lunes, 7 de octubre de 2013

La influencia (1) - Clases de Literatura por $ 200


Por la misma esquina de la plaza de Yanahuanca por donde, andando los tiempos, emergería la guardia de asalto para fundar el segundo cementerio de Chinche, un húmedo setiembre, el atardecer exhaló un traje negro. El traje, de seis botones, lucía un chaleco surcado por la leontina de oro de un Longines auténtico. Como todos los atardeceres de los últimos treinta años, el traje descendió a la plaza para iniciar los sesenta minutos de su imperturbable paseo.
MANUEL SCORZA, Redoble por Rancas, capítulo 1.

A las nueve, una mañana de fines de julio, el soberbio coche de Gatsby se deslizó por la rocosa pendiente hasta mi puerta y exhaló un bocinazo por su claxon de tres notas. Era la primera vez que me visitaba, si bien yo había estado en dos de sus fiestas, me había subido a su hidroavión y, antes sus reiteradas invitaciones, había usado frecuentemente su playa.

At nine o’clock, one morning late in July, Gatsby’s gorgeous car lurched up the rocky drive to my door and gave out a burst of melody from its three-noted horn. It was the first time he had called on me, though I had gone to two of his parties, mounted in his hydroplane, and, at his urgent invitation, made frequent use of his beach.
FRANCIS SCOTT FITZGERALD, El gran Gatsby, capítulo 4.

 
Muy de vez en cuando aparece alguien que lee con su propia cabeza y aporta ideas  nuevas a la teoría y la crítica literarias. Entre estos, Harold Bloom (norteamericano, 1930), autor del concepto de “la angustia de la influencia” que señala como la tensión de la pugna entre el escritor y todos sus antecesores, en la cual se evidencian «las sombrías verdades de la competencia y la contaminación».
Anatomía de la influencia, 2011/1991 (The anxiety of influence: A Theory of Poetry)

Para Blomm, cualquier obra literaria actual lee de manera errónea –y creativa- y por lo tanto reinterpreta a los textos anteriores. Y esta angustia se supera con la inteligencia y el talento que permite a los autores perpetrar el descuartizamiento que ejecutan sobre aquellos textos.
Bloom da otra vuelta de tuerca a un concepto que había lanzado J. L. Borges en un texto de 1951, Kafka y sus precursores, que sintetizaremos así: todo gran escritor crea a sus precursores. Por crear debemos entender que los resignifica, los transforma, los actualiza y este efecto retroactivo de la actualidad sobre el pasado hace “nuevas” las viejas obras por la simple acción de leerlas ahora.

Los párrafos de Scorza y de Fitzgerald –de dos novelas tan distintas (¿o no?) – parecen mostrar el ligero perfume de un autor en el otro y sintetizar el tema de la influencia que tan bien vieron Bloom y Borges.

 
Las ilustraciones son de los grandes Nicolás Prior y Miguel Repiso REP.
Más sobre la influencia en el texto de Bloom y en estos enlaces:
Borges y Kafka. La alegría de la influencia. – Eduardo Pellejero
http://institucional.us.es/revistas/philologia/23/01%20Pellejero.pdf
http://www.borges.pitt.edu/bsol/db6.php
J. L. Borges, Otras inquisiciones, Kafka y sus precursores, acá:
http://www.galeon.com/kafka/borges2.htm
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