jueves, 31 de octubre de 2013

Guiones y guionistas -1-


Un listado de oficios importantes y poco reconocidos sería un amplio catálogo de lamentos y de heridas absurdas pero, sin duda alguna, el de guionista de cine o televisión estaría entre los más notorios. Y con razón, puesto que su trabajo es esencial y por poco no figuran siquiera en los créditos de películas y series a las que han contribuido decisivamente a convertir en obras maestras.
Hoy veremos lo que dice al respecto Alberto Moravia, que dedica un par de capítulos enteros de su novela El desprecio a reflexionar sobre el escritor puesto a guionista.

Quiero decir algo sobre el oficio de guionista, si no por otra cosa, por lo menos para que se entienda bien el sentimiento que experimentaba en aquel tiempo. Como es sabido el guionista es aquel que escribe –casi siempre en colaboración con otro guionista y con el director– el guión, o sea, el cañamazo del cual se extraerá luego la película. En el guión, uno por uno, según los desarrollos de la acción, se indican minuciosamente los gestos y las palabras de los actores y los distintos movimientos del tomavistas. El guión es pues, al mismo tiempo, drama, mímica, técnica cinematográfica, puesta en escena y dirección. Ahora bien, aunque la parte del guionista en la película sea de primordial importancia y venga inmediatamente después de la del director, por razones inherentes al desarrollo seguido hasta ahora por el arte del cine, queda siempre irremediablemente subordinada y oscura. En efecto, si juzgamos las artes desde el punto de la expresión directa –y no se ve en realidad de qué otra forma podrían juzgarse–, el guionista es un artista que, aun dando a la película lo mejor de sí, no tiene ni siquiera el consuelo de saber que se ha expresado a sí mismo. …
Por lo tanto,  el guionista es el hombre que permanece siempre en la sombra; que da lo mejor de sí mismo para el éxito de los demás, no verá jamás su nombre en los carteles publicitarios, en los que por el contrario, están indicados los del director, actores, productor. …
Pero jamás podrá decir: “Esta película la he hecho yo…, en esta película me he expresado…, esta película soy yo” …
            Por el contrario, el guionista debe contentarse con trabajar por el dinero que recibe, el cual quiera o no, acaba por convertirse en el verdadero y único objeto de su trabajo. …
            Ahora bien, trabajar juntos en un guión no es como hacerlo, por ejemplo, en una oficina o en una fábrica, donde cada uno tiene su trabajo que hacer, independientemente del de su vecino… Trabajar juntos en un guión quiere decir vivir juntos, de la mañana a la noche, desposando y fundiendo la propia inteligencia, la propia sensibilidad y el propio ánimo con los de los otros colaboradores.    Crear… una ficticia y artificiosa intimidad, que tiene como único objeto la hechura de la película y, en última instancia, como ya he dicho, el dinero.  … lo que se asemeja notablemente a una especie de estupro del ingenio…
           Naturalmente, puede ocurrir también que la película sea de calidad superior; que el director y sus colaboradores estén ya previamente unidos por una mutua estima y amistad y que, en suma, el trabajo se desarrolle en condiciones ideales… Pero estas coincidencias son tan raras, como raras son las buenas películas.

ALBERTO MORAVIA, El desprecio, 1954, Editorial Plaza y Janés, 1983. Cap. V
Fue llevada al cine son el mismo nombre (1963) con dirección de Jean Luc Goddard y guión del propio Moravia y Goddard (en la ocasión ambos se pelearon con los productores, Carlo Ponti y Joseph Levine.) En estos días se cumplen 50 años de su estreno.

La ilustración corresponde al concurso de guiones Ibértigo 2013 (Canarias)
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sábado, 26 de octubre de 2013

La influencia (3) - Pratolini y Goloboff

Clases de literatura por $200 

Veamos estos párrafos de Vasco Pratolini y Mario Goloboff.


Cuando mamá murió tenías veinticinco días; estabas ya lejos de ella, en la colina. Los campesinos que te cuidaban te daban leche de una vaca manchada; incluso yo la probé una vez que fuimos a buscarte con la abuela.

Un día no te encontramos en casa de tu nodriza. Te habían llevado a visitar a los señores de Villa Rossa que, atraídos por tu belleza, se habían mostrado interesados en tu suerte. Esperamos inútilmente tu retorno. La campesina dijo:
“¡Si se encariñan con él, sería su fortuna, pobre criatura!”

 Al despedirnos nos ofrecía cortezas de pan con manteca y mermelada. Mermelada de naranja
….
El barón era un rico señor inglés, un sir, que había envejecido recorriendo el mundo por deporte, hasta que había encontrado en las colinas de Florencia su residencia ideal. Tu protector era su mayordomo; lo servía desde hacía cuarenta años.
…él sabía demostrarle…al jardinero la razón por la que había fracasado un injerto…
Vasco Pratolini, Crónica de mi familia, 1947, Ediciones Fausto, Cap.1,2,3.



 
Cuando murió mi mamá (yo solamente tenía unos meses entonces), mis dos hermanos mayores fueron tomados por un señor al que en el pueblo llamaban el Conde Champolión, y a mí me dejaron a cargo del tío Negro. Él era el que salía buscarme leche de pecho al barrio del ciclón, ubicándome junto a una ventana abierta para que no me ahogara con los llantos. Allí me veían muchas veces mis hermanos cuando pasaban de la mano de Victoria yendo a la escuela o a hacer compras.

La casa del Conde era enorme. Más allá del portal y de la pileta, tenía un inmenso jardín lleno de flores rojas y amarillas, y el Conde, en persona, las regaba y mataba uno a uno los bichitos que subían por el limonero.

El Conde tomaba su desayuno en el jardín. …
Disponía de muchas mermeladas; mis hermanos…
Mario Goloboff, Criador de palomas, 1984, Ediciones Colihue, Cap. 4.




Deliberada o inconsciente, la influencia acosa a los creadores. El tema de los hermanos huérfanos que son “ubicados” en familias de condición social diferente y las consecuencias que eso trae a sus vidas está presente en estas dos novelas.
Ambas atravesadas por el dolor, las pérdidas y lo que estas dejan en los protagonistas; la primera, al cabo de la guerra (la 2ª Guerra Mundial) y la segunda, luego del exilio forzoso (a causa del dictadura cívico-militar-eclesiástica de 1976 en la Argentina.) Las dos son una muy interesante búsqueda de consolación, expiación y de exorcizar esos fantasmas.
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martes, 22 de octubre de 2013

La influencia (2) - Clases de literatura por $200

Hesse y Proust


Veamos estos párrafos de Hermann Hesse y de Marcel Proust.

Me satisfizo que mi padre me reprendiera al entrar…

Acostado ya, cuando la tibia seguridad del hogar comenzaba a envolverme cariñosamente, mi corazón retornó a su angustia, errando temeroso en torno a lo pasado. Mi madre había venido, como siempre, a darme las buenas noches; sus pasos resonaban todavía en mi cuarto y el resplandor de la vela se filtraba aún por la rendija de la puerta. “Va a volver –pensé-. Se ha dado cuenta de que me pasa algo y va a volver.”

Por la mañana, cundo mi madre acudió presurosa diciendo que ya era tarde y preguntando por qué no me había levantado aún, me encontró mala cara, y, al preguntarme si me sentía enfermo, vomité.
Hermann Hesse, Demian, 1919, Cap. 1, pág. 32


Al subir a acostarme, mi único consuelo era que mamá habría de venir a darme un beso cuando ya estuviera yo en la cama. Pero duraba tan poco… Pág.24
...
Aquella noche la pasó mamá en mi cuarto; en el mismo momento en que acababa de cometer una falta tan grande que ya esperaba que me echaran de casa, mis padres me concedían mucho más de lo que hubiera logrado de ellos como recompensa por una buena acción.
…el comportamiento de mi padre conmigo conservaba algo de aquel carácter de cosa arbitraria e inmerecida…
Mamá se quedó aquella noche en mi cuarto, y como para no aguar con remordimiento alguno… mi mano en la suya y dejándome llorar sin reñirme,… Pág.53
Marcel Proust, En busca del tiempo perdido, 1913/1919, Tomo 1: Por el camino de Swann, Alianza


Lo mismo que en la entrada del 7 de octubre de 2013, es evidente que alguno de los dos (o ambos) autores ha leído al otro o, al menos, que el mismo tema inquietaba a los dos. Los párrafos los muestran como unos perfectos “mamonchos”, al mismo tiempo que como los grandes escritores que fueron.
Otro ejemplo de “la influencia”. Lo cual me recuerda una anécdota atribuida a G. G. Márquez; durante una entrevista le preguntaron por los autores que habían influido en su obra y él contestó: “Todos los que he leído hasta anoche.”

Dave Mc Caig es el autor de la ilustración de Hesse y la de Proust es del suplemento Radar Libros, del diario Página12.
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viernes, 18 de octubre de 2013

El monedero falso – Problema de ingenio



No se trata de un resumen de la novela Los monederos falsos de André Gide sino de un clásico problema de ingenio.
Hay 10 monederos con 10 monedas cada uno. Las monedas de 9 de esos monederos pesan 10 gramos cada una pero las del restante pesan 9 gr.
De modo que tenemos nueve monederos con monedas que pesan 100 gramos y uno que pesa 90 gr.
En el planteo habitual, se pide hallar el monedero falso realizando una sola pesada.
Puede utilizarse cualquier tipo de balanza, pero se lo debe identificar en una sola pesada.
Los lectores pueden pensar variantes posibles y, en caso de ser necesario, buscar las soluciones que aparecen en internet. Una de ellas, del diario Página12, donde Adrián Paenza lo publicó con una ligera variante y con la respuesta incluida.


Ahora bien, hay maneras de resolverlo sin efectuar siquiera una sola pesada. El que quiera poner sus neuronas a tratar de encontrar algún modo, puede hacerlo y, en caso de hallar algún camino posible, le agradeceré que lo ponga en los comentarios. De cualquier modo, pasados unos días y en el mismo lugar pondré la solución que se me ocurrió.

Gracias a Piero que me planteó por primera vez el problema.
Gracias a todos por la paciencia.
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martes, 15 de octubre de 2013

Con el mismo cuento 13 - La niña obediente


En la literatura infantil es muy frecuente el caso de cuentos que son diferentes versiones del mismo núcleo temático. En este caso se trata de tres cuentos protagonizados por una niña ejemplar (para los adultos), obediente, perfecta, virtuosa y disciplinada.
A los seleccionados hoy los he tomado de un trabajo de la Lic. Ana Sofía Ramírez Heatley, de modo que el mérito es de ella. Se trata de un análisis literario de sus semejanzas y diferencias que se puede leer aquí: http://revistes.uab.cat/jtl3/article/view/98.

Las obras son
·         El cuentista, de Héctor Hugh Munro @ Saki
·         Cuento de la niña condecorada, de Jorge Ibargüengoitía
·         Hipersúper Jezabel, de Tony Ross

En el cuento de Saki tres chicos viajan en tren con una tía y se aburren con las respuestas edulcoradas que da a sus preguntas. Un pasajero la critica y ella le sugiere que se ocupe él de entretenerlos. El tipo retoma el relato de la señora y lo pone patas para arriba mostrando lo absurdo de las ficciones moralizantes.

La niña de Ibargüengoitía es una alumna ideal para sus maestras y antipática para sus compañeros a los que vive señalando y acusando. Colmada de premios y buenas notas, fracasa totalmente cuando tiene que enfrentar situaciones para las que no está preparada. La “buena educación” no le sirve para afrontar el mundo real, del que ha sido buenamente aislada.

En el cuento, Tony Ross se apoya más en las ilustraciones que en el texto porque está dirigido a niños más pequeños. Hace hincapié en el contraste caos/orden, limpieza/desorden. Pero la niña perfecta se va llenando de imperfecciones, de vanidad y se hace insoportable. Finalmente la devora un cocodrilo que se escapa de un zoológico. Esto ironiza sobre la perversidad de los cuentos para niños y termina de forma humorística para mitigar la tensión del final.
FIN
 
El cuentista, de Saki, acá:
http://planlectura.educ.ar/pdf/literarios/el_cuentista.pdf
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viernes, 11 de octubre de 2013

Anemia del Mediterráneo – Sa Surbile

 

Sa Surbile (La absorbedora).
La pastora tenía un niño recién nacido que no crecía. Se iba apagando lentamente ante la desesperación de los padres. La madre le daba la teta largo rato, incluso hasta quedarse dormida, pero el niño no se alimentaba.
Sucedía que cuando se disponía a amamantar a su hijo se le aparecía una serpiente –Sa Surbile- y los hipnotizaba. Ponía su cola en la boca del niño y chupaba ella la leche de la madre hasta saciarse, cumplido lo cual se retiraba y escondía hasta el próximo turno.
La madre no se daba cuenta, salvo por el deterioro de la criatura y todo terminaba en el desenlace fatal.
Para evitar esto se utilizaban dos recetas. Una consistía en que en toda casa con un recién nacido se colocaba detrás de la puerta de entrada una bolsa con harina. Se suponía que de ese modo, la serpiente al encontrar primero ese alimento ya no tendría necesidad de la leche de la madre. Si el marido permanecía en la casa, lo que se ponía detrás de la puerta era una guadaña o una hoz bien afiladas para cortar la cabeza de la serpiente.

La historia, proveniente de pastores sardos, habla de la anemia del mediterráneo, de cómo la interpretaban y la enfrentaban. Hasta mitad del siglo pasado, los casos severos de esta enfermedad eran causa de altas tasas de mortalidad infantil.
En la actualidad, en las universidades de Cagliari y de Sassari hay institutos dedicados especialmente al tema y está totalmente bajo control pero, durante mucho tiempo, afectó especialmente a las familias de campesinos y pastores, de lo que nos queda esta historia como registro.

La talasemia (del griego “sangre marina”) es un tipo de anemia hereditaria de difusión mundial pero que originalmente se detectó en los pueblos del mar Mediterráneo, en Italia y particularmente en Cerdeña.
Se presenta en varios tipos, con cuadros clínicos que van desde los muy leves con portadores casi asintomáticos hasta casos graves de enfermedad terminal. Su tratamiento es relativamente simple y están identificados los genes -cuya alteración es la causa de la enfermedad- y el modo en que se hereda.


Hay dos o tres puntos muy interesantes en la historia desde el punto de vista mítico.
Lo más saliente, a mi modo de ver, es la inversión de la imagen de la muerte. Estamos habituados a la muerte como una mujer con una guadaña que viene a segar nuestras vidas. En esta tradición sarda, la muerte tiene la imagen de una víbora –que en la iconografía habitual simboliza lo opuesto a la muerte: la medicina y la farmacia- y la guadaña la tienen las víctimas para pelear contra ella.
Esta serpiente chupa la leche de la madre, otra sustitución de las mujeres vampiro  que chupan y se alimentan con sangre.
La serpiente "encanta" a la madre y engaña al bebé, versión espejada de otro mito sardo: Las panas o janas, las mujeres que mueren en el parto y cuyas ánimas deambulan cantando tratando de encontrar y "encantar" a sus hijos. 

Gracias a Luis Doppio, descendiente de pastores, que me contó la historia.
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lunes, 7 de octubre de 2013

La influencia (1) - Clases de Literatura por $ 200


Por la misma esquina de la plaza de Yanahuanca por donde, andando los tiempos, emergería la guardia de asalto para fundar el segundo cementerio de Chinche, un húmedo setiembre, el atardecer exhaló un traje negro. El traje, de seis botones, lucía un chaleco surcado por la leontina de oro de un Longines auténtico. Como todos los atardeceres de los últimos treinta años, el traje descendió a la plaza para iniciar los sesenta minutos de su imperturbable paseo.
MANUEL SCORZA, Redoble por Rancas, capítulo 1.

A las nueve, una mañana de fines de julio, el soberbio coche de Gatsby se deslizó por la rocosa pendiente hasta mi puerta y exhaló un bocinazo por su claxon de tres notas. Era la primera vez que me visitaba, si bien yo había estado en dos de sus fiestas, me había subido a su hidroavión y, antes sus reiteradas invitaciones, había usado frecuentemente su playa.

At nine o’clock, one morning late in July, Gatsby’s gorgeous car lurched up the rocky drive to my door and gave out a burst of melody from its three-noted horn. It was the first time he had called on me, though I had gone to two of his parties, mounted in his hydroplane, and, at his urgent invitation, made frequent use of his beach.
FRANCIS SCOTT FITZGERALD, El gran Gatsby, capítulo 4.

 
Muy de vez en cuando aparece alguien que lee con su propia cabeza y aporta ideas  nuevas a la teoría y la crítica literarias. Entre estos, Harold Bloom (norteamericano, 1930), autor del concepto de “la angustia de la influencia” que señala como la tensión de la pugna entre el escritor y todos sus antecesores, en la cual se evidencian «las sombrías verdades de la competencia y la contaminación».
Anatomía de la influencia, 2011/1991 (The anxiety of influence: A Theory of Poetry)

Para Blomm, cualquier obra literaria actual lee de manera errónea –y creativa- y por lo tanto reinterpreta a los textos anteriores. Y esta angustia se supera con la inteligencia y el talento que permite a los autores perpetrar el descuartizamiento que ejecutan sobre aquellos textos.
Bloom da otra vuelta de tuerca a un concepto que había lanzado J. L. Borges en un texto de 1951, Kafka y sus precursores, que sintetizaremos así: todo gran escritor crea a sus precursores. Por crear debemos entender que los resignifica, los transforma, los actualiza y este efecto retroactivo de la actualidad sobre el pasado hace “nuevas” las viejas obras por la simple acción de leerlas ahora.

Los párrafos de Scorza y de Fitzgerald –de dos novelas tan distintas (¿o no?) – parecen mostrar el ligero perfume de un autor en el otro y sintetizar el tema de la influencia que tan bien vieron Bloom y Borges.

 
Las ilustraciones son de los grandes Nicolás Prior y Miguel Repiso REP.
Más sobre la influencia en el texto de Bloom y en estos enlaces:
Borges y Kafka. La alegría de la influencia. – Eduardo Pellejero
http://institucional.us.es/revistas/philologia/23/01%20Pellejero.pdf
http://www.borges.pitt.edu/bsol/db6.php
J. L. Borges, Otras inquisiciones, Kafka y sus precursores, acá:
http://www.galeon.com/kafka/borges2.htm
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viernes, 4 de octubre de 2013

Cuando la tarde se va...


Las últimas horas de la tarde, con su inquietud, desasosiego o melancolía, han sido fuente de inspiración de muchos poetas. Acá van algunos de los recuerdos que esas musas dejaron.

1
Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como una música…
EL FIN, cuento, Jorge Luis Borges (1899–1986) (Artificios, 1944; Ficciones, 1944)

2
SANTOS VEGA, poema de Rafael Obligado
EL ALMA DEL PAYADOR
Cuando la tarde se inclina
sollozando al occidente,
corre una sombra doliente
sobre la pampa argentina.
Y cuando el sol ilumina
con luz brillante y serena
del ancho campo la escena,
la melancólica sombra
huye besando su alfombra
con el afán de la pena.


3
ZAMBA DEL TIEMPO LEJOS – Zamba de Arturo Dávalos.
Cuando la tarde se va
y el camino del cerro subimos los dos
siento nostalgia al pensar
que no volverás, que no volverás.
Por el arroyo tu voz
saltarina en las piedras parece decir
llévame siempre hacia el mar
donde morirás, donde morirás.


4
CALLE DESCONOCIDA Fervor de Buenos Aires, Joge Luis Borges.

Penumbra de la paloma
llamaron los hebreos a la iniciación de la tarde
cuando la sombra no entorpece los pasos
y la venida de la noche se advierte
como una música esperada y antigua,

como un grato declive.
Quizá esa hora de la tarde de plata
diera su ternura a la calle,
haciéndola tan real como un verso
olvidado y recuperado.
Sólo después reflexioné
que aquella calle de la tarde era ajena,
que toda casa es un candelabro
donde las vidas de los hombres arden
como velas aisladas,
que todo inmediato paso nuestro
camina sobre Gólgotas.

(Continuará)
El autor de la viñeta es Fournier.
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