jueves, 10 de diciembre de 2009

Literatura y longevidad

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Literatura y longevidad

En el siglo XIX la tuberculosis asolaba a Europa y era responsable de uno de cada siete fallecimientos. Aunque no hacía distingos sociales parecía ensañarse especialmente con los jóvenes (y las protagonistas de las novelas), según ha dejado registro la literatura francesa de la época. En la Argentina el poeta José González Castillo escribió Griseta que, además de ser un hermoso tango, es una guía literaria y un recuerdo de aquellas heroínas, Margarita Gauthier (La dama de las camelias), Mimí (Escenas de la vida bohemia – La Boheme), Manón (Manón Lescaut) y de los demás protagonistas.

Griseta - Tango
(1924)
Letra: José González Castillo
Música: Enrique Delfino

Mezcla rara de Museta y de Mimí
con caricias de Rodolfo y de Schaunard,
era la flor de París
que un sueño de novela trajo al arrabal...
Y en el loco divagar del cabaret,
al arrullo de algún tango compadrón,
alentaba una ilusión:
soñaba con Des Grieux,
quería ser Manon.

Francesita,
que trajiste, pizpireta,
sentimental y coqueta
la poesía del quartier,
¿quién diría que tu poema de griseta
sólo una estrofa tendría:
la silenciosa agonía
de Margarita Gauthier?

Mas la fría sordidez del arrabal.
agostando la pureza de su fe,
sin hallar a su Duval,
secó su corazón lo mismo que un muguet.
Y una noche de champán y de cocó,
al arrullo funeral de un bandoneón,
pobrecita, se durmió,
lo mismo que Mimí,
lo mismo que Manón.
http://www.todotango.com.ar/spanish/las_obras/grabacion.aspx?id=3800

En 1882 el médico alemán Robert Koch anunció el descubrimiento de la bacteria que causaba la enfermedad dando el paso más importante para su control y eliminación.
Al final de la Segunda Guerra Mundial el desarrollo de los antibióticos y la penicilina permitió el tratamiento efectivo de la tuberculosis. El único tuberculoso literario de ahí en adelante es Juan Carlos, el protagonista de Boquitas pintadas de Manuel Puig.
Sin embargo el tema de la longevidad o de la “esperanza de vida” sigue presente en la literatura argentina, como puede verse en la obra de estos poetas

Límites
Montevideo 1923
Julio Platero Haedo, Inscripciones.

Hay una línea de Verlaine que ya no volveré a recordar,
hay una calle próxima que está vedada a mis pasos,
hay un espejo que me ha visto por última vez,
hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.
Entre los libros de mi biblioteca (estoy viéndolos)
hay alguno que nunca abriré.
Este verano cumpliré cincuenta años;
la muerte me desgasta, incesante.


El conventillo - Milonga
(1965)
Letra y música: Baffa, de la Torre y Rolón

Hoy que estoy en los cuarenta,
en el debe de la vida,
chapé una mina raída
que tiene más de la cuenta.
Ando en un auto polenta
diqueándome noche y día,
sin manyar la gilería
que me esta envidiando el brillo...
que nací en un conventillo
de la calle Olavarría.
http://www.edmundorivero.tango-tour.com.ar/elconventillo.htm

Enfundá la mandolina - tango
1930)
Letra: H. Zuviría Mansilla Música: Francisco Pracánico

Qué querés, Cipriano,
ya no das más jugo.
Son cincuenta abriles
que encima llevás.
Junto con el pelo
que piantó del mate
se te fue la pinta
que no vuelve más.


Es posible que no les suene conocido el autor de Límites porque su verdadero nombre no era ese sino: Jorge Luis Borges. Don Jorge se permitió la humorada de atribuírselo a otro cuando publicó su libro El hacedor, Buenos Aires, 1960, Emecé; lo que le permitió a su vez plagiarlo (esta vez a sí mismo) en 1964 y reescribirlo para el libro que publicó ese año.
Lo que resulta llamativo, es que la “esperanza de vida” actual (2009) es más “esperanzadora” que la que nuestros poetas fijaban -entre los cuarenta y cincuenta años- hace no mucho tiempo. ¿Estará bien elegido el adjetivo “esperanzadora”?


Con el agradecimiento a Julio A. Cazón, que a pesar de estar en el debe de la vida, seleccionó de memoria más de media docena de tangos que tocan el tema de "la edad" y me previno la posible confusión a que se presta "Cuidado con los 50", que habla de otra cosa.
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8 comentarios:

FLACA dijo...

Queridísimo amigo: como siempre, muy ilustrador tu post.Yo no sé de qué habla "Cuidado con los cincuenta", pero que hay que tener cuidado hay que tener.¿Qué querés que te diga?...Haber cumplido los 50 no me ha resultado para nada divertido. Claro, que peor hubiera sido no haberlos cumplido, pero cumplirlos es un sacudón fuerte al que hay que acostumbrarse.
Y ya que estamos para el tango, termino con éste que me gusta mucho cantado por Goyeneche:

"Y apareces tú
vendiendo el último jirón de juventud,
cargándome otra vez la cruz.
¡Cruel en el cartel, te ríes, corazón!
¡Dan ganas de balearse en un rincón!

Ya da la noche a la cancel
su piel de ojera...
Ya moja el aire su pincel
y hace con él la primavera...
¿Pero qué?
si están tus cosas pero tú no estás,
porque eres algo para todos,
como un desnudo de vidriera"...

"Afiche"-H.Spósito/A.Stampone

Biscuter dijo...

Excelente post, amigo Fernando. Lo disfruté muchísimo.

Bien sabemos, por otro tango, "que es un soplo la vida" y "que veinte años no es nada".

Saludos

Fernando Terreno dijo...

Flaca:
"Cuidado con los cincuenta" es un tango de 1906! que hace alusión a una ordenanza que penaba con multa de $50 a quién molestara a una mujer con un piropo...
Como vemos, ¡una ordenanza pionera contra el acoso sexual!

Biscuter:
En efecto, otro tango para la el tema, pero dicho con mucha poesía. ¡Grande Le Pera!

Un abrazo a ambos.

andal13 dijo...

Mirá, con lo que me gustan el tango y la literatura, agarré pa'l lau de esta última, y recordé la estremecedora novela "Pabellón de reposo", de Camilo José Cela.




Cof, cof, cof... aaaaggghhhh!

Marple dijo...

Fernando:
siempre pensé que Borges era muy joven cuando escribió Límites, así que consideraría que 50 años era una eternidad.No se me había ocurrido que estaba relacionado con la expectativa de vida de la época.
Creo que a todos nos pasó lo mismo a los 20:considerar viejo a cualquier joven de 50:)
El tuberculoso literario que viene a mi memoria es el Los Adioses de Onetti.
Como siempre,cada vez que paso por acá me siento motivada para leer o releer.

saludos

Fernando Terreno dijo...

Lo mejor que puede pasar con las entradas es la motivación y el intercambio de figuritas.
Para mí aparecieron Cela y Onetti, de modo que Juan Carlos no era el último ni el único, por lo que presiento.
Borges escribió Límites cerca de 1956, y lo fechó en 1923 en otra de sus vitriólicas bromas.
Bueno, Andrea Y Marple: como siempre, honrado por sus visitas.
Un abrazo

Unknown dijo...

Bueno, eso de que se terminó la tuberculosis, hasta por ahí, aunque ahora que lo pienso, cuando mi viejo de la agarró, era más o menos por el fin de la 2a guerra.
No había nada para combatirla.
El dice que se curó a fuerza de voluntad, comiendo sin tener ganas y vomitando y volviendo a comer. Y que los que se dejaban ganar por la depresión morían como moscas. Él quiere creer que lo salvó la voluntad, yo a veces pienso que tuvo culo.

Y sí, un cincuentón a los ojos de la juventud, es un viejo de mierda.
A mis ojos provectos, la cincuentena es una década por la que pasamos distraídos y no nos enteramos de su maravilla hasta que entramos en la terrible sesentena.

No hay nada que me cause más gracia que una soprano moribunda de 105 quilos, maquillada con blanca palidez, supuestamente tuberculosa, cantando con todo su caudal de voz y haciendo temblar las butacas del teatro.

Y qué mensajes disciplinadores.
La tuberculosis era el castigo por la bohemia y el disfrute de los placeres. Como hoy el sida es el castigo por la libertad sexual.

De todos modos, hoy los pobres se están agarrando de nuevo la tuberculosis, de maneras bien poco románticas.

Un abrazo
Qué cosa el romanticismo...
Eso sí, no importa la edad, siempre hay calles que no caminaremos y libros que no leeremos y mujeres que no nos amarán.

Fernando Terreno dijo...

Santiago: efectivamente, el comentario sobre el fin de la TBC parece un insulto y es desafortunado, por lo que vale tu aclaración (debí poner con más énfasis que era el fin literario).
Lo que no había advertido era eso de "los mensajes discicplinadores". Muy bueno.
Es sorprendente cómo a cada lector las mismas palabras lo llevan a lados distintos y todos válidos. La verdad es que estos lectores obligan a esforzarse...!
En lo personal, no te preocupes, a vos no te toca enfundar la mandolina... dado que tocás la flauta. Eso sí, te toca "cuidar la flauta, porque la serenata es larga."
Un abrazo