miércoles, 24 de noviembre de 2010

Cálculo de probabilidades -1-


El cálculo de probabilidades nació en el siglo XVII y se lo debemos a la adicción al escolaso de un caballero francés, el Chevallier de Mere, acérrimo timbero y jugador de dados que, acosado por las deudas contraídas, empezó a buscar una forma de salir de perdedor.
Sería mucho más lírico decir que fue la creación de un abnegado hombre de ciencias al que dios o un ángel le susurró la divina inspiración, pero la verdad es que se lo debemos a la timba.
“Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio” (Sinceramente tuyo, Juan Manuel Serrat).

Lo mismo sucedió con el principio de Arquímedes, nacido de la ambición y la desconfianza que Herón de Siracusa tenía de su joyero. O con los alquimistas, a los que nos vendieron como buscadores de la piedra filosofal y esotéricos portadores de la sabiduría, cuando eran estafadores y falsificadores de monedas en busca de aleaciones baratas que sustituyeran al oro y la plata. Que el Chevallier de Mere fuera timbero no le quita mérito alguno y, quién es capaz de señalarlo menos meritorio que tanto chorro, premio Nobel de Química o de Literatura (por citar sólo dos disciplinas), que anda por ahí.

Echemos una mirada al Poker. La probabilidad de sacar “color” (5 cartas del mismo palo) es de 1 en 460 y la del “full” (2 y 3 cartas del mismo valor) es 1 en 980. Las prioridades de los “juegos” están en orden con su probabilidad, lo que permite inferir que hay una relación entre ambas, no importa si se hizo mediante el uso intensivo del lápiz o del naipe.

Además del caballero, es justicia nombrar entre los grandes matemáticos que trabajaron con esas ideas y desarrollaron el cálculo a: Fermat (1601-1665), Pascal (1623-1662) y Huyghens (1625-1695) cuyo trabajo tituló precisamente: El cálculo en los juegos de azar.
Los matemáticos rusos del siglo XIX Chebishev, Márkov y Liápunov le dieron un nuevo impulso al agregarle conceptos estadísticos y la ley de los grandes números y lo mismo hizo el genial Kolmogórov, ya en el siglo XX al aplicarlos a los procesos casuales (pero no tanto).
El uso del cálculo de probabilidades y sus aplicaciones a la criptografía, al tránsito y a los problemas que plantea la Física abrieron un sinnúmero de campos, muy atractivos y actualmente en pleno desarrollo, que van desde las comunicaciones hasta la manipulación del sorteo de torneos deportivos y la teoría de colas en el supermercado.


Los gemelos cósmicos
Uno de los resultados más paradójicos de las probabilidades es el cálculo de la posible coincidencia de la fecha de cumpleaños de dos personas de un mismo grupo.
Dado que el año tiene 365 días tendemos a pensar que, para que eso ocurra, el grupo debe ser bastante numeroso, digamos, 100, o 180 personas…
Aunque parezca mentira, en un grupo de 24 personas la probabilidad de que dos cumpleaños coincidan es más de la mitad, 56 sobre 100 (71 sobre 100 para un grupo de 30 personas).
Esto no quiere decir que en TODO grupo de más de 24 personas haya dos que cumplan años el mismo día, sino que es altamente probable.
A lo mejor si hay maestros o profesores con grupos a cargo, pueden hacer la prueba y contarnos la experiencia. Si el grupo es de más de 30, ya mismo les digo que pueden apostar unos pesos: “paga doble contra sencillo”.
-¡Abran! ¡Policía!
-Puede fallar...

Bibliografía:
GEORGE GAMOW, Uno, dos, tres…infinito,1949, Espasa Calpe.
C. SARRAUTE, El arte de romper códigos secretos, 2006, conferencia en la Semana de la Matemática, FCEyN UBA, Buenos Aires.
GNEDENKO y JINCHIN, Introducción al cálculo de probabilidades, 1962, Cuadernos de EUDEBA.

4 comentarios:

Marple dijo...

FERNANDO.
ay qué lástima! Yo creía que los alquimistas eran buenos y sabios! Una ilusión menos:)

¿No habrá cálculo de probabilidades en el sentido de que los gemelos cósmicos vivan los mismos años?
Te lo pregunto porque hace pocos días se murió un conocido de más de 90 que festejaba el cumpleaños el mismo día que yo.

Fernando Terreno dijo...

Marple:
¡Eran buenos y sabios!
Como te digo una cosa te digo la otra... La vida viene mezclada, como en la vidriera de los cambalaches... Da lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador...
¡Qué macana que se nos adelantó Discépolo! Si no, ¡que tangazo hacíamos!

En cuanto a la pregunta, le digo que mejor que a mí, consulte a mi amigo el Dr. Fausto. Vaya pensando que está dispuesta a entregar a cambio.

Un abrazo.

Marple dijo...

Muy buena respuesta!
Que el buen humor siempre te acompañe.

América dijo...

....Al leer tu entrada he pensado en la famosa La Ley de Murphy,el caso es que siempre tenemos más preguntas que respuestas,muy bien Fernando.

Un abrazo.