El señor
Epidídimus, el magnate de las finanzas, uno de los hombres más ricos del mundo,
sintió un día el vehemente deseo de visitar el barrio donde había vivido cuando
era niño y trabajaba como dependiente de almacén.
Le ordenó
a su chofer que lo condujese hasta aquel barrio humilde y remoto. Pero el
barrio estaba tan cambiado que el señor Epidídimus no lo reconoció. En lugar de
calles de tierra había bulevares asfaltados, y las míseras casitas de antaño
habían sido reemplazadas por torres de departamentos.
Al doblar
una esquina vio el almacén, el mismo viejo y sombrío almacén donde él había
trabajado como dependiente cuando tenía doce años.
-Deténgase
aquí, -le dijo al chofer. Descendió del automóvil y entró en el almacén. Todo
se conservaba igual que en la época de su infancia: las estanterías, la
anticuada caja registradora, la balanza de pesas y, alrededor, el mudo asedio
de la mercadería.
El señor
Epidídimus percibió el mismo olor de sesenta años atrás: un olor picante y
agridulce a jabón amarillo, a aserrín húmedo, a vinagre, a aceitunas, a
acaroína. El recuerdo de su niñez lo puso nostálgico. Se le humedecieron los
ojos. Le pareció que retrocedía en el tiempo.
Desde la
penumbra del fondo le llegó la voz ruda del patrón:
-¿Estas
son horas de venir? Te quedaste dormido, como siempre.
El señor
Epidídimus tomó la canasta de mimbre, fue llenándola con paquetes de azúcar, de
yerba y de fideos, con frascos de mermelada y botellas de lavandina, y salió a
hacer el reparto.
La noche
anterior había llovido y las calles de tierra estaban convertidas en un
lodazal.
Marco Denevi, Esquina peligrosa, de su libro Falsificaciones.
Se trata
de uno de los deliciosos cuentos cortos de Denevi, que juega aquí con la
cristalización del tiempo que suelen hacer muchas personas. Yo mismo, sin ir más
lejos, tengo dificultades para hacer consciente el hecho de haber salido ya de
la adolescencia.
El nombre
Epidídimus es otra muestra del humor del autor, ya que hace referencia al epidídimo, órgano situado sobre los testículos
cuya función es recoger el semen. Elegí este cuento por su título y la relación con la entrada anterior, pero –en caso que les haya gustado– pueden continuar con Cuento policial, Cuento de horror, La mujer ideal no existe, y otros del mismo autor, en este enlace:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/denevi/md.htm
.
16 comentarios:
La esquina era tan peligrosa que cuando la señora de Epidídimus, que lo perseguía secretamente desde hacía un tiempo ante la sospecha de otra infidelidad , tropezó en la baldosa rota de la entrada del almacén, llegó casi patinando hasta el mostrador con el chihuahua en brazos y del susto no atinó a decir nada .
Un momento Srta- dijo el patrón , que era rápido como un rayo- en seguida la atendemos, vaya mirando las golosinas que son las mejores del barrio.
Sin esperar que ella abriera boca, arrastró al muchacho con canasta y todo hasta el rincón que había entre la heladera y las bolsas de papas.
-Escuchame bien, dormilón, despabilate de una buena vez, atendeme como a una reina a la botija del perro. No sé lo que anda haciendo por acá, pero el padre tiene más plata que los ladrones. Epidídimus, inflamado de amor a primera vista, miró a la jovencita y supo que aunque tuviera que hacer un pacto con el diablo se casaría con ella:)
Marossa:
¡Hermosa su "esquina peligrosa 2"!
De modo que Epidídimus no sólo era muy habilidoso con los números y los negocios, sino también...
Mire usted.
Gracias y que se repita.
Hace como mil años yo tenía veleidades de actor (quizá lo soñé) y recuerdo haber "hecho" el Eric de Esquina Peligrosa, excelente pieza teatral de John Boynton Priestley que aborda el tema de manera exquisita. Un saludo.-
¡Perdón! Corrijo, la obra era "Ha llegado un inspector" con el mismo tema y del mismo autor. ¿Ya mencioné que fue hace mil años?
juan pascualero:
¡Así que actor! Ya te estoy imaginando con unos bigotitos finitos... y a Errol Flynn pidiendo la hora.
Las Falsificaciones tratan de eso precisamente, de tomar obras/temas reconocidos, dándoles una vuelta de tuerca.
No sabía que era "el tema" de Priestley y con seguridad de allí lo tomó Denevi.
Gracias por recordarlo.
Un abrazo a los dos (a vos y a Eric).
El autor deja que cada lector complete el cuento como mejor le parezca.
Un final posible sería: en lugar de soñar "hacia atrás" o "cosas pasadas", el muchacho sueña para adelante. Fantasea con un futuro promisorio y la realidad (la voz del patrón, en el cuento) lo hace despertar en su rutina habitual.
Otro puede ser el que imaginó Marossa.
Es un cuento con final abierto y el autor deja que los lectores lo completen a su gusto.
Una pregunta que tipo relación tienen los personajes
Necesito ayuda para cambiar el final a algo realista y coherente
Un final coherente sería: Pero el señor Epidídimus despabiló, creía que lo estaban llamando pero era imposible.
Pasó un tiempo más y finalmente se despidió del almacén, volvió con su chofer y se dirigió a su casa pensando en cuando era chico.
Como paso este cuento a realista?
Nececito rescribir el fragmento de esquina peligrosa cambiando el narrador a protagonista es decir que el seño epididimus cuante su propia historia
Como podría ser otro final para que resulte extraño
Que otro título se le podría poner
Porque se le tiene de título esquina peligrosa?
que tipo de cuento es extraño, maravilloso o fantástico?
Cuales son los temas fantastica trata el cuento la esquina peligrosa
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