En
estos tiempos de monólogos y “unipersonales” sorprende recordar la gran
cantidad de dramaturgos que no se fijaron en cuestiones económicas ni se
anduvieron con chiquitas al momento de incorporar personajes en sus obras.
Alejandro
Casona puso una docena y media en La
Dama del Alba y otro tanto en La
Sirena; Arthur Miller casi dos docenas en Las brujas de Salem, Volpone
de Ben Johnson tiene diecisiete, Los Artistas
de Jacobo Langsner, veinte y Cuatro
corazones con freno y marcha atrás, una comedia de Jardiel Poncela anda por
ahí.
La
cosa no termina aquí, porque a esta fertilidad, hay que sumar las puestas de
algunos directores que multiplican varias veces esos números.
De
las que han llegado a mis oídos sobresalen netamente dos.
Facundo en la
Ciudadela,
de Vicente Barbieri, que se estrenó en 1956, en el Teatro Nacional Cervantes de
la ciudad de Buenos Aires, con 44
personajes. El director fue Orestes Caviglia, en el papel de Quiroga estaba
Miguel Bebán, Milagros de la Vega hacía Doña Gervasia y, entre muchos otros
conocidos, estaban también Guillermo Bredeston, Hilda Suárez, Julio de Grazia,
María Elina Rúas, José María Gutiérrez y Jorge Rivera López.
La
cifra parece difícil de superar, sin embargo queda corta frente a la versión de
Ubú Rey de Alfred Jarry, que puso en
1966 en el Louvre el director argentino Víctor García, con 80 personajes.
Sumó “algunos” a los 17 del texto
original y se permitió otras licencias no menores. Por ejemplo, el protagónico
lo hizo un actor negro, senegalés, que representó el papel del Capitán del
ejército polaco, Ubú. La puesta fue aclamada y Víctor García comenzó con ella su
consagración en Europa.
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