Jaroslav Hašek, Ford Madox Ford
El buen soldado Švejk (Antes de la guerra; En cautiverio), 1912,
1917, Jaroslav Hašek.
Ha inspirado una legión de continuadores: ¿recuerdan MASH, la película
sobre la guerra de Vietnam; Mr. Bean; la serie Fawlty Towers; nuestro Carlitos
Balá y Canuto Cañete? La lista sería interminable.
Hay un episodio en que queda a cargo del polvorín, con las
consecuencias que ustedes pueden imaginar, hasta que termina destinado a la
sección aeroplanos: tres zepelines, 18 globos y 5 aviones.
Durante una misión, a 826 m de
altura, el motor deja de funcionar: “-A sus órdenes oficial. Le informo que nos
hemos quedado sin gasolina… olvidé llenar el depósito. … Le informo que caemos
hacia el Danubio… pero que hoy hemos
batido un record de altura.”
En 1927, unos amigos alemanes hicieron una versión teatral de La
aventuras del buen soldado Švejk ; la adaptación estuvo a cargo de
Bertolt Brecht.
El buen soldado:
historia de una pasión, 1915, Ford Madox
Ford.
Transcurre antes de la Primera Guerra Mundial y a
través de la amistad entre dos parejas, una norteamericana y otra inglesa, va pintando la decadencia de una sociedad que, en poco tiempo, desembocaría en
los años locos.
Un narrador único, John Dowell, cuenta la historia.
Es, a la vez, uno de los protagonistas y su punto de vista poco confiable crea
un clima muy desapacible. Con este artificio, considerado novedoso en su
ocasión, el autor consigue involucrar al
lector en un rol particularmente activo.
Mientras analiza en detalle el matrimonio como
institución en la Inglaterra de finales del siglo XIX, los casamientos arreglados,
las infidelidades, el ocultar y desconocer los propios sentimientos, va dando muestras del inevitable derrumbe del Imperio. En paralelo describe un
triángulo que no me atrevo a llamar amoroso, donde el cuarto en discordia, el
cónyuge engañado y último en enterarse, es el mismo narrador.
Las
dos obras tienen estilos y temáticas completamente distintas: una es una sátira
humorística y la otra una novela pulida hasta ser casi trágica. A pesar de eso
hay muchos puntos en común empezando por la calidad, que hace muy agradable
ambas lecturas, y siguiendo por el indudable clima de anticipo de un mundo que
se despedaza ante la guerra inminente.
Jaroslav Hašek, (Checoeslovaquia, 1883 – 1923), escritor en lengua
checa, sirvió en el ejército austrohúngaro hasta 1915 cuando se pasó a las
filas de los revolucionarios rusos. Regresó a Praga en 1921 después de ocupar
cargos importantes en el Ejército Rojo. Con sus experiencias previas a la Primera
Guerra Mundial creó, hacia 1912, un personaje de humor satírico, el soldado Švejk, que se convirtió en ícono del antimilitarismo.
Las aventuras de Švejk
fueron apareciendo en panfletos, cuentos y folletines y confluyeron en unas
novelas que no alcanzó a terminar cuando regresó de Rusia, pues murió poco
después.
Ford Madox Ford, (Surrey, Inglaterra, 1873 -
Francia, 1939), editor y novelista con una obra vasta entre las que se destacan
El buen soldado (1915) y la
tetralogía El final del desfile (1924-1928).
De padre alemán y madre inglesa, miembros de la
aristocracia y la elite intelectual, borró el apellido de su padre por el de su
abuelo inglés para evitar los sentimientos anti alemanes en boga en la
Inglaterra posterior a la Primera Guerra. El asunto lo afectó hasta el punto de
abandonar su país en 1919 para radicarse en Francia.
Cuando empezó a escribir El buen soldado tenía 40
años y había elegido otro nombre para su novela: La historia más triste. El título final fue sugerido por su editor.
El buen soldado Švejk antes de la guerra,
Jaroslav Hašek, Prólogo de Albert Lladó, La fuga ediciones,
Barcelona, 2016
El buen soldado: historia de
una pasión, Ford Madox Ford, prólogo de J.M.Coetzee, El hilo de Ariadna, Buenos
Aires, 2015.
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