martes, 1 de diciembre de 2009

Bibliotecas célebres - Mafra

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Bibliotecas especiales
Convento de Mafra - Portugal


Mafra, una pequeña ciudad, a 40 km al norte de Lisboa alberga una de las colecciones más importantes de Portugal y del mundo entero. La Biblioteca es parte del conjunto arquitectónico llamado El Real Palacio de Mafra. El grupo incluye además el Monasterio o Convento, la Basílica y la Residencia –con parque y cementerio propio- de la familia real portuguesa durante el verano y la temporada de caza.
La construcción se hizo por una promesa del rey Joao V a los monjes franciscanos: si su esposa, doña Ana de Austria le daba descendientes les construiría un monasterio.
Las obras, realizadas entre 1717 y 1730, estuvieron a cargo del arquitecto alemán Johann Friedrich Ludwig y lo que originalmente iba a ser un modesto convento para 13 curas terminó siendo una imponente muestra del barroco portugués de más de 40.000 m2. El oro (y otras riquezas que "llegaban" desde el Brasil) obró el milagro de multiplicar la superficie y mejorar los planes originales y le dejó resto a don Joao para obras de mecenazgo artístico que son parte de la estupenda decoración.


El Palacio por sí mismo es una maravilla, una de las grandes obras del patrimonio cultural lusitano; pero un hecho literario vino a acrecentar más aún su fama: José Saramago publicó en 1984 su novela “Memorial del Convento” que transcurre durante la epopeya de la construcción. El escritor nació a unos 40 km al norte de Mafra, en el pueblo de Azinhaga, sobre la margen derecha del Tajo, y lo visitaba desde los 6 años. En su novela homenajea al Convento, a sus anónimos constructores y a los ocasionales huéspedes. En la página 315 ( Memorial do Convento, Editorial Caminho, 32a edición, 2000) la princesa doña María Bárbara, aquella heredera por cuya llegada se construyó semejante edificio, rememora haber visto en su juventud una cuadrilla de hombres encadenados que eran llevados como mano de obra esclava para las obras y reflexiona sobre el hecho de que no llegó a pasar un solo día de su vida allí. Nunca fue utilizada como residencia, en forma continua, por la familia real portuguesa; sin embargo, desde ahí partió al exilio el rey Manuel II en 1910, cuando la primera República sustituyó a la monarquía.

La Biblioteca está ubicada en el último piso, sobre el contrafrente. Es una de las más importantes de Portugal, con cerca de 40.000 volúmenes, toda una síntesis del saber hasta siglo XVIII, casi todos encuadernados por los frailes agustinos en los talleres de la Casa da Livraria (los agustinos se alternaron con los franciscanos al frente del convento en un par de ocasiones, cuando la austeridad de estos entraba en conflicto con el lujo del resto de las instalaciones). No está incluida en las visitas para turistas pero los lectores pueden utilizar sus servicios todos los días hábiles. Tiene una sala de mapas en una de las esquinas, acorde con las glorias marítimas portuguesas. Uno de sus habitantes, quizá el más insigne para los anfitriones, es Luis de Camões, el autor de Os luisiadas, también citado en la novela de Saramago. Hay textos en muchos idiomas, ediciones originales que requieren una complicada autorización antes de lograr poner los ojos sobre ellas y una curiosidad, dicha con un dejo de orgullo por una de las dependientas: “de los casi 40.000 libros que tenemos, menos de veinte de los anteriores a 1800 están en inglés”.


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5 comentarios:

América dijo...

Hola Fernando,un tesoro ,lugar de sabiduría,estas cosas reconcilian.

Un fuerte abrazo.

Unknown dijo...

Hola Fernando:
Viste como es, por algún motivo tu blog no se actualiza en los blog-rolls, así que te extrañaba y vine por aquí.
Qué lo parió, qué maravilla esa biblioteca, aunque uno nunca tenga la oportunidad de verla y disfrutarla. Basta saber que está ahí.
No sé por qué se me dio por pensar en todo lo que se perdió en materia de documentos históricos y literatura en Bagdad, durante la reciente guerra.
Un abrazo

Marple dijo...

Hola Fernando:
fue tal el agotamiento que entré después de la victoria tan anhelada, que me quedé sin ánimos para leer o para comentar algo más o menos coherente sobre temas que no incluyeran al FA.
Esta biblioteca, maravillas de maravillas a la que nunca podré acceder,me hizo pensar qué razonamiento absurdo llevaría a un hombre pensar que el embarazo de su esposa tuviera algo que ver con un convento.¿Pensaría depositarla ahí si no había hijos?
Es decir, ya sé que era común (y es)ofrecer algo a Dios a cambio, pero el rey se me vuelve un poquito sospechoso!!!
Gracias, si no fuera por vos no sabría nada del tema porque el libro de Saramago no lo he leído.
Sé que paso por sacrílega ante muchos buenos lectores, pero Saramago todavía no me gusta mucho:)

un abrazo

Fernando Terreno dijo...

América: Gracias por tu paciencia.
Santiago: Ojalá podamos visitar la biblioteca y tomar un vinho verde escuchando un fado.
Miss Marple: No preocuparse. Saramago te va a esperar. Además tanto vos como Santiago lo pueden leer en portugués por lo sé.
Un abrazo

andal13 dijo...

Ah, a mí me gusta muchísimo Saramago (aunque reconozco que no todo lo que he leído me ha gustado). Recuerdo el "Memorial del Convento" con claridad, y sus entrañables personajes secundarios, Sietesoles y Blimunda, y no sé por qué, se me quedaron grabados en la mente el colchón y la manta de la Reina, llenos de chinches!

Una biblioteca así es un verdadero tesoro (aunque, como diría mi madre, qué trabajo para limpiar!)

;-)