Los retratos que estas líneas acompañan son obra de Lorenzo Lolo Amengual y han sido hechos especialmente, lo que es un orgullo para La Pulpera. El de Tycho hace referencia a su amistad con el trago que lo ponía medio nebuloso pero no le impidió ver una de las últimas nebulosas aparecidas por nuestro vecindario sideral.
Vichar cosas secretas o desconocidas tiene un sabor
especial (aunque en ese momento dejen de serlo). Ayuda a pensar cuándo nos
hicimos mirones y qué tipo de mirones terminamos siendo. ¿Qué cosas nos da
miedo mirar y cuáles nos proporcionan ese anhelado placer de saber... vaya a
saber qué?
Dejando temas personales para otras entradas, me da miedo
mirar el fondo negro del espacio, ese que aparece en las fotos que saca el
telescopio Hubble. Su temperatura es de 269
ºC bajo cero, es decir lo separan sólo 4º del cero absoluto. Así terminará todo
cuando se apague el último sol (tranquiliza saber que no alcanzaré a
presenciarlo).
Y me da gran placer leer una página bien escrita y observar que los
modelos físicos que otros han hecho, funcionan. Mis héroes son los que miraron
el cielo y sacaron sus propias conclusiones, los astrónomos de todos los
tiempos y, en especial, aquellos que, con coraje sin igual, sostuvieron ideas
sobre lo que veían más allá de lo que les decían que “debían” observar.
Copérnico, Aristarco, Tolomeo y todos sus antecesores, que llegaron a la
teoría heliocéntrica viendo el cielo a ojo desnudo me dejan mudos de
admiración. Algo debe haber habido en la Universidad de Bolonia (donde se formó
Copérnico) para que tantas maravillas convergieran y salieran de allí.
De los que usaron instrumentos para sus observaciones tomaré como
ejemplos a Galileo, Tycho Brahe y Cassini, que hallaron lo que hallaron mirando
en instalaciones y aparatos que tuve la suerte de conocer. Su sencillez es
aterradora frente a los resultados que obtuvieron. Y las alegrías que deben
haber tenido no fueron menores que las penurias causadas por el sostenimiento
de sus ideas.
Y un párrafo aparte para todos los astrónomos aficionados que mirando
desde lugares tan insólitos como palomares o terrazas, con los instrumentos que
tenían a mano encontraron desde la duración de los días en Marte hasta cometas
y mediciones del tiempo para poner a punto relojes y novedades de los
almanaques.
Según Amengual deben titularse:
Tycho descubre la nebulosa de la
cerveza
San Galileo Mártir
Cassini el viejo
.
1 comentario:
Lindísima conjunción de textos e imágenes en homenaje a hombres que mirando el cielo nos explicaron algo de la Tierra. Gracias Fernando y Lolo!!!!
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