El
loro de Flaubert y el de Barnes
Eduardo Berti
escribió “66 notas preparatorias para
una conferencia sobre el tema de la identidad”, inspiradas en las “99 notas preparatorias”, forma
inventada por Fredéric Forte. Ambos
pertenecen al grupo de experimentación OuLiPo, fundado en 1960, que explora la
producción de obras con reglas que limitan y ponen restricciones al uso de la
lengua.
Con
la debida falta de respeto he intentado hacer algunos comentarios al jugoso libro de Julian Barnes El loro de Flaubert en un ejercicio similar, reemplazando
“notas preparatorias” por “plumas” en uso o desprendidas del animal.
Plumas brillantes,
opacas, perdidas.
1
– El loro de Barnes deslumbra, causa admiración. Su pluma ironiza, nos hace ver
colores y detalles muy interesantes. Es un Ave del Paraíso.
2
– En ocasiones se excede en su mordacidad y el humor se vuelve algo vitriólico.
Como cuando se pavonea en el capítulo del examen, ahí se convierte en un Pavo
Real.
3
– El loro de Barnes pierde las plumas pero no las mañas.
4
– El hecho de que yo esté escribiendo esto muestra que cualquier cacatúa sueña
con la pluma de los grandes plumíferos y con ser un Ave Lira.
5
– La primer pluma que le falta al Loro de Barnes es una llamada Contra Saint Beuve, de M. Proust.
Incluso comienza el libro hablando del proyecto del mismo, como el de Marcel, y
ronda la misma pregunta: ¿Por qué no nos basta con los libros y seguimos la
vida de los escritores? ¿Por qué compramos pelos, fetiches, autógrafos,
chismes?
6
– La segunda son las Apostillas a El
nombre de la Rosa de Umberto Ecco. El italiano reflexiona sobre esa
pregunta diciendo “El autor debería morirse después de haber escrito su obra.
Para allanarle el camino al texto.”
Pero
nadie se quiere morir así y menos sabiendo que la vaca todavía puede dar un
poco de leche. Al fin y al cabo quién no se contradice algunas veces en su
vida.
7
– ¡Qué trío de pájaros! Hay un refrán inglés que dice: Birds of the same feathers
fly together (Pájaros con las mismas plumas vuelan juntos).
La anterior confirma lo pertinente de la expresión.
8
– Los diferencia cómo maneja cada uno sus contradicciones: Proust, las ignora.
Dice que sólo el texto interesa y escribe un ladrillo de chismes y
procedimientos criticando lo que termina haciendo. Ecco, dice que el autor
“debería” morirse y dejar el camino libre pero, a pesar de esos buenos
propósitos, continúa escribiendo muy solemne. Barnes las trae a la superficie,
las toma en solfa y aprovecha para escribirlas y divertirse.
9
– El libro es muy borgiano en eso de no citar al inspirador, dar señales
equívocas y dejar algunos pocos rastros para que el crimen no sea perfecto.
10 – ¿Qué crimen? El de escribir
un libro, una biografía, algo que pretenda ser objetivo o captar la realidad.
¿Qué realidad? Bueno, paremos acá. Todo
sabemos que al fin nada es cierto… (Catulo
Castillo, A Homero, tango. – Se
refiere a Homero Manzi, no al griego. ¡Ojo!)
11
– Hablando de tangos hay uno que viene a cuento: Qué querés con ese loro, tango satírico
de 1929, de Manuel Romero y Enrique Delfino. Lo popularizó una gran cantante y actriz:
Sofía La Negra Bozán. Habla de un
tipo que se engancha con una bataclana y su mujer la desvaloriza llamándola
loro. Pero el tipo se las pica y se libera del yugo conyugal. Disculpas por la
redundancia.
12
– El tipo sería lo que hoy llamamos un viejo verde. Ese
color “verde” que se atribuye a los viejos libidinosos y a los chistes con
alusiones sexuales no viene del color de las plumas de los loros sino del latín
viridis que significa vigoroso y ya
la usó Virgilio en su Eneida canto
IV: la vejez de Dios es briosa y verde.
13
– Es que loro viejo no aprende a hablar.
………..
23
– Más vale loro embalsamado que cien volando.
24
– La literatura es nutricia, como la leche.
25
– La leche sale, mejor dicho la sacamos, de las ubres.
26
– Las ubres son ubérrimas. Y las palabras cambian con el tiempo. Antes uber y
ubérrimo hacían pensar en un festín de
alimentos, fertilidad y abundancia; ahora, en un conflicto entre autos de
alquiler y taxistas.
…………….
32 – Una de las plumas más hermosas del
loro de Barnes es la irónica puntualización de las diferencias entre
“coincidencias” y “casualidades” en las investigaciones de los biógrafos sobre
sus biografiados. El delirio los lleva a ver cosas donde no hay nada. (Cap. 5)
33
– Otra pluma brillante es la del capítulo 3: el biógrafo se encuentra ante la
imposibilidad de escribir la biografía de Flaubert pues su fuente principal,
unas cartas que iba a adquirir, fueron quemadas. El narrador cambia y termina
hablando de sí mismo, escribiendo su autobiografía.
34
– Lo anterior está en línea con esa idea de que leemos para ir seleccionando
partes de nuestra biografía. Buscando nuestra propia identidad.
………………
39 – Los lectores disfrutamos del
virtuosismo de Barnes que maneja la zurda y la derecha con igual contundencia.
Tan pronto te tira un cross certero
de teoría literaria como un uppercut de
ensayo o te hipnotiza contando un viaje en transbordador. Además ya ha
encontrado un hobby para cuando
cuelgue la pluma: la taxidermia.
40
– El pobre loro termina todo desplumado. Las polillas y el paso del tiempo se
ensañaron con él, tan cruelmente, como los escritores con sus venerados
precursores.
Fernando
Terreno
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