Hexagrama
16
Ella
mueve los hilos con gracia y seguridad y la red va surgiendo prodigiosa. Él la corteja
fascinado, sorprendido por los sublimes aleteos de su corazón.
Ceremoniosos
y aplicados, los dos ponen toda su destreza en las tareas. Cada uno con un entusiasmo
diferente, casi ajenos, misteriosamente sin recelos.
El
entusiasmo de ella es el de alguien paciente y seguro; tejiendo un bordado conocido,
deteniéndose cada tanto a reforzar algún nudo, entregada a un mandato atávico, sin
apuro. Muy distinto del entusiasmo de él, que lo devora, lo empuja en acrobáticos
arrebatos y lo muestra ridículo en su conducta. Parece gozar por anticipado
cada vez que la mira, temerario, casi rozándola, mientras ella se oculta,
cercana e indiferente. Hasta que, como un loco, arremete obstinado y se da
cuenta de que ha entregado algo más que su alma: está atrapado entre esos
hilos. Apenas puede moverse. El recuerdo de la libertad es lo único que le queda.
Ella
se acerca, caminando con pericia, sobre la tela que ondula suave en la brisa de
la tarde, lo observa y calcula que hay comida para rato.
Fernando
Terreno
.
1 comentario:
¡Uyyyy!
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