1
Huevos pasados por agua
“Ponga
el agua a hervir en una olla (cuando se forman globitos quiere decir que ya
está hirviendo); escoja dos huevos (para una persona) y sáquelos del
refrigerador. Póngalos bajo el agua tibia para prepararlos. Coloque cada huevo
en una cuchara, uno después del otro, y déjelos caer suavemente en el agua
hirviendo. Consulte su reloj pulsera. Sepárelos con la cuchara para impedir que
se choquen (los huevos tienden a rodar). Si cualquiera de los huevos se rompe
en el agua (ahora hirviendo como loca) y empieza a despedir una nube de una
cosa blanca como una médium en una sesión antigua, pésquelo y tírelo a la
basura. Tome otro y sea más cuidadoso. Después de 200 segundos o digamos 240
(tomando en cuenta las interrupciones), empiece a sacar los huevos. Póngalos
con la parte redonda para arriba en dos copas. Con una cuchara pequeña dé unos
golpecitos, tap-tap, a la redonda y trate de abrir una tapa en la cáscara.
Tenga a mano un poco de sal y pan (blanco) con mantequilla. Cómalos”.
2
Caldo de congrio
Tome
un congrio limpio y desollado. En una sartén con aceite de oliva “…deja el ajo
picado / caer con la cebolla / y el tomate / hasta que la cebolla tenga color
oro. / Mientras tanto / se cuecen / con el vapor / los regios / camarones
marinos / y cuando ya llegaron / a su punto, / cuando cuajó el sabor / en una
salsa / formada por el jugo / del océano y por el agua clara / que desprendió
la luz de la cebolla, / entonces / que entre el congrio / y se sumerja en
gloria, / que en la olla / se aceite, / se contraiga y se impregne. / Ya sólo
es necesario / dejar en el manjar / caer la crema / como una rosa espesa, / y
al fuego / lentamente…”.
3 Cenas
familiares
Cenábamos
como siempre flores y manzanas, rosas, mariposas. Desconocidos se sentaron a la
mesa, hablando un idioma distinto al nuestro, con palabras que entendíamos y
que no entendíamos. Corría jugo de manzanas y tomates……
Cocinas las honguitas, las papas de ruedas níveas.
Con el sartén y el aceite mágico.
Yo te miro asombrada, cerca, de pie. Tengo ocho, cinco, dos años.
Pero, si ya es de noche.
Y estás en el sillón, y nosotras frente a ti, en dos sillitas.
Pasa Soto, el único vecino, qué nombre Soto, va por los ramajes, cruza todo el soto.
…
Y en ese lapso, dulcemente, pasaban las cosas. (A veces, con miedo, sí.) Hacías las comiditas en tu cocina. Yo podría contar los nombres, todo detallar, mas nada digo: eran hostias, alimentos sagrados y bullentes. Yo te miraba a través de la ventana y desde un rosal; las rosas, granates, oscuras, místicas, también, como tu saco y tu alma toda.
Yo te miraba desde las margaritas. Cuando tú cocinabas en la eternidad.
La segunda, como lo habrán sospechado, es parte de la Oda al caldillo de congrio de Pablo Neruda y que se puede leer completa aquí: http://www.neruda.uchile.cl/obra/obraodaselementales2.html
Las tomé de un artículo - Cuisine d’auteur - de la revista de una línea aérea y se deben a su recopiladora, la escritora chilena Elizabeth Subercaseaux.
La tercera, recuerdos de cenas familiares, son fragmentos tomados de:
Marosa di Giorgio, Los papeles salvajes, Buenos Aires, 2008, Adriana Hidalgo Editora.
Es un homenaje de La Pulpera a Marossa, perseverante lectora de este blog, tocaya de la autora y uruguaya para más datos.
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5 comentarios:
Fernando:
estoy un poquito emocionada (no lo puedo negar),con un regalo tan elegante, fino, poetico, inteligente,pero aun asi no me abandona la sensatez que me caracteriza:le ruego que no publique mis fotos , podria complicarse su vida familiar
abrazos.
Marossa:
Me alegro que le gustara.
La felicito por el humor con que disimula la imprudencia y la indiscreción que he cometido. No volverá a suceder hasta la próxima vez.
¡Lo que espero que se reitere es su exquisito sentido del humor!
Un abrazo
Qué buenas gambas que tenés Marossa!!!
Perdón, rompí toda la poesía, es que a veces me sale así la admiración... cuál gomero de la esquina.
Gracias Fernando por estos pasajes, hermoso el de Marosa di Giorgio.
cr:
Me acaba de dar usted una idea: hacer un almanaque con fotos de parroquianas de la pulpería. En un par de años, el almanaque Pirelli queda completamente olvidado y la pulpería pasa a ser "la gomería".
Aunque con ese título los clientes se fijarían más en otras cosas que en las gambas...
El asunto va a ser conseguir los permisos...
Gracias y un abrazo.
Pensar que todo comenzó porque la señora de la foto desayunaba huevos pasados por agua, detalle que nadie observa, por supuesto.
jajajaja....Por supuesto que observo el detalle,de esta legendaria dama y su desayuno... Siempre sorprendes,a Morosa un abrazo.
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