, entre toques, insinuaciones y remilgos de la hermana, que a cada nuevo avance le dice al cura:
-Padre, las Escrituras, el Salmo 59.
Esto lo hace titubear, duda, retrocede y vuelve a avanzar; mientras los kilómetros pasan y Rosario está cada vez más cerca...
-¡Ay! Padre, el salmo 59… (jadeos) ¡Padre, el salmo 59…!
Hasta que llegan al convento y no queda otra que separarse, con cierto desconsuelo y una sensación de vacío entre ambos.
Sigue su viaje a toda velocidad, entre perturbado e intrigado, a las 2 cuadras frena enérgico, saca la Biblia de la guantera, va derecho al salmo 59 y lee:
“Persevera y alcanzarás la Gloria.”.