Los autores “escriben” la obra durante la representación y participan en ella.
Lo sutil del desamor, 2021, obra de teatro de Anahí Ribeiro, (1974).
En la casa (Dans la maison), 2012, película de François Ozon*, (1967).
El murciélago (Il pipistrello), 1920, cuento de Luiggi Pirandello, (1867-1936)
La
gruta,
(1958), obra de teatro de Jean Anouilh
(1910-1987)
*Adaptación
libre de la novela El chico de la última
fila, de Juan Mayorga.
Empezaré por lo que debería ser el final: todo este artículo tiene por objeto recomendar calurosamente que vean Lo sutil del desamor que se está dando por el canal de youtube del Teatro Nacional Cervantes. Clic en este enlace: https://m.youtube.com/watch?v=vGWOGJ19iI8
Las piezas de hoy muestran, con claridad, que se puede
tener una temática común y, a la vez, mantener la singularidad que hace únicas a las obras
de arte. Que los temas pueden abordarse siempre con aires nuevos y con “otra
vuelta de tuerca”.
En todos estos casos los autores participan en las
obras, metidos entre los actores, tratando de encontrar y mostrar –cada quien a
su modo– la verdad ambigua y oculta de los textos y los personajes.
Todo comenzó como una disputa entre el teatro
convencional y el de ruptura que Pirandello encabezaba. Otra forma de la
discusión entre “realidad” y “ficción”. Pero las personas nos morimos y los
personajes no. Para escapar al imprevisible camino de la vida convirtamos al
escenario en la vida real. Ese paso se da, maravilloso, por parte de autores,
actores, y demás involucrados en el proceso creador de estas ficciones.
En Lo sutil del
desamor una pareja intenta escribir juntos, a 4 manos, una última obra de
amor. La interacción entre ambos y con los personajes va tejiendo y destejiendo
esperanzas y recuerdos, mostrando lo imposible y el dolor de las rupturas
amorosas. Los espectadores disfrutamos los pasos de comedia/tragedia como
naturales. Sobresale nítidamente una economía general que la dirección de Paula
Marull aplica desde el texto a las actuaciones, pasando por la escenografía,
luces, música, etc. y hace que todo funcione a la perfección. A punto tal que,
por momentos, tuve la impresión de que se podía seguir recortando y
economizando hasta que quedaran sólo tres o cuatro cosas y, aún así, la seguiríamos
apreciando.
En En la casa, un
profesor de literatura alienta a un alumno de secundario a escribir. Empieza
hablando sobre su mejor amigo y deriva en una especie de folletín semanal sobre
lo que va encontrando en la casa de éste. El juego se pone perverso cuando la
escritura aborda al matrimonio de los padres de su amigo y al del profesor. El
film sigue, contemplando las distintas variantes que la escritura va
proponiendo; distintas salidas a situaciones donde es imposible distinguir
entre si se trata de hechos reales o ficción imaginada por el novel escritor.
Hay preciosas referencias a otros autores y otras películas que completan el
juego de la “realidad” de la creación artística.
El murciélago es un cuento corto que Pirandello escribió poco antes
de Seis personajes en busca de autor,
y contiene el germen de esta y el tema que obsesionaba al autor: realidad vs ficción.
Faustino Perres, autor en vísperas de un estreno que
imaginaba un éxito, ve derrumbarse todo porque en los ensayos aparece un
murciélago desde el techo del teatro y la actriz, llena de miedo, se niega a
salir a escena. La convencen, comienza la función, pero el bicho reaparece y la
chica se desmaya. El público aplaude a rabiar tanto realismo, al punto que el
empresario y ella quieren que el autor incluya al murciélago en la obra para
las próximas funciones. Convencido de que el público aplaudía la realidad no su
obra, el escritor se niega.
De La gruta
ya hemos hablado en Con el mismo cuento 62.
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