Sueños
y deseos, el sentido de la vida.
Ad Astra,1964, cuento de Haroldo Conti, (1925-1976).
El acompañamiento, 1981, obra de teatro de Carlos Gorostiza (1920-2016)
El amateur, 1997, obra de teatro de M. Dayub, (1960).
El tema central compartido es el intento de concretar
los deseos como modo de superar las dificultades y cambiar la realidad por
otra, soñada, que la trascienda.
El gran mérito de El
amateur es haber sintetizado con eficacia y en un lenguaje simple y llano,
fácil de entender por los espectadores, una serie de mitos e ideas que definen
al ser humano en general y al argentino en particular.
Artistas vs
realistas (Sensibles de Flores vs Refutadores de Leyendas, según Dolina)
El mito de Ícaro-Dédalo.
El volar como salvación/liberación/rebelión
Los gustos
hay que dárselos en vida
La amistad masculina,
cada uno con sus sueños frustrados a cuestas.
¿Conseguir
un récord que lo “salve” (el golpe de suerte) o la lucha es contra uno mismo?
Todo se
consigue si ponemos el empeño necesario.
De las
encerronas se sale por arriba
Ad Astra es uno de los cuentos de Todos los veranos. El protagonista es un inventor pueblerino que trata de hacer un dispositivo para volar como los pájaros. Después de un primer fracaso, lo mejora y tiene éxito, pero los testigos no son confiables: dos niños, un loco, un viajante desaparecido y un médico borracho. Todo se dirime en una polémica en el diario local, en realidad otra muestra de la grieta que separa a los que están a favor y en contra del proyecto. Las fuerzas “razonables” del pueblo logran que, para homologarla, la hazaña se repita en la Fiesta de Unione e Benevolenza. La prueba fracasa, Basilio cae sobre el techo de un hotel pero haber hecho el intento lo hace sentir vivo.
El acompañamiento, representada en el primer Teatro Abierto, tiene dos personajes, Tuco y
Sebastián. Tuco, obrero próximo a jubilarse decide largar todo y cumplir con
una “asignatura pendiente”: ser un reconocido cantor de tangos, vocación que
abandonó para ser un engranaje más en la vorágine cotidiana. Para eso se
encierra en el altillo de su casa, aislado de su familia. Pasa todos los días vocalizando, repasando tangos (¡Viejo
smocking!) y esperando el acompañamiento; un par de guitarristas que un compañero
de laburo, como broma, le ha prometido enviarle asegurándole un triunfo en la
televisión.
A rescatarlo, la familia envía a su amigo Sebastián,
dueño del boliche y como tal, “emprendedor independiente”.
El diálogo entre los personajes antagónicos, uno
soñador hasta el delirio y el otro aferrado a las cosas cotidianas, no consigue
revocar la decisión ni devolver a Tuco a la “normalidad”, sino, hace reflexionar
a Sebastián sobre el verdadero valor de los sueños, de que la vida consiste en
eso: en la absurda alegría de tratar de concretarlos.
En El amateur hay también dos
personajes, Lopecito y Pájaro, dos marginales con el peso de sus vidas y frustraciones
a cuestas: Lopecito con la de ser bailarín profesional de tango y Pájaro con
batir un récord mundial de permanencia en bicicleta. Con Lopecito como
entrenador y Pájaro pedaleando, intentan la hazaña. Mientras pasan las horas los
diálogos repasan aquellos mitos e ideas que son la base de nuestra identidad.
El sueño está a punto de cumplirse, un relator deportivo va describiendo el
triunfo. Lopecito recibe al Pájaro exánime en la meta y este sale volando.
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