martes, 8 de marzo de 2011

Manual de caminantes

Hábitos supersticiosos al caminar

La chica apura el paso y supera a la persona que la precede. Alcanzado su objetivo sonríe satisfecha y muchos televidentes nos identificamos con ella: también hacemos eso sin saber bien porqué.
Otro camina pisando sólo las baldosas blancas y esquivando con cuidado caer por descuido en las negras. Algunos ponen especial atención en no pisar las juntas o bordes de los mosaicos y se cuidan de hacerlo, aunque para eso deban poner sólo una parte del pie y arriesgarse a perder el equilibrio o la elegancia. Ni que decir los que hacemos el diablo a cuatro para que la subida a la vereda nos agarre con el pie derecho.

El catálogo de tics, inofensivas locuras y modos extravagantes de caminar tiene varias páginas. En muchas de ellas nos podemos reconocer, entre risueños y vergonzosos. ¿Quién no ha pegado un vistazo alrededor tratando de disimular y no ser visto al pegar un saltito y cambiar de pierna para que coincida, como en un desfile, con la marcha de otro?
Muchas de esas tretas en nuestra infancia eran simples juegos. Más tarde pasaron a la categoría de manías algo neuróticas. No es para preocuparnos sino para divertirnos que hoy las traigo al blog.

El asunto excede largamente nuestros horizontes y está difundido por el ancho mundo. En la película Mejor Imposible el personaje de Jack Nicholson tenía la manía de no pisar las juntas de la vereda, lo que se le hacía muy difícil en la cafetería donde desayunaba, en la 5ta Avenida y la calle 9. No importaba, porque lo atendía la hermosa Helen Hunt, recompensa por la cual cualquiera es capaz de pasar volando sobre el piso.
En el video juego La leyenda de Zelda hay que avanzar con precaución, pisando sólo las baldosas blancas, y saltando por encima de las negras y, creo que, en el Pokemón también hay que hacerlo en un cierto orden.

Aunque no tenemos noción de cómo estas cosas llegan a ser parte de nuestras vidas, en El reino de este mundo, Alejo Carpentier, fija el origen de una de ellas en el ideario de la masonería que difundía la idea de “pisar la cruz” con que el clero nos "sojuzga y nos impide ser libres". Para eso los masones hacían gala de diseños especiales del embaldosado, que facilitaban la cuestión. Verosímil o no, todo el relato es muy interesante. Acá va un fragmento como muestra:



Capítulo 7
San Trastorno

Había que defenderse de la enfermedad por todos los medios: promesas,
penitencias, cilicios, ayunos, invocaciones a quien las escuchara, aunque a veces parara la oreja velluda el Falso Enemigo de su infancia. Súbitamente, Paulina comenzó a andar por la casa de manera extraña, evitando poner los pies sobre la intersección de las losas, que sólo se cortaban en cuadro — era cosa sabida— por impía instigación de los francmasones, deseosos de que los hombres pisaran la cruz a todas horas del día. Ya no eran esencias odorantes, frescas aguas de menta, las que Solimán derramaba sobre su pecho, sino untos de aguardiente, semillas machacadas, zumos pringosos y sangre de aves. Una mañana, las camaristas francesas descubrieron con espanto, que el negro ejecutaba una extraña danza en torno a Paulina, arrodillada en el piso, con la cabellera suelta. Sin más vestimenta que un cinturón del que colgaba un pañuelo blanco a modo de cubre sexo, el cuello adornado de collares azules y rojos, Solimán saltaba como un pájaro, blandiendo un machete enmohecido. Ambos lanzaban gemidos largos, como sacados del fondo del pecho, que parecían aullidos de perro en noche de luna.
….

Alejo Carpentier, El reino de este mundo, Cía. Gral. de Ediciones, México, 1967.

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5 comentarios:

andal13 dijo...

Pah, yo tengo "vicios" de ésos... sobre todo, el de adelantar a quien vaya adelante! De chica me encataba caminar por las veredas de 18, que tenían unos baldosones de granito rosado, y que parecían una rayuela, para ir caminando "sin pisar la raya".

Mirá lo que dice esta canción:

"Camino por Madrid en tu compañía,
Mi mano en tu cintura,
Copiando a tu mano en la cintura mía.
A paso lento, como bostezando,
Como quien besa el barrio al irlo pisando,
Como quien sabe que cuenta con la tarde entera,
Sin nada más que hacer que acariciar aceras.
Y sin planearlo tú acaso,
Como quien sin quererlo va y lo hace,
Te vi cambiar tu paso,
Hasta ponerlo en fase,
En la misma fase que mi propio paso.
Ir y venir, seguir y guiar, dar y tener,
Entrar y salir de fase.
Amar la trama más que al desenlace,
Amar la trama más que al desenlace..."


Jorge Drexler, "La trama y el desenlace"

http://www.youtube.com/watch?v=M2rG8HZFIP4&feature=fvwrel

Marple dijo...

clap,clap,clap!!!para este encadenado de personajes,historias y creencias que tiene un final muy interesante.
Amo a Nicholson,
el libro de Carpentier es inolvidable,
y esos pisos cautivan mi aficción a los secretos y misterios.
Recuerdo de infancia:
con otras niñas caminábamos con un pie en el vereda y otro en la calle, para hacer creer a unas viejas sentadas en la puerta de su casa que éramos locas:)

un abrazo.

Unknown dijo...

Ah si qué lindas esas manías, como yo que soy un desastre al caminar trato de enderezar mi andar siguiendo siempre una línea de baldosas, los obstáculos los esquivo también siquiendo las líneas rectas. (Algo complicado de hacer en Brasil)
Al subir al cordón, lo único que pienso es que mi pie entre completo y no derrape en el asfalto.

Los días de lluvia se me da por pisar los charcos, si voy con calzado adecuado; o cruzar las baldosas en diagonal si garúa.

Si camino con alguien me gusta jugar a poner los pasos en fase.

Fernando Terreno dijo...

andal13:
Es el tema ideal para musicalizar la entrada. Gracias

Marple:
A mi me queda siempre la duda acerca de si es tan bueno o está algo colifato y actúa de él mismo (el Jack N.).

cr:
Diste en un clavo que se me había pasado. El alicatado de las veredas portuguesas y brasileñas (viene del árabe) y de las que hizo Gaudí en Barcelona no tiene manera de entrar en este artículo. Los pedacitos están rotos al azar y forman dibujos de curvas amplias. No hay cruces allí. Muy interesante, ahora eso de pisar los charcos... es al menos algo riesgoso.

Un abrazo y gracias.

Marple dijo...

Fernando:
Sí, esa duda siempre está ahí, pero creo que actuar siempre es una forma de disociación de la personalidad,(no sé el término exacto en Psicología)
Entre muchos que actúan de sí mismos y no logran superar a las estatuas gigantes de la isla de Pascua, me quedo con JN.