Los argumentos del jurado fueron
impecables: “Bien sabemos que las distancias entre texto ajeno y propio, entre
copia y originalidad, son muy difusas… los fragmentos incluidos no significan
una reescritura… La ética de un escritor, su honestidad intelectual, consiste
en adjudicar a quien corresponda lo que no es fruto de su propio trabajo”.
Los de los defensores del
autor, Sergio Di Nucci, también lo son: “La acusación de plagio implica
cuestionar toda la literatura moderna. …la literatura es el territorio del
robo, todos roban, todo aquel que escribe roba, la literatura implica la
suspensión de la moral. … Creo que el jurado está compuesto por lectores de
primera línea. De cualquier modo, cuando leyeron y premiaron Bolivia Construcciones por primera vez,
leyeron la novela como literatura. Cuando la leyeron por segunda vez, la
leyeron desde lo institucional, desde el punto de vista económico, del qué
dirán” (Jorge Panessi).Lo que para algunos es intertextualidad para otros es plagio.
Borges opinó sobre esto, varios años antes de que sucediera, al escribir sobre la “total identificación con un autor determinado” en “Pierre Menard, autor del Quijote”, cuando dice que Menard está escribiendo un capítulo del Quijote (idéntico palabra por palabra del de Cervantes), aclara por qué cada palabra tiene una resonancia distinta de la que tenía en el s. XVI y se vale de aquel texto para escribir el suyo propio, idéntico y distinto a la vez. Esta idea suya y aquella de que “cada autor crea sus antecesores” es muy interesante y toda una toma de posición sobre el punto.
Los que hasta no hace mucho, digamos hasta
poco después de la invención de la imprenta, eran pocos casos notorios; con el
auge de las nuevas tecnologías van en tal aumento que hasta es posible que la
discusión se transforme en innecesaria. Vamos camino de la mezcla y adaptación
por medios automáticos, de modo que es posible que el acusado de plagiario sea
un programa de computación o un equipo de “recorto y pego” o algún dispositivo
de generación de música al azar.
Lo que está en discusión –en última instancia–
es la apropiación, es decir la propiedad y el uso de bienes no tan tangibles
como pueden ser una casa o un auto sino de aquellos como la creatividad, la
obra artística o la parte no utilitaria de lo que llamamos cultura: de lo
intangible.Los otros días vi una ficción por televisión y en los créditos del final además de los actores, técnicos, del autor y del director decía: IDEA Adrián S… Pregunté a un amigo qué quería decir y me respondió con crudeza: es el dueño de la cosa, el que la vende y hace guita, los otros son empleados, ya cobraron su parte y no volverán a ver un mango.
Personalmente tengo una posición al respecto (sujeta a permanente revisión) que es la siguiente: puede copiarse todo lo que anda por ahí, pero debe citarse la fuente, en especial, si la nueva publicación tiene fines de lucro (que debiera compartirse).
En caso de que haya dudas en la aplicación de ese principio se puede usar este otro, más burdo pero fácil de entender: Si el autor del texto nuevo es amigo se trata de intertextualidad; si es de la contra, es plagio.
Fin
La viñeta es de Montt, desconozco al autors de la foto.
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