viernes, 30 de enero de 2009

La Moneda

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Breve historia de la MONEDA

La necesidad de la MONEDA surgió hacia fines del Neolítico, cuando el hombre empezó a tener sobrante de mercaderías, la producción sobrepasaba al consumo y había excedentes en las cosechas.
Con el correr del tiempo y la posterior organización social, estos excedentes pasaron a almacenarse en un lugar central y se entregaban en constancia a los depositarios unas fichas de barro cocido -los actuales recibos-, de acuerdo a la cantidad guardada. Luego los retiraban entregando esas fichas.
Cuando comenzó el intercambio de esos excedentes entre pueblos vecinos (comercio rudimentario) las mercaderías se enviaban junto con una bola de barro cocido, el “bullae”, que llevaba en su interior las fichas de barro del envío. Era como el “remito” actual y aseguraba que el transportista o carrero no robara o cambiara la cantidad enviada. Era una MONEDA ABSTRACTA, cuyo valor era la mercadería existente.
Hubo otros tipos de monedas abstractas, simbólicas (1 esposa = 8 vacas) o casi abstractas: conchas marinas, cocos, ladrillos de té compactado, bolsas de sal (de donde viene “salario”), hachas y flechas. Algunas persisten hasta hoy, como los Luncheon Tickets.

Hasta que apareció la MONEDA METÁLICA, de valor intrínseco, que valía en sí misma: la moneda mercancía. Esto sucedió, como casi todo, en la mesopotamia, en Medio Oriente, unos 3000 años A.C., junto con el desarrollo de la metalurgia. Al principio eran lingotes pequeños o pedazos de metal.
Las primeras monedas parecidas a las que usamos ahora son del 700 A.C. (justo cuando se fundaba Roma) y aparecieron en el Reino de Lidia, en Oriente Medio. Eran trocitos metálicos ovalados, de tamaño bastante parecido y acuñadas. Es decir con un cuño o sello que definía quién las había hecho.
Se hacían de diferentes materiales y aleaciones: oro (blando), plata (mejor), cobre, bronce y electrón (aleación de oro y plata).
Hay monedas muy famosas: los Soles peruanos, las Águilas mexicanas o los Krugerrands sudafricanos. Entre las antiguas, los Denarios -moneda romana, de cuyo nombre deriva la palabra dinero- y los Doblones, moneda española que nombra Quevedo en su soneto: “pues doblón o sencillo / hace todo cuanto quiero / poderoso caballero / es Don Dinero”

La circulaciónción de la MONEDA METÁLICA trajo como consecuencia la aparición de diferentes tipos de falsificadores, ladrones, banqueros y otras alimañas, estafadores, alquimistas y, paralelamente, algunos desarrollos científicos y metalúrgicos relacionados.
Los ALQUIMISTAS buscaban cómo fabricar pátinas y baños que dieran color dorado y así poder hacer monedas truchas de hierro y pasarlas por monedas de oro. Lo de la búsqueda de la “piedra filosofal” es una versión rosa del verdadero objeto de sus afanes, que era precisamente: el afano.
Y por el otro lado, gente sin corazón, como ARQUÍMEDES, trabajando para los poderosos que, como siempre, trataban de no tener competencia. Fue por encargo del Rey Hierón II de Siracusa, que descubrió (¡Eureka!) la pérdida de peso de los cuerpos sumergidos en un líquido. Lo que en realidad quería saber Hierón era si su corona estaba hecha de oro puro o si había sido estafado por el orfebre, utilizando otro material de menor valor recubierto con oro. Arquímedes, en busca de una solución al problema encontró nada menos que el valor del empuje sobre los cuerpos sumergidos, utilizado posteriormente en un sin fin de aplicaciones como la construcción de barcos, la separación de la crema y la leche y la potabilización del agua que tomamos todos lo días. Si bien Arquímedes era un tipo “con mucha palanca”, no fue el único matemático, físico e inventor que se dedicó a estos temas. En una próxima entrada, comentaré los trabajos que en este campo realizó otro colega suyo muy famoso, uno de los padres del cálculo y la física moderna: Isaac Newton.
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8 comentarios:

Jorge Aloy dijo...

Fernando: Tengo entendido, según Walter Benjamin en su famoso "La obra de arte en la era de la reproductibilidad técnica", que los griegos -antes de Cristo- acuñaban monedas en serie.
Muy buena entrada, y por suerte La Pulpera sigue viva.
Jorge Aloy

Fernando Terreno dijo...

Así es Jorge. Acuñaban los dracmas, tetradracmas y la mas grande :decadracmas, entre otras. El dracma era también udidad de peso, más o menos 450 años AC.
¡Así que hasta de eso se ocupó W.Benjamín!
Gracias por el dato.
Fernando

Anónimo dijo...

Fernando:
releí varias veces esta maravillosa historia de la moneda a la que titularía "Candombe de palo y palo".
Con todo respeto , Fernando, no dejaste "títere con cabeza".
Una de las grandes reflexiones que me provocó fue el de saber a cuántas vacas equivaldría una esposa acá en el Uruguay, ya que, actualmente, según dicen los productores agropecuarios las vacas no valen nada a causa de la sequía.
Quedé un poco preocupada por el alcance que puedan tener tus aseveraciones sobre los alquimistas, tipos respetados , si los hay, por gente que integra alguna secta secreta( ver Péndulo de Faucault, de Eco).
No estarás en peligro?
Quedo entonces, sin aliento , esperando las revelaciones sobre Newton.
Por otro lado, ¿qué hago yo ahora con estas listas de canciones italianas, inglesas, etc, que me fabriqué mirando el mar en la segunda quincena de enero, con el propósito de colaborar con la pulpera?

Un saludo cordiaaaal, al más puro estilo murguero,a tono con el Carnaval uruguayo que hoy comienza.

PD)Si fui muy irreverente, borra , Fernando.Confieso que me reí de lo lindo y no sé si era el fin de este post.

Fernando Terreno dijo...

Mateína: ningún piropo mejor para la Pulpera, que eso de que te hayas divertido con ella.
Espero esas listas tuyas. Por mi parte, ví un par de párrafos donde se menciona el mate en una hermosa novela argentina: Zama y los seleccioné mentalmente para Mateleo. El problema es que ahora no consigo encontrarlos y tendré que releerla hasta hallarlos. Tan pronto dé con ellos, te los mando.
Gracias
Fernando

FLACA dijo...

Muy interesante esta historia de la moneda, aunque yo nunca tenga excedente. jajajaja.
Querido amigo: no sabés cuánto me alegró que estuvieras leyendo "¡Bernabé,Bernabé!" y que te estuviera gustando. Yo compré el libro dos veces, las dos lo presté y las dos lo perdí. En estas vacaciones pasé por la barra del Solis Grande al atardecer. Y me acordé de vos; me hubiera gustado sacarle una foto para enviártela, pero no podía porque iba manejando.¿Vale la intención? Un abrazo.

Leo Carballo dijo...

Fernando: la moneda por definición, es le representación de bienes o de obligaciones de otras personas a nuestro favor, y al venir de tan lejos en el tiempo, como tu nota demuestra, hace pensar que también perdurará en el tiempo como si tuviera valor en si mismo y reemplazase a los efectivamente valioso.
Como siempre, paso por tu blog para disfrutar, aunque no comente, y esta vez, para agregarte a mi lista. Un abrazo.

Fernando Terreno dijo...

Leo:
Que buena definición de moneda. Es así, y pensar que hay algunos que querían que no tuvieramos moneda, que "dolorizáramos" nuestra economía. Eso es la emisión de moneda: la capacidad de tomar crédito (soberanamente). De lo que no me había dado cuenta hasta ahora, es el asunto del respaldo de la moneda: creía que eran bienes, capacidad de producir, metales preciosos, ORO, incluso el patrón dólar. Luego de esta crisis de fines del 2008, en que los inversores buscan refugio en... la meneda depreciada -el dólar-, está claro que el respaldo de la moneda no es el ORO sino los megatones de explosivos!
Un abrazo.

andal13 dijo...

Interesantísima la entrada, Fernando.

Hace unos años tuve la ocasión de visitar la Casa de la Moneda de Potosí, en donde se acuñaba el metal que los conquistadores saqueaban de las entrañas del "Cerro Rico"; fue una experiencia conmovedora.

Con respecto a lo que dice Mateína, ahora que llovió, las vacas están repuntando, y vuelven a cotizar mejor, las pobres.
Creo que las esposas (y los maridos) siguen a la baja! ;-)