miércoles, 2 de diciembre de 2020

Ibsen - Solness, el constructor

Solness, el constructor

Drama teatral de Henrik Ibsen (1828-1906),  escrito en 1892

 

Fue la primera obra que escribió Ibsen cuando regresó a su patria, luego de un exilio voluntario de 27 años. Casi autobiográfica, es un catálogo de las obsesiones y las culpas que arrastraba desde siempre, agravados por los problemas y dificultades que le planteaba la vejez. Tenía entonces 63.

Pero el Biggmester Ibsen* era tan grande que tanto los personajes principales (Solness, su esposa Alina y la jovencita Hilde Wangel) como los secundarios tienen suficiente riqueza y matices para admitir muchas lecturas y contradicciones. Y la pieza continúa soportando airosa el paso del tiempo.

 

Algunos aspectos están tratados con tanta ingenuidad que es un festín para una mirada psicoanalítica.

Si lo que interesa es la mirada clásica sobre las obras de Ibsen, en este enlace pueden ver un resumen de G. Lanza que recorre la trama en detalle: https://www.criticadelibros.com/drama-y-elemento-humano/el-constructor-solness-henrik-ibsen/


 

Pero si intentamos  una lectura actual, sobresalen de inmediato dos aspectos evidentes. Uno: la obra es otra versión de Fausto, en la que  el diablo es una mujer demoníaca y depredadora.  Solness rejuvenece vivificado por la presencia inquietante de Hilde, ángel y demonio a la vez.

Dos: la otra cuestión, es el abuso sexual, que va desde la seducción de una niña de 12 años (Solness tiene 30 años más que Hilde cuando ocurrieron los sucesos por ella evocados) a la exaltación del rapto y violación de mujeres en las sagas vikingas.

Por eso creo que su obra es revolucionaria a pesar de él mismo.

Él, cuya propia conducta no era precisamente virtuosa, termina siendo un símbolo del feminismo y de la lucha de las mujeres por sus derechos. Esto tienen los grandes escritores: su mirada es tan clara y descarnada que la misma narración nos muestra más de lo que somos capaces de ver. Harold Bloom, en El canon occidental, lo sintetiza así: Al igual que Shakespeare, Ibsen poseyó el misterioso don del verdadero dramaturgo, que es capaz de prodigar a un personaje más vida de la que él mismo posee.

 


* El título original, en noruego, es Byggmester Solness

La caricatura de Ibsen es de Olaf Gulbransson

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viernes, 27 de noviembre de 2020

Diego

 


 

Dos fragmentos, los que más me gustaron, de lo que se ha escrito en estos días entre el cumpleaños y su muerte.

 

Maradona, l’imperfetto dio del calcio: eterno solo in campo

Maurizio Crosetti, 29 ottobre 2020  (de Maradona Cumple 60 - La Repubblica – Italia)

 

Noi che abbiamo avuto vent’anni negli anni Ottanta, e la fortuna di essere giornalisti in quel tempo, e la ventura di seguire il calcio, anche se non crediamo in Dio sappiamo che Dio esiste e che si chiama Diego. Possiamo non confidare nel Padreterno che sta nell’alto dei cieli, ma quaggiù sulla Terra noi lo abbiamo visto, lo abbiamo toccato, qualche volta gli abbiamo persino parlato. Lo abbiamo aspettato alla vigilia delle partite, negli alberghi dove non arrivava mai…

 

Diego Maradona: el corazón del juego

Luis Bruschtein, 27 de Noviembre de 2020 (de Página12)

Era imperfecto. Todos queremos a los chicos porque son imperfectos. El juego es la vida de los chicos y Diego fue el jugador más grande porque fue el chico más grande. Tan grande, que convirtió el juego en un inmenso campo de rebelión. El sistema quería que el astro Diego fuera un ex pobre domesticado, para que los pobres quisieran replicarlo. Pero el espejo que hizo Diego reflejaba su esencia. En ese espejo, el pueblo se veía pueblo.

sábado, 14 de noviembre de 2020

Con el mismo cuento 62 - Anouilh, Denevi

 

La gruta, (1958), obra de teatro de Jean Anouilh (1910-1987)

La obra maestra de Anouilh perdida, 1977, cuento de Marco Denevi (1922-1998)



Confieso que buscar relaciones de obras del gran Marco Denevi con la de otros autores es como ir de cacería a un zoológico: él mismo ha explicado hasta el cansancio que descree del tema de la originalidad en el arte. Y muchas de esas versiones, retoques y otros procedimientos están concentrados en sus Falsificaciones y en Reunión de desaparecidos, editado, casualmente, en 1977.

La gruta, se estrenó en París en 1961 con Lila Kedrova en el papel de la cocinera cuyo asesinato se relata en el comienzo de la obra, y que el autor -incluido entre los personajes- declara que no ha terminado de escribir. La acción va avanzando entre la comedia y la tragedia mientras la trama se completa yendo del policial a la reflexión filosófica o a la crítica social. Me permito reiterarles el final ya que el autor se ha adelantado: la mujer muere acuchillada.

Se desarrolla en una mansión de dos niveles, el superior, habitado por los aristócratas y el inferior por la servidumbre y otros trabajadores del servicio.

La idea de que los personajes se “rebelen” a los autores ya había sido usado entre otros por Unamuno y por Pirandello y es posible que esa haya sido la causa de su dispar recibimiento  por el público y la crítica. De hecho es una de sus obras menos conocidas.

En La obra maestra de Anouilh perdida el procedimiento de versionar se duplica por lo que el placer es doble: por un lado hay un escritor novato, Marcos (alter ego de Denevi), que empieza a recordar la obra a partir de una nota sobre el estreno de la pieza que leyó en una revista. Por el otro, el periodista Meléndez, narrador descreído y a quien no le gusta Anouilh, consigue la obra, la compara y termina invalidando lo escrito por el muchacho.

Pero el joven insiste con tenacidad y su texto empieza a fluir como si en él hubiera encarnado la propia voz de Anouilh y a la vez ser tan bueno como el original. El cierre completa la parodia: no queda otra que atribuirla al maestro francés como una obra perdida con esta humorada exquisita de Marcos:

Ese diálogo, ¿lo leí en el magazine? ¿Lo inventé yo? ¿Nunca lo sabré?

El único que podría sacarme de esta duda es Jean Anouilh. Pero Anouilh es para mí como una estrella inalcanzable.

Por más que Meléndez diga que no, se trata de una obra maestra, y entonces ¿para qué seguir dudando? Tiene que ser efectivamente, de Anouilh. Yo no soy capaz de escribir nada que valga la pena.



 

 Anouilh, Jean , Teatro, tomo 5, La gruta, (1966), Buenos Aires, Editorial Losada.

Denevi, Marco, Reunión de desaparecidos (1977), Buenos Aires, Macondo Ediciones.

 

Ambos libros se consiguen usados a muy buen precio. Recomiendo especialmente el de Denevi, porque  incluye otros once cuentos, casi todos mejores que este, lo que no es poco decir.

Si alguien quiere ahondar en este “procedimiento” habitual de versionar cuentos de otros autores, sugiero la lectura de este minucioso trabajo de Rosa Pellicer: La narrativa de Marco Denevi: de la versión a la falsificación. Se van a llevar varias sorpresas con Rosaura a las diez y otras más.

https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/36/11/15pellicer.pdf

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sábado, 7 de noviembre de 2020

Con el mismo cuento 61 - Sciascia, Camilleri

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A cada cual, lo suyo (A ciascuno il suo), 1966, novela de Leonardo Sciasia (1921-1989).

La desaparición de Patò (La scomparsa di Patò), 2000, novela de Andrea Camilleri (1925-2017).

 

Fue Marcos Neuman, amigo y proveedor de libros difíciles de conseguir, el que llamó mi atención sobre el parecido de los dos relatos. Al darme el de Sciascia en español me comenta que lo leyó y, de inmediato, relacionó con el de su admirado Camilieri.

La cosa parece haber sido así: Camilleri admiraba a Sciascia a quien consideraba uno de sus maestros y decidió escribir algo como homenaje a su paisano. La inspiración le vino leyendo las líneas finales de A cada cual lo suyo, donde unos amigos comentan que la historia que acaban de protagonizar es igual que otra historia sucedida a fines del siglo XIX muy cerca de allí: un crimen develado, cuya resolución no conviene a nadie.

De modo que Camilleri recoge el guante 34 años después y reescribe la historia situándola en 1890 en... ¡Vigata!

Las dos novelas son versiones italianas del policial clásico con un toque sarcástico de policial negro. Una mezcla deliciosa de Conan Doyle con Borges, donde unos Sherlocks Holmes peninsulares develan los crímenes con astuta racionalidad y terminan enredados como en La muerte y la brújula.

 


En A cada cual, lo suyo hay un doble crimen: el farmaceútico y su amigo médico de un pueblo de Sicilia son muertos a tiros durante una excursión de caza. En los días previos el boticario recibió un anónimo amenazante al que nadie tuvo en cuenta y consideraron una broma. El Prefecto de Carabineros no tiene la menor idea de qué puede haber pasado y se barajan hipótesis diferentes, una más absurda que otra. Un profesor de literatura, amigo de las víctimas, inicia una minuciosa investigación a partir del único indicio cierto: el anónimo se hizo con letras recortadas del diario L’Ossevatore Romano (alcanza a leer al trasluz Unicuique suum, lema del diario del Vaticano) el cual sólo llega a tres o cuatro suscriptores.   Ahí empiezan a mezclarse la Cosa Nostra, un diputado comunista, la iglesia, un sobrino del Obispo y su bella prima Laura, esposa del médico asesinado.

El profesor Laureana avanza con firmeza en la investigación, resuelve el problema y, a la vez que consigue cierta ayuda de la viuda se enamora de ella. Pero Laura tiene otros planes y las cosas se complican para él.

A ciascuno il suo fue llevada al cine por Elio Petri, en Italia -1967, con Gian María Volonté e Irene Papas en los protagónicos. El título en español resulta gracioso: “Aún matamos a la antigua”.

 

La desaparición de Pató también ha sido traducida como Hipótesis sobre la desaparición de Antonio Patò, en este caso es uno de los relatos del libro Gotas de Sicilia.

Antonio Pató, gerente del Banco de Tricornia, desaparece misteriosamente durante unos festejos de Semana Santa, donde hace de Judas en las representaciones de La Pasión de Cristo. El autor va desgranando varias hipótesis sobre el suceso y sus posibles causas, algunas francamente delirantes. La rivalidad entre Policías y Carabineros agrega más confusión a la propia impericia de esas instituciones. Cuando muchos están convencidos de que se trata de un caso de cuernos vengados, o un castigo divino porque Pató siempre representaba el papel de Judas, el trabajo de la diputada Bellavia y el suboficial Giummaro, que en principio desconfían uno del otro pero luego tienen un acercamiento, descubre qué ocurrió y explica claramente los motivos. Sus armas han sido la perseverancia y el sentido común: ahora tienen la verdad en sus manos.

El informe presentado a las autoridades complica las relaciones entre Roma y Palermo y estamos ante un caso repetido: a quién le importa la verdad si nadie se beneficia con ella.

La scomparsa di Pató también fue llevada al cine, con dirección de Rocco Mortelliti,  en Italia - 2010, con Nino Frassica, Marizio casagrande y Alessandra Mortelliti, con guión del autor de la novela, del director y de Maurizio Nichetti.

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miércoles, 28 de octubre de 2020

Cafés literarios (III)

 


 

Café Americain – Amsterdam, Holanda

Una hermosa muestra del Art Decò, discreto y amplio. Tan amplio que, además de las habituales, tiene una mesa grande para lectura de diarios de uso compartido. La mesa lleva el nombre del novelista  Harry Mulisch (1917-2010), que todos los días cruzaba la calle –vivía al frente– y se instalaba a leer y escribir. Se ve que la inspiración lo agarró desprevenido en algunas ocasiones: hay partes originales de sus obras escritas en los menús del café. Entre sus libros se destacan El descubrimiento del cielo y el drama El asalto, que fue llevada al cine y ganó un Oscar en 1986.

 

La Closerie des Lilas – París, Francia

Abrió sus puertas en 1847.  El lugar actual guarda “un eco adormecido, confuso y vago” del que fue refugio de las vanguardias y sus desvaríos, de la flor y nata de los políticos,  artistas e intelectuales que hicieron un poco mejor este duro mundo.

Aun así merece visitarse, ir a los baños, cuyos espejos reflejaron los rostros de Lenín, Baudelaire, Simone de Beauvoir, Sartre, Fitzgerald, Gertrude Stein, Picasso, Zola y sentarse a las mesas, cada una de las cuales tiene una plaquita que los recuerda.

Si tuviera que elegir alguna obra literaria relacionada con él, dudaría entre F. S. Fitzgerald (Tierna es la noche), John Dos Passos o Sartre.

 


Café Tortoni – Buenos Aires, Rep. Argentina

Por “sus mesas que nunca preguntan” pasaron tantos y tan grandes artistas que podemos decir que aquí se sentó La Historia. Es el más antiguo de Buenos Aires, 1858, pero su estilo francés actual data de una remodelación que en 1898 hizo el Arq. Christensen. Quinquela Martín, Alfonsina Storni, Gardel, Rubistein, Quiroga, Panizza, García Lorca, Einstein, Pirandello, Juana de Ibarbouru, Fernando Fader, dejaron aquí sus huellas, que caminamos todos los argentinos y abren los mejores caminos de nuestro ser.

La gran Eladia Blázquez compuso un tango en su homenaje con versos de Héctor Negro: Viejo Tortoni. Allí se nombra a muchos de nuestros queridos artistas. Para todos ellos, los nombrados y los que quedaron escondidos entre los recuerdos, vayan estos cariños que dejo aquí.

 

Café Americain – Leisekade 97 – Amsterdam

Closerie des Lilas –171 Boulevard du Montparnasse –Paris

Café Tortoni – Avda. de Mayo 825 – Buenos Aires

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lunes, 19 de octubre de 2020

Con el mismo cuento 60 - Ibsen, Eichelbaum


Espectros, 1881, pieza teatral de Henrik Ibsen, (1828-1906).

La  mala sed , 1920, pieza teatral de Samuel Eichelbaum, (1894-1967).

Pájaro de barro , 1940, pieza teatral de Samuel Eichelbaum, (1894-1967).

 


La relación entre las dos primeras la señaló María Araceli Laurence en su tesis: “La emergencia del drama moderno en la dramaturgia de Buenos Aires 1900-1930”. Allí estudia la amplia influencia de Ibsen y Strimberg en nuestro país. He agregado la otra, porque me parece que cierra con buen ajuste la adaptación temática.

Las obras coinciden en que las cosas ocultas por diferentes mecanismos: por hipocresía, por doble moral, por motivos religiosos, herencia o simple resignación; impiden el goce de vivir y la realización plena de las personas, terminando en sufrimientos y muerte.

También reflexionan sobre si hay un destino inexorable del que es imposible escapar o es la persistencia en la repetición del pasado lo que impide que encontremos nuevos y mejores caminos de emancipación y realización personal.

En las tres hay un dúo de mujeres protagonistas: la Señora Alving y Regine, María Elena y Elsa (podríamos sumar a Esther), Doña Pilar y Felipa.

Creo que allí está todo el feminismo de Ibsen, porque en su empeño en equilibrar los personajes no siempre las deja bien paradas.

La maestría de los autores surge en todo momento y lo que más me ha impresionado es que ambos han conseguido crear un habla/lengua para cada personaje que, con el paso del tiempo, adoptamos como natural. Las burguesas y las criadas de los fiordos noruegos y de las pampas argentinas hablamos así… ¡medio siglo después! Ese milagro de credibilidad sólo lo logran los grandes.

 

Espectros tiene tres actos y dura un día desde la mañana hasta el amanecer del siguiente. La viuda Alving vive sola con su criada Regine en el pueblo de Rosenvold. Recibe a su hijo artista, Osvald -a quien envió a Paris cuando tenía 7 años- y al Pastor Manders, para la inauguración de un Hogar para mayores que ha construido en honor de su esposo, hombre prominente de la comunidad.

La charla con el pastor, que iba a ser para arreglar detalles de su cargo de Administrador de la Fundación, termina sacando a la luz todas las mentiras y reproches que han mantenido ocultos: el Capitán Alving era un amoral, disoluto y ella quiso abandonarlo por el propio Manders que la rechazó para seguir con las apariencias. Para complicar las cosas, la criada es hija de su marido, sifilítico, anotada como de otro padre a cambio de dinero. En la previa a la ceremonia el Hogar se incendia por impericia del Pastor y se destruye.

Osvaldo, que ha intentado seducir a la criada, confiesa a su madre que tiene un diagnóstico de heredosífilis, pero cree haberla contraído por su vida sin freno en Paris. La enfermedad está en un estado avanzado, posiblemente terminal. Para terminar la velada, a la sífilis y el incesto se agrega la eutanasia: Osvaldo sufre un ataque y le pide a su madre que le suministre la droga que ha traído como ayuda para bien morir.

En ese día todo se ha desmoronado, ningún personaje se salva, todos son aprovechadores, interesados o acomodaticios, empezando por los burgueses Alving, el representante del clero Manders y los proletarios Regine y Engstrand, el hombre que le dio su apellido.

 

La  mala sed también tiene tres actos. En una familia de clase media alta el reciente matrimonio de Atilio y Elena tambalea por la conducta de éste, que se ve “impulsado” a ir de juerga todas las noches con “malas” compañías. Elena pide a Don Guillermo, el pater familiae, que interceda ante el hijo, pero este le reprocha que él hizo lo mismo en su tiempo.

Mientras tanto, el casamiento de otra hija, Esther, sufre postergaciones por las dudas que genera en su novio la actitud “liviana” de la muchacha que lo seduce y tiene relaciones sexuales con él.

Al resultado negativo de las gestiones de Don Guillermo ante su hijo se suma la complicación de que él mismo se interesa por Elena, pretende seducirla y recibe un rechazo de la muchacha.

Esa noche, de vuelta a su casa sin haber conseguido su objetivo, se encuentra con todos los problemas juntos. Su esposa lo pone al tanto de la confesión de la hija, el tiene noticias de las reincidencias del hijo que se suman al rechazo por parte de la nuera y mientras madre e hija discuten, se suicida con un tiro.

 

Pájaro de barro transcurre en la campiña entrerriana. Doña Pilar, española, viuda y vuelta a casar, mantiene a Juan Antonio, escultor, hijo de su primer matrimonio. Toma como criada a Felipa para que le ayude con las tareas domésticas, en especial la cocina, motivo de frecuentes reclamos por parte del zángano de su marido italiano.

El muchacho, que es bastante mujeriego, es motivo de atracción de las chicas del lugar que van a comprar verduras a la quinta de Doña Pilar. El picaflor liba en muchas flores pero no se interesa por ninguna.

La obra tiene tres actos y un prólogo. Esto es una maravilla porque funciona como esos adelantos que dan suspenso e interés en las series actuales. En este caso, el prólogo es la escena de una relación sexual consentida entre Felipa y Juan Antonio, dos desconocidos hasta entonces.

Ella desarma un casamiento a su conveniencia  por el amor que siente por el desconocido. Lo busca, se conchaba en su casa y la cosa sigue con el descubrimiento de que ha quedado embarazada de aquella relación.

Al ver a la criatura, Doña Felipa no tarda en deducir quién es el padre y obliga a Juan Antonio a que se case con ella, “como Dios manda”. La muchacha se niega, repitiendo el mandato de “parir huérfanos” que parece ser el sino de su condición de sirvienta.

 

¿Suenan a melodramas? Sí, lo son. Pero son mucho más que eso. Tengo mis dudas sobre si fueron obras revolucionarias buscadas como tales por sus autores. Por ellos o a pesar de ellos, lo son.

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lunes, 28 de septiembre de 2020

Cafés literarios (II)


Café A Brasileira – Lisboa, Portugal

Una estatua de Fernando Pessoa en la vereda, preside el local “con la remota majestad de un ídolo”. Es un homenaje a su doble condición de asiduo parroquiano y de gloria de las letras portuguesas. También escribió en inglés, casualmente acaba de salir en Argentina una muy cuidada edición bilingüe de sus “35 sonetos ingleses”.

El hermoso café está en el barrio de Chiado desde 1905. Desde la vereda Pessoa alcanza a ver a otro vecino de bronce: António Ribeiro, llamado O Chiado (el silbo o el chirrido), poeta satírico del siglo XVI, cuya estatua está muy cerca.

A Brasilerira, desde 1905 con su elegante salón estilo Belle époque, también aparece en Sostiene Pereira, del gran Antonio Tabucchi. Hasta que llegue la ocasión en que podamos ir a tomarnos una bica (expresso) al lado de Pessoa, podemos contentarnos con ver a Marcelo Mastroiani rondando por el local, en el rol de Pereira en la película basada en la novela.



Café Brasilero – Montevideo – Rep. O. del Uruguay

Acá iba Juan Carlos Onetti, hacia 1939, cuando escribió El pozo. Es el café más antiguo de la ciudad -1877- y el que primero se declaró de interés cultural por la Intendencia de Montevideo. Después fue lugar de la cita de los miércoles de Eduardo Galeano. Está en Ituzaingó 1447 (casi 25 de Mayo). Entre sus clientes estuvieron Idea Vilariño y José Enrique Rodó.

También supo recalar Mario Benedetti en el Brasilero. Aunque el gran Mario era parroquiano del Sorocobana  (Hoy Big Mamma – 25 de Mayo 485), en el que escribió La Tregua en 1959. Sus protagonistas, Laurita Avellaneda y el señor Santomé, se encontraban, en la novela, en el café Misiones, sobre la misma calle.

Hay una hermosa nota de Magdalena Andrade N para el diario EL Mercurio, donde pueden ver en detalle todos los recorridos turísticos ligados a Benedetti.

https://issuu.com/uruguaynatural/docs/tras_los_pasos_de_mario_benedetti_e



Café Canadian (Hoy Esquina Homero Manzi) – Boedo y San Juan – Buenos Aires, Rep. Argentina

Si el Parnaso tiene una sucursal en el Hemisferio Sur, es esta. Imposible nombrar siquiera a los Artistas que pasaron por acá, una pléyade de músicos, poetas y prosistas que no tienen parangón, en esta galaxia al menos. Sólo citaré a dos: empiezo por Homero Manzi, que escribió sobre sus mesas el tango SUR (al que puso música Aníbal Troilo) y sigo con Isidoro Blaisten. Acá venía Isidoro, desde su vecina librería, a escribir los mejores cuentos de la literatura argentina o a discutir el saldo con el cobrador de la Editorial Galerna y garabatear planes de pago imposibles: “Desde San Juan y Boedo, sentado a una mesa, frente a dos pocillos de café, un cuaderno Gloria… haciendo girar la birome… Vuelvo otra vez al Canadian. Este café se llama Canadian. Vuelvo con la mitad de la culpa.

¿De quién será la otra mitad?, me pregunto. El cobrador… cerró el talonario de recibos sin escribir nada. …oigo la voz de Rodas, uno de los socios de este café, boliviano, paceño. ‘Marche un express bien caliente y cargado…’”  (Milagro en San Juan y Boedo el día que Buenos Aires cumplió 400 años).

El café es anterior a 1914, se llamó El Aeroplano hasta 1937 en que lo compraron los japoneses Asato y le pusieron, obviamente, Nippon.  En el 48 lo compró el gallego García y lo bautizó, no tan obviamente, Canadian. Hasta 1958, en que tomó su definitivo y obvio nombre actual.

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viernes, 18 de septiembre de 2020

Con el mismo cuento 59 - Umberto Eco - hijos de Tato Bores


Frammenti (Fragmentos), 1959, cuento de Umberto Eco, (1932-2016).

El misterio de la Argentina, 1992/1999, sainetes televisivos, de Tato Bores, (1927-1996)

 

La relación entre las obras reunidas hoy la escuché por primera vez al periodista y escritor argentino Guillermo Piro en un ciclo del Istituto Italiano di Cultura Buenos Aires. A él corresponde los méritos que hubiera; míos son los deméritos y las opiniones finales relativas al asunto.

 

El argumento del cuento de Eco es el siguiente: un arqueólogo descubre restos de un antiguo país –Italia– y de su civilización, presuntamente desaparecido a causa de una explosión nuclear ocurrida en 1980. Ante un Congreso Intergaláctico, varios siglos después, en el año 1780 dE (–después de la Explosión–), expone sus hipótesis y descubrimientos. Esto da lugar a desopilantes muestras de humor absurdo: por ejemplo encuentra restos de una caja de jabón de lavar donde apenas se puede leer: “OMO, más blanco que el blanco” y deduce que es una contracción de Uomo= hombre y que se trata de un medicamento para un experimento racista. La exposición continúa y se transforma en una deliciosa serie de malentendidos, cada cual más divertido, que son un muestra del mejor humor, del sarcasmo y la ironía del autor.



El libreto televisivo es este: “Corre el año 2492, cuando el arqueólogo alemán Helmut Strasse dedica su atención al estudio de un país por entonces hace largo tiempo desaparecido (*por la aplicación de ciertos planes económicos) : Argentina. Strasse era un personaje de ficción encarnado, en 1992, por Tato Bores (nunca tan extrañado como hoy en materia de talento, de agudeza, de valores). Cada vez más, la revisión de aquellos videos impulsa a pensar si se trataba de humor o simple anticipación. Lo de Tato era arte, y el arte, cuando lo es, mira siempre más allá de lo evidente, de lo obvio y de su presente. Acaso el artista, a través de su personaje (un pretexto) veía lo inevitable.” (Fuente www.perfil.com).

(*Las bastardillas son mías.)

La síntesis del libreto la tomé de un artículo de Sergio Sinay en el diario Perfil, que continúa así: “Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas…comparta la URL/ mencione la fuente.”

 

Hay demasiada similitud entre los textos y las situaciones como para pensar en que los libretistas/productores (se menciona a los hermanos Borensztein en la emisión post morten de 1999) desconocieran el texto original.

En esta serie “Con el mismo cuento…” hemos visto muchas dignas reescrituras de otras obras, hemos dicho también con humor que, cuando no se menciona al autor del original, la diferencia entre el plagio y la intertextualidad está dada por nuestra amistad con el autor del texto posterior.

Hoy, ante esta muestra tan flagrante, me parece interesante agregar otra diferencia: si el texto copiado no tiene fines de lucro, es un simple PLAGIO; si se lucra con él es un: ROBO.



El cuento de U. Eco se puede ver/escuchar aquí, en italiano con subtítulos, en una magnífica interpretación de Daniele Bruno:

https://www.youtube.com/watch?v=yAi1MtPbhKs&ab_channel=IstitutoItalianodiCulturaBuenosAires

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domingo, 13 de septiembre de 2020

Cafés literarios (I)

La propuesta es mencionar algunos cafés, desparramados en el mundo, relacionados con obras literarias. Vale la aclaración para desalentar a los atraídos por el título creyendo encontrar aquí un rincón donde leer y ser leído.

De modo que usted podrá elegir el camino que desee, si es que encuentra alguno interesante. Podrá armar un itinerario para su próximo viaje, escoger un libro o autor que le parezca atractivo o simplemente elegir dónde ir a tomar un café en cuanto se levanten las restricciones de la pandemia.



Antico Caffè San Marco – Trieste, Friuli, Italia

Los cafés son una tradición del Imperio Austro-húngaro; eran el centro de las actividades políticas e intelectuales de la burguesía imperial. Hay muchos y muy hermosos en Trieste. De todos elegí este, de 1914, por ser el protagonista del capítulo I del libro Microcosmos de Claudio Magris. El autor pinta el ambiente y retrata a los habitués, entre los que se destacan grandes escritores. En ese desfile están Joyce, Svevo y un poeta nacido en la Argentina en 1932 (dejo la incógnita del nombre del gran poeta, nuestro y desconocido, para los curiosos). El mismo Magris es considerado un cliente especial, el local tiene una mesa exclusiva siempre reservada para él.



 

Bar Mazzara – Palermo, Sicilia, Italia

Ya no podremos ir a este bar, cerró en 2014 después de 115 años de atender a su selecta clientela. Como consuelo sugiero caminar un poco y llegarse al Caffé Spinatto o a la Caffetería del Corso, previo paso nostálgico por la Vía Generale Magliocco 19.

A las mesas del Mazzara se sentaba todas las mañanas Tomasi di Lampedusa. Allí escribió Il Gattopardo.

No es el único escritor que recaló en él y lo puso en palabras, también protagoniza el capítulo XVI de A cada cual, lo suyo de Leonardo Sciascia. Solo que, siguiendo su costumbre, le cambia el nombre y lo llama Caffé de Romeris para luego dar algunos detalles (“...de aires modernistas, con grandes espejos ornados de calcomanías del león de la quina Bisleri…”) que permitan la identificación (y las discusiones) por parte de los lugareños.

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Confitería London - Buenos Aires – República Argentina

En un señorial edificio de 1890, donde funcionó 50 años la tienda Gath y Chaves (Avda. de Mayo 599 y Perú), aguarda oronda y preciosa la London, desde su inauguración en 1954. Clásico lugar de roscas políticas y parroquianos notables, entre los que sobresale Julio Cortázar que escribió allí su novela Los Premios en la que ocupa un lugar importante.

Una divertida manera de sentirnos eternos por un rato: imaginar lo que fue la tienda hace cien años, luego ponernos sesentosos con Córtázar y degustar un café y una pastelería deliciosa. Además de admirar la linda restauración a la que fue sometida.

 

Continuará.

viernes, 14 de agosto de 2020

El sulky



La verdad es que les teníamos bronca. Los tipos venían y parecía que habían llegado los bandidos de alguna película del far west. Para ellos todos los muchachos del pueblo éramos unos flojos. Para nosotros, ellos eran unas bestias. Ni siquiera se tomaban el trabajo de lavarse y arreglarse un poco antes de venir al pueblo. Se lavaban sólo si tenían que ir al médico, porque el doctor García los había enseñado y los tenía cortos.

¿Qué se creían? ¿El centro del mundo, porque sabían ordeñar o andar a caballo?

 

El viejo Grassani nos tenía de punto, era un cretino, nunca una palabra amable, siempre prepoteando. Fue el primero en el que pensamos, para que fuera sabiendo que con algunos no se jodía.

El desgraciado pasaba por el boliche de don Cena por las tardes, antes de volverse para las casas. Ataba el sulky, se tomaba un porrón o varios, con ingredientes. Nunca nos invitó con nada ni nos dio unos pesos aunque fueran para fichas del metegol.

De nosotros tres, mi primo Carlos era el más habilidoso y práctico. Él mismo ataba los caballos a la volanta de la panadería, así que en baquía no tenía nada que envidiarle a ningún gringo zonzo.

 

Los animales se aburrían atados al palenque del boliche y nosotros dábamos vueltas por ahí, haciéndonos los distraídos, esquivando las bostas y esperando la ocasión. Y  llegó, fue a fines de septiembre.

No bien anocheció me puse de campana, cerca de la puerta: avisaría con nuestro silbido si venía alguien. Carlos y el Tili soltaron los ganchos del tiro y de las varas al sulky del viejo y nos fuimos a sentar en la vereda de enfrente, esperando que saliera.

 

Cuando subió y sacó al sulky para atrás todo fue como siempre. Pero, no bien lo chirleó para que avanzara, el matungo salió, solito, al trote para adelante. El viejo, en un instante, alcanzó a ver al caballo que se iba mientras las varas se clavaban en el suelo y él salía dando una vuelta carnero. La sacó barata porque alcanzó a largar las riendas, aunque quedó hecho un ovillo en el suelo.

Después de sacudirse un poco, putear y acomodarse, nos encaró.

Nos mostramos serios y preocupados y se convenció de que no teníamos nada que ver.

-¿No vieron a nadie?

No éramos ningunos giles, el viejo entró con patas y todo:

-Viotto y Tuninetti estuvieron buscando algo que se les había caído cerca del caballo suyo.

Eran otros colonos que habían llegado, en sus sulkys, después que él, a tomar algo. Nosotros sabíamos que Grassani estaba de punta con ellos.

 

Salió para adentro del boliche hecho una furia y, mientras nos íbamos, escuchamos cuando se empezó a armar la gorda. Carlitos nos hizo la seña con el índice y el pulgar entre los labios y nosotros juramos respetarla.

Todavía hoy tienen que saber quién fue. Qué se creían esos gringos de mierda.

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sábado, 8 de agosto de 2020

Coplas populares argentinas

Dramáticas, satíricas, políticas y gramáticas

 

DRAMÁTICAS

Es tanto lo que te adoro,
es tanto lo que te quiero,
que si me sacan los ojos
te miro con los aujeros.

 

Yo he querido una rubita,
creyendo que era inocente
.
Había tenido diecinueve,
conmigo ya fuimos veinte.

 

GRAMÁTICAS

Yo siempre te’i quisío
y aún te sigo quisiendo.
La culpa vos las tuvío
de no haberte casao con yo.

 

Porqué me casaría,
que apuro me correría,
la plata que le pague al cura
cómo me la chuparía.

 

SATÍRICAS

Cuando Dios formó este mundo
hizo los hombres de barro;
para hacer a ese petiso
tuvo que raspar el tarro.


De las aves que vuelan
me gusta el sapo,
porque es petiso y gordo,
panzón y ñato.

 

POLÍTICAS

Tomadas de El, Juan Facundo de Abelardo Arias

Cap. 9

Cielito y cielo nublado

por la muerte de Dorrego

enlútense las provincias

lloren cantando este cielo.   (popular)

 

Bustos y López

Solá y Quiroga

oliendo a soga

desde hoy están.  (Juan Cruz Varela)

 

Cap. 12

Quiroga me dio una cinta,

y Rosas me dio un cordón,

por Quiroga doy la vida,

por Rosas el corazón. (popular)

 

Cap. 19

Mi caballo era mi vida,

mi bien, mi único tesoro;

a quien me vuelva mi Moro,

yo le daré mi querida

que es hermosa como un oro.    (Juan María Gutiérrez)



CAGADA DE JUSTO JOSÉ
CANTADA POR ANASTACIO EL POLLO
Diamante, setiembre 18 de 1861.
Al Señor Presidente de la Confederación Argentina,
Dr. D. Santiago Derqui.


 

BATALLA DE PAVÓN
PARTE DEL GENERAL VENCIDO
Diamante, septiembre 18 de 1861.
A.S.E. El Señor Presidente de la Confederación Argentina,
Dr. D. Santiago Derqui.

1  Si por algo me he alegrado,
Tuerto, hijo de la gran puta,
De la espantable viruta
Que me han soplado en Pavón
Es por la vaina soberbia
Que el porteñaje altanero
Te hecha a vos, gran puñetero.
Pícaro, tuerto, ladrón.
 
9 Ahora pedime que vuelva
A sufrir por vos derrotas
¿Me creés sonso? ¡Las pelotas!
A mí no me has de joder,
Vos podés seguir la guerra
O hacer lo que más te cuadre,
Pero a joder a tu madre
Que a mí no me has de envolver.

1 Triste es, Señor Presidente,
Para el que firma esta nota,
Dar cuenta de la derrota
Descomunal de Pavón.
Y más que triste, horroroso
Tener que participarle
Que en breve van a quitarle
Banda, elástico y bastón.
 
9 Figúrese Vuecelencia
Si el caso será apremiante
Que le escribo de Diamante
Donde hoy temprano llegué;
Y crea que no hice poco
En llegar hasta este punto,
Pues ya me conté difunto,
Como soy Justo José.

 

He tomado algunas de esta página:

http://www.folkloredelnorte.com.ar/coplas.htm#satiricas

La del Gral. Estanislao del Campo y su parodia atribuida al Cnel. Hilario Ascasubi (con el seudónimo de Anastasio el Pollo) la tomé del gran trabajo de Mirta Amati, que pueden leer en este enlace.

http://www.ucm.es/info/especulo/numero37/bapavon.html

Se refiere a la Batalla de Pavón, cuyo triunfo -de las armas federales- fue entregado/traicionado por Urquiza a Mitre, en un espurio pacto que el entrerriano había acordado previamente con el porteño a cambio de prebendas.

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