jueves, 16 de mayo de 2013

El secreto

Simonimo Simonini, de tanto camuflarse en su oficio de falsificador y espía, termina dudando de su propia identidad. No quiere ser espía pero quiere que los otros crean que lo es, para vender mejor sus informaciones. Para eso recurre a la siguiente estrategia: cuenta lo que ya se sabe (adornándolo un poco) para lograr que le crean.
Trata de conocer el deseo de sus mandantes y falsifica informaciones que los ayuden en la construcción del enemigo que tienen pensado a priori. En la construcción imaginaria (y verosímil) de sus secretos radica su poder, dado que “El secreto que confiere poder es el secreto vacío, el que no existe”.

Umberto Ecco, comentarios sobre El cementerio de Praga, en una charla que pueden ver en youtube. (El resumen es mío pero las ideas son de él. Cualquier queja se la hacen directamente).
 
 

Leo, la protagonista, escribe en secreto novelas rosas, con gran éxito, bajo el seudónimo de Amanda Gris. Más allá de la literatura el personaje va construyéndose como una copia de los modelos de las escritoras que admira. Como su matrimonio se derrumba, se atormenta, entrega al alcoholismo y a los tranquilizantes. Su producción lo refleja. Ya no cumple con los cánones del género y es rechazada. Abrumada por la soledad y el fracaso intenta suicidarse. Su melodramática existencia se mezcla con su escritura. Al final, se descubre el secreto y todo se arregla bien. Aunque su mejor amiga se queda con el marido, ella liga un amoroso angelical, llamado, no casualmente, Ángel, en un final tipo Hollywood, especie de parodia y toque de atención a los espectadores.

Pedro Almodóvar, La flor de mi secreto, 1995, película con Marisa Paredes e Imanol Arias.


Nadie podrá explicar por qué se supo ni cómo. … No había motivos para sospechar. Doña Mariana había vivido siempre en Madrid y sólo vino a Pueblanueva a la muerte de su padre. Entonces la conoció don Jaime.
Pasó un año. Un día regresó… El hijo ya había nacido. No traía con ella criada que estuviera en el secreto y pudiera irse de lengua, ni ella, naturalmente, lo dijo a nadie. Se sospechó, pero ¿por qué? Quizá alguna mujer. Las mujeres adivinan lo que a los hombres nos pasa inadvertido.
… El escándalo de doña Mariana fue un escándalo en voz baja… hasta que Peix, el comerciante de paños, catalán, supo quién…  Peix fue durante una semana el hombre más importante de Pueblanueva. Poseía los datos del secreto y no se los contaba a nadie.
¡Qué crueldad la suya, o qué talento! … Vendió más en quince días de lo que había vendido en un año. Se hicieron amigos suyos quienes jamás lo habían deseado. …
El cuento de doña Mariana fue la base de la fortuna de los Peix, un capitalito muy seguro que los hijos se ocupan ahora de dilapidar. … Se supo que…

Gonzalo Torrente Ballester, Los gozos y las sombras,1971, pág. 20, Alianza Editorial, 1995

Los ejemplos muestran tres modos de abordar el tema de lo secreto. La palabra “secreto” es muy interesante ya que tiene dos acepciones, una como sustantivo y otra como participio pasado del verbo segregar. Es lo que se oculta y guarda celosamente y a la vez lo que se secreta o expulsa. (Me viene a la cabeza preguntarme: ¿las secretarias guardarán los secretos?)
En cualquiera de los casos es indudable que quien posee un secreto tiene el poder sobre algo o alguien y que al decirlo, segregarlo o hacerlo público disuelve ese poder.
En la novela de Torrente Ballester, el secreto se disuelve desde el mismo momento en que doña Mariana no tiene inconveniente alguno en reconocer públicamente que es madre soltera y, lejos de avergonzarse, se ufana de ello. Pero, lo que no les he dicho todavía es quien resulta ser el padre. El padre es…
Disculpen se me está acabando la tinta. Lo contaré en una próxima entrada. De esta manera conservaré el secreto y la atención de mis queridos lectores. En caso de que haya algún ansioso entre ellos, no tienen más que leer toda la novela. Aunque no estoy muy seguro, creo que allí está la respuesta. Eso sí, son 3 tomos.
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8 comentarios:

Susana Peiró dijo...

Secreto…dicen que la mejor manera de guardarlo, es escribir un libro.
Y en esto de los libros, Querido Fernando, paso de “La Flor de mi Secreto” y de “Los gozos y las sombras” para ir derechamente a “El Cementerio de Praga”. El argumento me voló la cabeza, pero con el correr de las páginas tuve tedio y apetito por partes iguales (no olvidemos la adicción del personaje por la buena mesa y la inmensa cantidad de detalles gastronómicos…) Sigo sin terminar de leerlo. El libro me mira, yo lo miro, coqueteamos. A veces me hace un guiño y yo accedo unas pocas páginas, pero el romance no se concreta. Sigue siendo extremadamente atractivo (y muy borgiano, ya que estamos) pensar que “El secreto que confiere poder es el secreto vacío, el que no existe” y como todo lector he alimentado la paranoia por los documentos falsificados a lo largo de la historia. Por lo demás, el “secreto” de este libro, sigue intacto para mí.
By the way y respecto de Ballester ¿3 tomos para averiguar quién es el padre de la criatura? Alberto Migré, ¡volvé, te perdonamos! (¡aguante Piel Naranja y Pobre diabla!)

Abrazo querido Amigo.

Fernando Terreno dijo...

Susana:
Me gustó tu frase sobre el secreto.
Con respecto El Cementerio de Praga", sacando la primera parte (y las recetas de cocina) el libro es un plomazo y se ve que lo terminó a las apuradas y sin "conectar" todas las partes sueltas. De modo que no me extraña que tengas resistencias para terminarlo. NO lo termines. Abandonalo, que se lo merece.
De Los gozos y las sombras, no tiene importancia quién fue. Lo mejor es ver un capítulo al voleo, porque está muy bien la descripción de la España de los 50. (Y ni te digo la Charo López y el Eusebio Poncela y los demás.)
Gracias y un abrazo.

Marossa dijo...

Fernando:
lea atentamente su resumen sobre el tal Simonini y vera con asombro que ha descubierto el secreto del exito de las novelas de Eco.Es un vendedor de chismes historicos apoyado en documentos que aparentemente son verdaderos. :).De todas maneras creo que el gran secreto de un escritor bueno o malo es conseguir a alguien que lo introduzca en una editorial. Despues de ser aceptado en uno de esos templos ...lo demas viene solo.¡Se estara poniendo viejo Eco, que reparte su secreto por You Tube?

El hijo era del cura?No me puedo acordar pero lo deduzco por razonamiento logico. NO LEI LOS TRES TOMOS ,pero vi la gran serie televisiva española.

Abrazos y hasta el proximo post...mientras tanto, si me da tiempo, me voy a repasar todas las de Almodovar

América dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
América dijo...

Querido amigo
Puede generar más curiosidad y hasta cierto morbo en la vida real y en la literatura que un secreto.
Aquello que puede cambiar una vida o dejar al descubierto la razón de muchas cosas, lo mejor es enfrentar, no esconder, o no ceder (tal como la protagonista), hay secretos a voces de los que nadie habla y secretos peligrosísimos. Las secretarias supongo que guardan secretos o quizás información sensible.
Espero tu próximo post, Susana y Morosa de lo han develado todo.
Te dejo un fuerte abrazo.

Fernando Terreno dijo...

Marossa:
Ecco es un grande en lo suyo y El nombre de la rosa una novela policial-negra-histórica extraordinaria (para mi). De ahí en adelante, puedo estar de acuerdo con usted en parte con las novelas que le siguieron.
Lo de la introducción en una editorial: totalmente de acuerdo.
Tomese todo el tiempo del mundo, si ya vio la serie no es necesario que lea la novela.
Con Almodóvar me pasa algo parecido que co Ecco. Algunas cosas me parecen muy buenas y otras malas. No sé si soy yo el histérico o es él.
Un abrazo

Fernando Terreno dijo...

América:
Si enfrentáramos nuestros secretos, ¿de qué vivirían los psicoanalistas?
Bromas aparte, te lo digo en secreto: yo también creo que Susana y Marossa saben todo acerca de los secretos.
Hablemos, pues en voz baja, porque nos pueden escuchar: ¿cuál será el secreto de lo atractivo que me resulta tu blog? Creo saberlo, pero no me animo a decirlo.
Un abrazo.


América dijo...

Susana y Morosa lo saben todoooo.jajajaja...
Gracias guapo.