Cuarentena selecta

Cuentos seleccionados para la ocasión

Si fuera el caso, dios no lo consienta, que las relaciones con sus parejas empezaran a tensarse –cosa natural después del 5º o 6º día de observar rigurosa cuarentena– y hayan empezado a dar vueltas por sus cabezas algunas ideas poco convenientes; nada mejor que recurrir a la experiencia ajena. Concretamente, si alguno de ustedes ha empezado a fantasear con divorciarse u otra forma más contundente de deshacerse de su media naranja, La Pulpera les acerca esta selección de cuentos que abordan el tema, pueden aportar inspiración, ideas o, más lindo e inocuo, asegurar momentos placenteros de gran diversión y sano esparcimiento.

            Veneno, cuento de Katherine Mansfield, de 1924.

            Los gentiles asesinos, cuento de Ray Bradbury, de 1996

            Cordero asado, cuento de Roald Dahl, 1979

Elisa, cuento publicado en La Pulpera, 2018

Veneno pertenece al libro Algo infantil y otros cuentos. También se lo puede leer en Matrimonio à la mode, que publicó en 2018 la Editorial Mil Botellas y se consigue en las librerías de Buenos Aires a muy buen precio. Es una antología con once cuentos de K.M., uno mejor que el otro.

Los gentiles asesinos es uno de los cuentos de Más rápido que la vista, que en 1997 editó Emecé. Es el que tiene la mayor dosis de humor en el abordaje de un tema tan espinoso.

Cordero asado forma parte del libro Relatos de lo inesperado y ha sido filmado por A. Hitchcook. Lo pueden leer en este enlace: https://mrpoecrafthyde.files.wordpress.com/2016/09/dahl-roald-cordero-asado.pdf

Elisa se puede leer en este enlace: http://lapulpera.blogspot.com/2018/01/elisa-cuento.html

Hay otros dos cuentos sobre la temática. No aplican totalmente a las restricciones de la cuarentena, pero no puedo dejar de ponerlos por estar entre los más brillantes que he leído:

            La cuestión de la dama en el Max Lange, de Abelardo Castillo, de su libro Las maquinarias de la noche, de 1992.

            Al acecho, de Isidoro Blaisten, 1995, de su libro del mismo nombre. En este enlace http://foro.elaleph.com/viewtopic.php?t=29580

El primero reclutará adeptos para el ajedrez y el ataque Max Lange de la apertura italiana.

El segundo los hará recordar para siempre una verdura rara: los salsifíes.

Todos los harán adictos a la buena literatura, las cuarentenas y a quién sabe qué acciones de las cuales no quisiera hacerme responsable.

.

Señales

Señales

Terminó de vestirse con lo mejor que tenía y completó el arreglo poniéndose agua de colonia en cara y cuello.

Se sentía orgulloso de ser un jugador con gran fuerza de voluntad, con el auto control que tienen los buenos, los que saben interpretar las señales del azar, los que aprovechan las rachas o saben retirarse a tiempo en esas ocasiones en que la suerte es grela.

Lo esperaba una noche de póquer, el ritual de los sábados en el salón reservado del club.

Antes de llegar, quiso asegurarse la provisión de cigarrillos por si la cosa se alargaba.

            -Un paquete de Condal y una cajita de fósforos.

En ese tiempo la publicidad de los Condal decía: “Un reloj de oro espera escondido que alguien lo rescate”. Era todo un tema entre los fumadores. Por un instante pensó en la posibilidad de secarse en la timba y, con el paquete en la mano, cambió de opinión.

            –No, mejor deme un Lucky Strike. –Dijo, arrojando, con displicencia, el paquete sobre el mostrador. Los importados costaban el triple, de modo que volvió a sacar la billetera, mientras un tipo detrás decía:

            –Ni los guarde señora, los llevo yo. –Rápidamente manoteó el atado y se puso a abrirlo.

Él charló unas pavadas con la quiosquera mientras le daba el vuelto. Una sensación de superioridad y bienestar lo empezaba a envolver. Acomodó la plata y cerró los ojos como para disfrutar plenamente el momento. Unas palabras fuertes lo interrumpieron...

            -¡El reloj! ¡El reloj! ¡Saqué el reloj! –gritaba el de atrás, sacudiendo como loco un papelito apretado entre los dedos de su mano derecha.
.