Dante Alighieri , H. G. Wells, Ovidio, Robert Burton, Walt Whitman, Marcel Schwob, más… Alonso de Ercilla.
Los 80 años de El Aleph se conmemoraron en la Biblioteca Nacional con una exposición curada por el Centro de Estudios Borgeanos y un número de Hispamérica con 34 artículos/ensayos sobre lo que el cuento fue para sus lectores y estudiosos.
Varios artículos hacen referencias a las fuentes o influencias de otros autores que se ven en el cuento. Entre ellos recuerdo especialmente a: Borges y las tres paradojas matemáticas, de Guillermo Martínez; Dos o tres cosas que no hay en el Aleph, de Carlos Gamerro e Inmersión en las profundidades de un populoso mar: las fuentes literarias de “El Aleph”, de Facundo Oviedo.
El de este último es parte de una tesina para su carrera de Lenguas en la UNLP.
Todos excelentes y me resultaron más interesantes que el propio cuento.
Uno de los 34 autores, Mario Goloboff, admirador y biógrafo de Borges, me ha comentado otra obra relacionada que, su prodigiosa memoria, rescató en una conversación casual: en un número de la revista Texto crítico, allá por los 80 en México, Augusto Monterroso revelaba relaciones de El Aleph con La Araucana el poema épico de Alonso de Ercilla sobre la conquista de Chile.
No he podido conseguir esa revista, pero la búsqueda me trajo que Monterroso había estado exiliado un tiempo en Chile después del golpe norteamericano en Guatemala contra el presidente Arbenz.
Luego encontré esta mención a un fragmento del canto XXVII de la segunda parte del texto de Ercilla, en un trabajo de tesis de Juan Santander Leal para la Facultad de Filosofía de la UNChile.
...
En todo abreviaré lo que pudiere
y así a nuestro propósito volviendo,
os dije como el indio mago anciano
señalaba la poma con la mano.
Era en grandeza tal que no podrían
veinte abrazar el círculo luciente,
donde todas las cosas parecían
en su forma distinta y claramente:
las campos y ciudades se veían,
el tráfago y bullicio de la gente,
las aves, animales, lagartijas,
hasta las más menudas sabandijas.
El mágico me dijo: «Pues en este
lugar nadie nos turba ni embaraza,
sin que un mínimo punto oculto reste
verás del universo la gran traza:
lo que hay del norte al sur, del leste al oeste,
y cuanto ciñe el mar y el aire abraza,
ríos, montes, lagunas, mares, tierras
famosas por natura y por las guerras.
Mira al principio de Asia a Calcedonia
junto al Bósforo enfrente de la Tracia;
a Lidia, Caria, Licia y Licaonia,
a Panfilia, Bitinia y a Galacia;
y junto al Ponto Euxino a Paflagonia;
la llana Capadocia y la Farnacia
y la corriente de Éufrates famoso,
que entra en el mar de Persia caudaloso.
Mira la Syria, vees allá la indina
tierra de promisión de Dios privada,
y a Nazarén dichosa en Palestina,
do a María Gabriel dio la embajada.
Vees las sacras reliquias y ruina
de la ciudad por Tito desolada,
do el Autor de la vida escarnecido
a vergonzosa muerte fue traído.
Mira el tendido mar Mediterrano
que la Europa del África separa,
y el mar Bermejo en punta a la otra mano,
que abrió Moisén sus aguas con la vara;
mira el golfo de Ormuz y mar Persiano,
y aunque a partes la tierra no está clara,
verás hacia la banda descubierta,
las dos Arabias, Félix y Desierta.
...
Monterroso observa una serie de similitudes entre este pasaje de La Araucana y la visión del aleph en el cuento de Borges. Dos aspectos resaltan en esta comparación, la simultaneidad de la visión de diversos espacios geográficos en la esfera, y la enumeración, la figura…”
Universidad de Chile Facultad de filosofía y humanidades Escuela de posgrado Departamento de literatura
“El Aleph” – La escritura total en la obra de Jorge Luis Borges (1923 – 1949) Tesis para optar al grado de Magíster en literatura Autor: Juan Santander Leal Profesor guía: Eduardo Thomas Dublé Santiago de Chile 2010
Hispamérica, revista de literatura. Dir. Saúl Sosnowski
Número aniversario: “El Aleph”, 2025.
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