miércoles, 25 de abril de 2018

Rusia 2018 reúne a Borges, Henry Ford y Maradona



Cuando la pelota empiece a dar vueltas en el partido de fútbol entre la Selección Argentina y la Selección de Croacia, el 21 de junio de 2018, en el hermoso y flamante estadio techado de la ciudad de Nijni Novgorod, agregaremos una cuenta más al collar que nos une con las fascinantes ciudades “orientales”.
Serena, enclavada en la confluencia del Oká y del Volga, la ciudad tiene una historia muy rica y un hijo que se destaca entre muchos: el escritor Máximo Gorki. Tan venerado que, durante más de cincuenta años, llevó su nombre: se llamó Gorki hasta 1990.
El primero entre nosotros en acercarla para estos pagos fue Jorge Luis Borges, en su artículo El truco*, de 1928. Allí la nombra, como parte de un chiste “judío”, en realidad una ligera modificación a uno que Freud había publicado en 1905 y al que copió sin citar la fuente, como era habitual en él.
Otra curiosidad es que en Nijni Novgorod se estableció, en 1929, la primera fábrica de autos rusa, la GAZ, con ayuda y soporte técnico de la FORD Motor Company. Produjo más de cien mil Ford A  y, entre 1936 y 1942, otro tanto del Ford B con el nombre de GAZ M1, la “M” en honor a Molotov.
Y, para terminar la velada, podemos agregar al gran Diego A. Maradona que, junto con Víctor Hugo Morales comentarán los partidos por Telesur, de modo que tenemos por delante miradas interesantes y disfrute asegurado.
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*…los baratijeros Mosche y Daniel que en mitad de la gran llanura de Rusia se saludaron:
-¿Adónde vas, Daniel?, -dijo el uno.
-A Sebastopol, -dijo el otro.
-¡Mientes, Daniel. Me respondes que vas a Sebastopol para que yo piense que vas Nijni-Novgórod, pero lo cierto es que vas realmente a Sebastopol. ¡Mientes, Daniel!
Jorge Luis Borges, El truco, de El idioma de los argentinos, 1928.

Más sobre JLB/SF  aquí:
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sábado, 14 de abril de 2018

Con el mismo cuento 48 – Jardiel Poncela y Noel Coward

Hasta que la muerte nos separe (y más allá también)















Un marido de ida y vuelta, 1939, de Enrique Jardiel Poncela, español, (1901 -1952)
Un espíritu burlón (Blithe spirit), 1941, de Noel Coward, inglés (1899-1973)

Las comedias de hoy tienen como base unas parejas de viudos ‒reincidentes en el matrimonio‒  y la presencia de los fantasmas de sus primeros cónyuges, empeñados en deshacer esas uniones y complicarles la vida. En el primer caso es Pepe el aparecido y en el segundo Elvira, pues la situación está invertida.
Me enteré del plagio/coincidencia por el prólogo de José M. Torrijos a un libro de Enrique Gallud Jardiel, nieto de Jardiel Poncela: Vidas de gentuza, recién salido del horno.

El asunto es bien conocido en España y ha sido comentado ya en varias ocasiones, de las que he seleccionado esta que me ha parecido tan rigurosa como bien escrita por Marcos Ordóñez:
Además viene con una yapa: una semejanza muy grande entre una canción de Jardiel Poncela y una de Cole Porter, digamos una “devolución de atenciones” o “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”.
Como decía muy bien Enrique González Tuñón: “En el arte no hay influencias, hay fatalidades de la afinidad.”



Para los que el nombre de Enrique Jardiel Poncela, prolífico dramaturgo y escritor español, les resulta poco conocido, dejo este otro enlace a un artículo sobre un merecido homenaje teatral que se le tributó:
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jueves, 5 de abril de 2018

Hexagrama 16



Hexagrama 16
 Se conocen desde hace muy poco y, como amantes sin experiencia, nada saben uno del otro. Quizá ella teje su velo nupcial mientras él vuela en las alas del deseo, ciego en su pasión.
Ella mueve los hilos con gracia y seguridad y la red va surgiendo prodigiosa. Él la corteja fascinado, sorprendido por los sublimes aleteos de su corazón.
Ceremoniosos y aplicados, los dos ponen toda su destreza en las tareas. Cada uno con un entusiasmo diferente, casi ajenos, misteriosamente sin recelos.
El entusiasmo de ella es el de alguien paciente y seguro; tejiendo un bordado conocido, deteniéndose cada tanto a reforzar algún nudo, entregada a un mandato atávico, sin apuro. Muy distinto del entusiasmo de él, que lo devora, lo empuja en acrobáticos arrebatos y lo muestra ridículo en su conducta. Parece gozar por anticipado cada vez que la mira, temerario, casi rozándola, mientras ella se oculta, cercana e indiferente. Hasta que, como un loco, arremete obstinado y se da cuenta de que ha entregado algo más que su alma: está atrapado entre esos hilos. Apenas puede moverse. El recuerdo de la libertad es lo único que le queda.
Ella se acerca, caminando con pericia, sobre la tela que ondula suave en la brisa de la tarde, lo observa y calcula que hay comida para rato.
Fernando Terreno
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domingo, 1 de abril de 2018

Títulos repetidos 13 - F. S. Fitzgerald y R. Piglia

Tierna es la noche
Tierna es la noche, 1934, novela de Francis Scott Fitzgerald (1896-1940). También editada como Suave es la noche, del original inglés Tender is the night.
Tierna es la noche, 1967, cuento de Ricardo Piglia (1940-2017), de su primer libro Jaulario, luego publicado como La invasión, en 1967 y reeditado en 2006.

La novela es un romance enmarcado en los locos años 20, donde se describe la invasión/conquista de Europa y la Costa Azul por parte de la alta burguesía estadounidense que no sabía qué hacer con su dinero, producto de las enormes ganancias obtenidas con la Primera Gran Guerra. Una crónica del final de esos tiempos que terminaron con la ilusión de un mundo feliz y llevaron a la crisis de 1929. El autor, que venía del éxito de El gran Gatsby en 1925, vivió desde entonces un período de grandes fracasos personales y económicos. Aunque tardó ocho años en escribirla, la indiferencia con que fue recibida operó como otro escalón en su caída. Todo se derrumbaba, menos su talento de escritor, aunque el reconocimiento llegara años después de su muerte.
Para muestra basta un botón. Acá van el comienzo, una página intermedia de Suave es la noche y el final de El Gran Gatsby:

…se alza orgulloso un gran hotel de color rosado. Unas amables palmeras refrescan su fachada ruborosa y ante él se extiende una playa corta y deslumbrante. Últimamente se ha convertido en lugar de veraneo de gente distinguida…

…cuando la dejó ante la puerta desolada y ella se volvió para mirarle, comprendió que desde aquel momento y ya para siempre el problema de ella era de los dos. (144)

Y seguimos luchando, como barcos contra la corriente, atraídos incesantemente hacia el pasado. (So we beat on, boats against the current, borne back ceaselessly into the past.)
En la entrada del 8 de marzo de 2018, Con el mismo cuento 47, hay una pequeña reseña. El que quiera una más detallada, puede leer lo que Enrique Vila Matas escribió en su blog, una bella y precisa síntesis de la novela. Dejo más abajo un enlace a la misma.
Fue llevada al cine en 1962 con Jennifer Jones y Jason Robards en los papeles de Nicole y Dick Diver, la paciente rica y su médico-marido dirigidos por Henry King.


El cuento de Piglia está dedicado a Fitzgerald, pero cuesta un poco encontrarlo allí. He leído la primera versión, me han dicho que la última tiene correcciones del autor que lo mejoran. Incluso ya no tiene la dedicatoria y el mismo Piglia en el prólogo a la reedición dice “… su título es un testimonio de mi admiración por Scott Fitzgerald aunque, para decir la verdad, el tono deriva de The Subterraneans de Jack Kerouac y sobre todo de la última frase del libro: And I go home having lost her love. And write this book.”
Es el fin de una historia de amor, trágica, de lo que queda y de la imposibilidad de separar la fragilidad del recuerdo de las fragilidades personales. En ese sentido sí es una historia como la de las heroínas de sus admirados F y K, en especial en la obsesión de dejarlo escrito.

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