¿Cómo no distinguir una poesía de una prosa, un prospecto medicinal de un ensayo, un cuento de una novela?
Si bien el afán clasificatorio viene desde Aristóteles, hacer una teoría y clasificación de los géneros literarios parece una cosa fácil pero no lo es. Para colmo de males, los humanos tenemos una tendencia a complicar las cosas que es innecesario remarcar. Hasta hace poco tiempo si había una cosa fácil de distinguir eran las poesías. Todos los versos tenían la misma cantidad de sílabas y, si encima le agregábamos la rima, hasta yo era capaz de dictaminar, con seguridad, “poesía”. Pero apreció el verso libre -ni les digo la prosa poética- y ahí se empezó a complicar el asunto. Y así como dije poesía pude decir cualquier otro género.
Si bien el afán clasificatorio viene desde Aristóteles, hacer una teoría y clasificación de los géneros literarios parece una cosa fácil pero no lo es. Para colmo de males, los humanos tenemos una tendencia a complicar las cosas que es innecesario remarcar. Hasta hace poco tiempo si había una cosa fácil de distinguir eran las poesías. Todos los versos tenían la misma cantidad de sílabas y, si encima le agregábamos la rima, hasta yo era capaz de dictaminar, con seguridad, “poesía”. Pero apreció el verso libre -ni les digo la prosa poética- y ahí se empezó a complicar el asunto. Y así como dije poesía pude decir cualquier otro género.
Desde
siempre lo que no entra en alguna de nuestras “categorías” o “no tiene nombre”
nos inquieta o nos da miedo (y no sólo en los géneros literarios, ni qué hablar
en los otros “géneros”).
Por
ejemplo, el gran Humberto Costantini
escribió Háblenme de Funes a la que
si se le echa una ojeada superficial es una novela policial corta sobre una
vieja orquesta de tango, pero resulta que su prosa aparente es poesía en verso
libre y, si se toma el trabajo de contar las sílabas, no es verso libre, son
endecasílabos perfectos. El tipo ha escrito una tragedia griega completa (en
verso, con coro, como la escribían los griegos) y uno, lector desprevenido,
cree estar leyendo un novela por no decir una novelita. ¡Hay que tener ganas de
complicarnos la vida!
Felices
los tiempos antiguos en que había sólo dos estilos; el alto, sublime, elevado,
por un lado y el bajo o prosaico por el otro.
De
decir esta obra es tal o cual cosa se ocupan los propios literatos, los
analistas, el editor y los críticos, que generalmente repiten lo que dice el
primero que tocó el tema o un amigo del autor al que le pidieron que escriba el
prólogo.Hoy nos ocuparemos del género NOVELA y de sus posibles clasificaciones.
Si, por una casualidad, estuviéramos de acuerdo en que a una obra dada se le puede aplicar la etiqueta novela y quisiéramos ubicarla de algún modo entre sus pares, el abanico de categorías se abre de tal modo que se hace muy difícil encajarla por completo en alguno de los casilleros.
Las
variantes que se nos presentan son amplias: picaresca, epistolar, bizantina,
caballeresca, clave, tesis, gótica, histórica, morisca, filosófica, social,
pastoril, exótica, policial, policial negra, regional, rústica, sentimental,
folletinesca, costumbrista, didáctica, fantástica, rosa, psicológica,
romántica, realista, naturalista, social, indigenista, nouveau roman, realismo mágico, barroca, neo-barroca y la lista
sigue.
En caso de duda, La Pulpera les recomienda este
método infalible
para demostrar nuestra condición de conocedores: elegir una de las siguientes
opciones: moderna, decimonónica (hay que asegurarse que el autor sea del siglo
XIX o haya copiado el estilo) o clásica. Poniéndole alguna de estas tres
etiquetas habremos acertado en la gran mayoría de los casos y estaremos a salvo
de dudas inoportunas.
Si estas
persistieran, hay una clasificación
infalible porque engloba todo lo que venga (así sea el prospecto de la olla a presión
que se quedó olvidado en la biblioteca o la guía telefónica): “de ruptura”.
Llamándola
de tal modo podemos estar seguros de haber acertado, además de dejar
boquiabiertos a nuestros interlocutores con la amplitud de nuestros
conocimientos.
Los autores de las ilustraciones son Fernando Vicente (Escritoras) y Argüelles (El editor...)
.
10 comentarios:
De ruptura?jajajajaj,ni loca le mostraría una de mis obras literarias.
Es una pena que yo no frecuente círculos literarios para dar ese enigmático veredicto.Me guardo ese tesorito de respuesta,porque nunca se sabe...
En una novela decimonónica se lo describiría a usted, pulpero, como "un elegante caballero que hacía gala de un exquisito savoir faire en las reuniones sociales":)
au revoir
Marossa:
Merci, madame.
A pedido del público ausente, comento las escritoras de la viñeta:
de izquierda a derecha, fila de arriba: Edith Wharton y Kate Chopin; fila de abajo: Anais Nin, Jean Rhys, Katherine Mansfield y Flannery O'Connor.
Ya le pediremos a don Vicente otra con escritoras latinoamericanas: Alfonsina Storni, Juana de Ibarbouru, Olga Orozco, Marosa Di Giorgio, Idea Vilariño, Silvina Ocampo, Clarise Lispector, Elena Garro...
El publico ausente estaba tomando el desayuno en Tiffany's despues de un happen...no, mentira!estaba tomando mate y preguntandose por que si la ilustracion parecia una conocida foto de Virginia Woolf, esta ilustre no se encontraba en ella. El publico ausente,,se fue al blog de Vicente,aplaudio las ilustraciones y descubrio esta pagina:
"La estrategia de Virginia" por J.A.M. Babelia 02.07.2011.
jua, me he convertido en la boy scout de la pulperia: "siempre lista":)
Marossa:
De esa página tomé la ilustración. Babelia es un suplemento muy bueno, a pesar de que El País sea una basura.
Saludos.
Baden-Powell
Baden Powell:
1."lista" no quiere decir que me haga la inteligente buscando las fuentes,sino que los boys scouts (no se si existen ahora)usaban la palabra como sinonimo de estar siempre alertas para actuar rapidamente.
2.-Babelia es excelente, nunca me preocupo mucho del arbol si los frutos estan buenos.
3.-"Copiar y pegar" es mi consigna; es tan vasta la red, que yo agradezco al amigo que se toma el trabajo de compartir los ricos peces que encuentra en ella aderezados con reflexiones personales.
4.-me fui a la Wiki,porque no lo conocia, y vi que sus fotos son de antologia ...y su vida tambien:)
have a nice day
Marossa:
Los Scouts siguen a la orden del día, siempre listos.
Deseimtuyú.
Pa mí existen:
º-La novela horrible que no sabès pa que coños la escribieron.
-La novela inteligentes pero pudridora.
-La novela que los crìticos dicen que hay que leer y a uno nunca le dan las pelotas para leerla.
_la novela esa que te atrapa y que no la podès largar hasta que se termina y encima te deja un sentimiento de pèrdida por haberse terminado. Tiene de bueno que al tiempo la podès releer casi con el mismo placer. Y que no importa quièn la escribiò.
-La novela que a los 20 te parece maravillosa y a los sesenta te preguntàs còmo carajo eso te pudo gustar.
-hay màs pero me olvidè.
Onetti se dice a sì mismo, como personaje, hablando de un tipo que le està narrando algo: `Mal narrador, muy lento, ¿què se piensa, que yo como pùblico no soy frìvolo como cualquiera y que me aburro?`
Santi:
¡Qué lindo lo que escribió ese viejo desgraciado sobre el narrador lenteja!
En cuanto a las novelas, a tu clasificación agregaría: novelas para recomendarles a los enemigos.
Lo que vos decís de lo que te deslumbró a los 20 y ahora te desilusiona me pasó hace poco con "Rocco y sus hermanos". El paso del tiempo la convirtió en una cosa deplorable. Lo que me pregunto es si no lo era ya en los 60/70.
Un gusto escucharlo maestro.
Abrazos.
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