lunes, 29 de agosto de 2022

Con el mismo cuento 69 – Collodi, Auster, la Biblia



Las aventuras de Pinocho
, 1883, cuento de Carlo Collodi (1826-1890).

La invención de la soledad, 1982, novela de Paul Auster (1947).

Antiguo Testamento, 39 Libro de Jonás.

 

Es Paul Auster en su novela La invención de la soledad quién llama la atención sobre el paralelismo de los textos del Libro de Jonás y el Pinocho de Collodi.

Va más allá del mero señalamiento: en la 2ª parte de la novela, El libro de la memoria, en los volúmenes (capítulos) 7 y 8, hace una comparativa entre el original de Collodi y la versión de Disney y al referirse a Jonás como profeta (como falso profeta, pues dios lo obliga a anunciar la destrucción de Nínive que luego no lleva a cabo) lo relaciona con Casandra y sus profecías, con el discurso, la acción y la traducción. Y, por supuesto, con la relación padres-hijos (hijo salva al padre/padre salva al hijo) y la búsqueda del padre, que es el núcleo de la obra.

 


El tema central del paralelo entre los libros de hoy, el monstruo andrófago que traga un hombre entero, también está en la mitología clásica, cuando Jasón vence al dragón que lo traga intacto, lo duerme con la ayudita de los yuyos que le da Medea y es vomitado por el monstruo, vivito y listo para continuar sus aventuras. (Jasón y los Argonautas).

 


La historia del Jonás bíblico y Las aventuras de Pinocho tienen en común que Gepetto, el constructor/padre de Pinocho, es rescatado por su hijo después de vivir un par de años en el estómago de un dragón marino gigantesco, del mismo modo que Jonás pasa 3 días y 3 noches en el estómago de un gran pez desde donde es vomitado sano y salvo hacia tierra firme. En la versión de Disney el dragón pasa a ser una ballena.



Es cierto que la permanente bajada de línea moralizante de Pinocho resulta hoy algo pasada de moda, pero que reúne todos los condimentos para lograr el éxito y la difusión que alcanzó es indudable. Una novela donde un muñeco cobra vida (en una época de intentos maquinistas, de Frankenstein, de El Golem), con el recurso de la animalización humana de las fábulas, de una fantasía desbordante y las relaciones parentales endulzadas por la picaresca, logra mantener el interés permanente de lectores de cualquier edad.

.

domingo, 21 de agosto de 2022

Novelas clasificadas por clases

 De pobres y desposeídos, de clase media, burguesas, aristocráticas

 



A todo el mundo le interesan los temas de las clases altas, las desventuras de los pobres no tienen interesados, dijo Woody Allen comentando su película Blue Jazmine. En principio, el brulote me causó impresión y rechazo, pero una posterior reflexión sobre el punto dio lugar a un repaso sobre mis propios gustos literarios y, en especial, sobre las novelas preferidas. Las sorpresas de esas reflexiones derivaron en esta clasificación “clasista” de algunas novelas.

 

Me pregunto por “mis” mejores novelas y sin pensar aparecen: Anna Karenina (L. Tolstoi), Tierna es la noche (F. Scott Fitzgerald) y El buen soldado: historia de una pasión (F. Madox Ford).

Estoy al horno, W.A. tiene razón:

·       todas a caballo del siglo 19 y el 20 (1877, 1934 y 1915).

·       los protagonistas oscilan entre aristócratas y de clase alta.

·       Todas sobre parejas en conflictos, en lucha por amor, odios, infidelidades, rechazos, dominación, cuidados; en el marco del malestar de la cultura, del matrimonio y de alguna otra institución que todavía gozamos y padecemos.

 

Pero mi razón hurga en busca entre mis admiradas y encuentro enseguida a: Polvo y espanto (Abelardo Arias), a Zama (Di Benedetto), a El corazón es un cazador solitario (Mc Cullers) y tantas que trataré de agrupar según la idea inicial. Desecharé las históricas porque merecen una mirada particular y su clasificación me resulta complicada

 

Así que entre “mis” novelas donde el tema o los protagonistas son pobres o desposeídos recuerdo a: El licenciado Vidriera y Rinconete y Cortadillo (M. de Cervantes), El corazón es un cazador solitario (Carson Mc Cullers), Mientras Agonizo (W. Fauklner), Los hijos de Sánchez (O. Lewis), El camino del tabaco (E. Caldwell), Pedro Páramo (J. Rulfo), Redoble por Rancas (Manuel Scorza), Hijo de Hombre (A. Roa Bastos), Shunko (J. Ábalos), La Patagonia trágica (J. María Borrero) y Los vengadores de la Patagonia trágica (Osvaldo Bayer)

·       resulta evidente que las primeras tienen su origen en la picaresca española que surgió como respuesta a las novelas donde todos eran héroes, caballeros y damas hidalgas. De hecho, las llamaban antinovelas.

·       las norteamericanas abrevan en las crisis que culminaron con el crack económico de 1929 y las mejicanas son hijas de los coletazos del país vecino, permanente exportador de sus desgracias que no de sus riquezas.

·       Las de nuestra América del Sur, refieren mayormente a hechos puntuales asociados a explotaciones y saqueos de recursos naturales.

 

De las “clase media”, aquellas cuyos conflictos o protagonistas le pertenecen, como decía el gran actor Gianni Lunadei en esas intervenciones donde encarnaba a un despreciable genuflexo de “clase mierda”, recuerdo en especial a:

Un pequeño café (Marco Denevi), Boquitas pintadas (Manuel Puig), Crónica de mi familia (Vasco Pratolini), Sostiene Pereira (Antonio Tabucchi), Lolita (Nabokov), El lamento de Portnoy (Philip Roth), La tregua (Mario Benededetti)

·       por su pertenencia de clase, cercana a la de este bloguero y a sus lectores, resultan duras de soportar pues nos muestran nuestras peores flaquezas y deméritos.

·       con sus personajes acomodaticios, tratando de pasar desapercibidos en los laberintos de sus empleos, con poco donde encontrar algún aspecto positivo o digno de admiración salvo en algún rapto generalmente desesperado para huir de la alienación que los impregna; se entiende que Allen diga que “no resulta interesante para nadie”.

 

Nos quedan las novelas burguesas o sobre la burguesía, entre las que se destacan las de La comedia humana (Balzac) porque, además de sus grandes méritos, han sido recomendadas por alguien que de “clases” sabía bastante: un tal Carlos Marx *. El gatopardo (Lampedusa), El gran Gatsby (F. Scott Fitzgerald), Madame Bovary (G. Flaubert) pertenecen a esta “clase”.

 

Y con esta última podemos cerrar estas reflexiones de hoy, volviendo al principio, ya que Blue Jazmine es, en alguna medida, una versión de la obra de Flaubert, a quien sabemos que Allen admira y ya homenajeó en otro cuento suyo: El episodio Kugelmass.

Por otra parte, cualquiera sea la “clase” a la que pertenezca la novela que llegue a nuestras manos, lo importante es que, si es buena, nos ayudará en el intento de entendernos y entender el mundo que nos rodea. Y que esa sea, posiblemente, la única razón por la que leemos novelas.

.

 

 

* Para Marx el romanticismo no es solamente una escuela literaria, sino que es una protesta cultural en contra del capitalismo.

“yo aprendí más sobre lo que es la sociedad burguesa, el capitalismo, etc., leyendo las novelas de Balzac que con el conjunto de los historiadores, economistas e investigadores de estadísticas profesionales de su época”. Marx y Engels – Sobre el arte y la literatura

https://conversacionsobrehistoria.info/2019/05/03/marx-engels-y-el-romanticismo/

.

lunes, 15 de agosto de 2022

Epígrafes


Vayamos a las cosas: pondré algunos epígrafes que me gustan, empezando por uno que eligió Isidoro Blaisten. Dicho sea de paso: ¡Argentinos, a las cosas, a las cosas!, si mal no recuerdo es una frase que dijo Ortega y Gasset en una conferencia cuando visitó nuestro país en 1942 y que podría ser usada aquí como epígrafe.


Las mujeres deseadas y los ideales, ay, se alcanzan.

Adolfo Bioy Casares (Guirnalda con amores)

Este es el epígrafe que eligió Isidoro Blaisten para su cuento Dublín al sur.

 

Mía es la venganza: yo daré el pago merecido.

Nuevo Testamento (Romanos, 12, 19)

Epígrafe de León Tolstói para Anna Karenina

 

La superstición trae mala suerte.

Raymond Smullyan (5000 B.C., 1.3.8)

Uno de los epígrafes de Umberto Ecco para El péndulo de Foucault.

 

Tout será oublié et rien ne será réparé. (Todo será olvidado y nada se reparará.)

Milan Kundera (La broma, 1967)

Epígrafe de Manuel Scorza en Redoble por Rancas 


Los epígrafes son esas frases que los autores ponen al principio de sus textos con diferentes propósitos. Tan interesantes me resultan que podría escribir tanto a favor como en contra de su uso. Generalmente se trata de partes extraídas de otro texto de un autor conocido que, se supone, el escritor coloca como homenaje. O como clave o pista para orientarnos acerca de lo que vamos a leer o para confesar sus adhesiones e invitarnos a participar en su cofradía.

 

Me gustan especialmente aquellas que son verdaderas perlas encontradas y sacadas a relucir de en medio de textos ya reconocidos por tener luz propia. Y también aquellas que nos llaman la atención sobre un autor al que no dimos oportunidad o no conocíamos y, de repente, se presenta interesante y nos deja con ganas de leerlo.

 

Por el contrario, me producen rechazo esos que se ponen en el idioma original, sin traducción, como haciendo gala de una erudición de la que de entrada descreo o, peor aún, aquellos que son frases insulsas de autores consagrados y en los que los autores parecen querer escudarse para decirnos que están jugando en la misma liga que los citados. Me sacan de quicio las citas apócrifas, las erróneas, voluntarias o involuntarias, porque implican una desvalorización y burla a los lectores cuando, en realidad, es una confesión directa del poco rigor de esos autores.

 

 

Para terminar, un epígrafe equivocado o mal atribuido. El autor escuchó cantar el gallo, pero no sabía bien en qué gallinero. Era uno de esos al que, en ocasiones, el odio lo cegaba.


On ne tue point les idées. (traducida por DFS como: A los ombres se degüella: a las ideas no.)

Fortoul

Epígrafe de Domingo Faustino Sarmiento para Facundo o Civilización i Barbarie.



En realidad, la frase no pertenece a Fortoul sino a Volney según Paul Groussac, director de la Biblioteca Nacional Argentina (Crítica Literaria, Buenos Aires, 1924, página 255) y la traducción de don Domingo, digamos que es algo “libre”, para no perder la elegancia y el decoro de esta Pulpería.

Hay varios artículos referidos al tema, pongo los enlaces aquí:

El civilizador de San Juan, por José Pablo Feinmann en Página12

https://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-71700-2006-08-20.html

 

Ricardo Piglia, en su novela Respiración Artificial le hace decir a Renzi, el protagonista: …la literatura argentina se inicia escrita en francés con una cita falsa, equivocada.

El mismo Piglia habló sobre el tema en sus lecciones en la TV Pública, que ahora editó Eterna Cadencia en forma de libro y que es imperdible.

.





miércoles, 3 de agosto de 2022

Humor 107

Exámenes, alumnos y profesores

Recopiladas con benevolencia y la confianza en que los frutos de la pedagogía germinarán antes del fin de los tiempos. Gracias Profesor Gabriel P., Profesora Teresa E. y Dra. Celia M.

 

1 Lutero y el cisma protestante

En 1517 Martín Lutero lanzó sus 95 tesis demandando cambios en las prácticas de la iglesia católica que fueron rechazadas por Roma. El resultado fue una profunda división eclesiástica y política. El norte de Europa se separó de Roma y el sur permaneció católico.

Durante el examen oral del alumno Bettoli se produjo el siguiente diálogo:

¿Cuáles eran los principales puntos de conflicto entre Lutero y Roma?, preguntó el profesor.

Lutero era bastante caprichoso, –le respondió muy suelto el alumno.

P (asombrado) – Sea más preciso, por favor.

A – Lutero no se quería fotografiar…

P (más asombrado) – ¿Esa le parece que era la principal razón de las demandas?

A – Sí. Fundamentalmente esa.

P – ¿De dónde saca eso?

A – De los apuntes Sr.

P – Los apuntes los escribí yo y no recuerdo haber puesto eso. A ver, ¿dónde lo dice?

A (busca y lee) –“A pesar de las exigencias de Roma, Lutero no se quiso retractar.”

 

2 Epístolas

Secundario religioso, la profesora de literatura es la misma persona que daba catequésis en la primaria.

P – Hable de las epístolas. Puede traer algún ejemplo si eso le ayuda.

A – (con un ataque de mudez y/o la mente en blanco) …

P – A ver si la puedo ayudar. Las epístolas en sí mismas o como género…

A – (continúa en blanco) …

P – Hay una famosa, vinculada con San Pablo…

A – (continúa en blanco) …

P – Pensemos desde los principios. ¿Qué son las epístolas?

A – Las epístolas son… ¿las señoras de los apóstoles?

 

3 Domenico Zipoli

En el Conservatorio X de X el tema era el barroco y los alumnos aportaban lo que habían preparado para esa clase grupal. Le llegó el turno a Tomás V. que comenzó a explayarse sobre Domenico Zipoli al que calificó como un “mecánico que arreglaba pianos porque contaba con numerosos repuestos para los mismos”.

– Discúlpeme V., pero se trata de un compositor y ejecutante excelso de música sacra, del 1700. Todavía no se había fabricado ningún piano. ¿Quién le dijo eso?

– Lo leí en la bibliografía que su cátedra recomienda. Decía muy claro que tenía numerosas piezas para claves y teclados, que componía con llamativa habilidad.”

 

4 La fosa de Testut

Los alumnos de primer año de medicina tenían una materia brava: Anatomía y el libro de texto era el viejo Tratado de anatomía humana de Léo Testut y André Latarjet (maestro y discípulo en Burdeos, Francia.)

Los compañeros se ayudaban (se tomaban “pruebas de los conocimientos”) preguntando por las localizaciones de músculos, huesos y órganos varios. ¿Dónde está la apófisis coracoides? ¿Dónde se inserta el externocleidomastoideo? ¿Dónde queda la “silla turca”? y así ayudaban a memorizar y fijar los conocimientos.

Se hizo famoso un riojano bromista que cada tanto mechaba su pregunta letal: ¿Dónde está la fosa de Testut? desconcertando por completo a su víctima.

Cuando esta desesperaba, contestaba con parsimonia: en Burdeos, murió en 1925.

.