La
gruta,
(1958), obra de teatro de Jean Anouilh (1910-1987)
La obra maestra de Anouilh perdida, 1977, cuento de Marco Denevi (1922-1998)
Confieso
que buscar relaciones de obras del gran Marco Denevi con la de otros autores es
como ir de cacería a un zoológico: él mismo ha explicado hasta el cansancio que
descree del tema de la originalidad en el arte. Y muchas de esas versiones,
retoques y otros procedimientos están concentrados en sus Falsificaciones y en Reunión
de desaparecidos, editado, casualmente, en 1977.
La
gruta,
se estrenó en París en 1961 con Lila Kedrova en el papel de la cocinera cuyo
asesinato se relata en el comienzo de la obra, y que el autor -incluido entre
los personajes- declara que no ha terminado de escribir. La acción va avanzando
entre la comedia y la tragedia mientras la trama se completa yendo del policial
a la reflexión filosófica o a la crítica social. Me permito reiterarles el
final ya que el autor se ha adelantado: la mujer muere acuchillada.
Se
desarrolla en una mansión de dos niveles, el superior, habitado por los
aristócratas y el inferior por la servidumbre y otros trabajadores del servicio.
La
idea de que los personajes se “rebelen” a los autores ya había sido usado entre
otros por Unamuno y por Pirandello y es posible que esa haya sido la causa de
su dispar recibimiento por el público y la
crítica. De hecho es una de sus obras menos conocidas.
En
La
obra maestra de Anouilh perdida el procedimiento de versionar se
duplica por lo que el placer es doble: por un lado hay un escritor novato,
Marcos (alter ego de Denevi), que empieza a recordar la obra a partir de una
nota sobre el estreno de la pieza que leyó en una revista. Por el otro, el
periodista Meléndez, narrador descreído y a quien no le gusta Anouilh, consigue la obra, la compara y termina invalidando lo escrito por el muchacho.
Pero
el joven insiste con tenacidad y su texto empieza a fluir como si en él hubiera
encarnado la propia voz de Anouilh y a la vez ser tan bueno como el original. El
cierre completa la parodia: no queda otra que atribuirla al maestro francés como una obra perdida con
esta humorada exquisita de Marcos:
Ese
diálogo, ¿lo leí en el magazine? ¿Lo inventé yo? ¿Nunca lo sabré?
El
único que podría sacarme de esta duda es Jean Anouilh. Pero Anouilh es para mí
como una estrella inalcanzable.
Por
más que Meléndez diga que no, se trata de una obra maestra, y entonces ¿para
qué seguir dudando? Tiene que ser efectivamente, de Anouilh. Yo no soy capaz de
escribir nada que valga la pena.
Denevi,
Marco, Reunión de desaparecidos (1977), Buenos Aires, Macondo Ediciones.
Ambos
libros se consiguen usados a muy buen precio. Recomiendo especialmente el de
Denevi, porque incluye otros once
cuentos, casi todos mejores que este, lo que no es poco decir.
Si
alguien quiere ahondar en este “procedimiento” habitual de versionar cuentos de
otros autores, sugiero la lectura de este minucioso trabajo de Rosa Pellicer: La narrativa de Marco Denevi:
de la versión a la falsificación. Se van a llevar varias sorpresas con
Rosaura a las diez y otras más.
https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/36/11/15pellicer.pdf
.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario