jueves, 15 de septiembre de 2011

Cuentos camperos - Humor

Toro campeón
En los pagos de Zorro Alto, el toro de don Orestes Fraire tenía fama bien ganada. El animal “atendía”, desde hacía años, a todo el plantel de la estancia “El chamico” y a los de los vecinos. Si uno miraba con detenimiento, todos los vacunos de la zona parecían iguales. Vaca que se alzaba se la traían a “Incisivo” y al toque salía preñada. “No perdona pelo ni marca” decían sus admiradores, exagerando un poco.
Su fama se extendió tanto que llegó a oídos del director del INTA, el Instituto Nacional de Técnicas Agroganaderas de Villa Ana, quien propuso a don Orestes comprarle el animal; a lo que este se negó rotundamente. Más que convencerlo, lo forzó a que les vendiera el toro con el pretexto de que así se iban a ampliar los servicios (del toro y del Instituto) a la mayor cantidad posible de interesados (en realidad, interesadas).
La sorpresa de los técnicos fue mayúscula: no bien llegado al pesebre del laboratorio, “Incisivo” pareció haber perdido todo interés en el asunto. Él, que antes era una luz, ahora no daba pie con bola, tanto que antes de dos meses cancelaron la operación y lo devolvieron.
De nuevo en la estancia, volvió a lo suyo, con el ímpetu de siempre, cumpliendo con todo el trabajo que se le presentaba. El director del INTA se mostró muy extrañado por la conducta del animal, pero don Orestes le explicó el asunto con toda claridad:
-¿Sabe lo que pasa, Licenciado? Cuando trabaja para el estado no se calienta.


Vaca campeona
Ni siquiera el mejor ordeñador de la zona, que fue el último de los cuatro que probaron, pudo sacarle más de litro o litro y medio, y eso después de mucho trabajo.
-No hay caso, esta vaca no sirve, -sentenció y se retiró con la cabeza baja.
El dueño de la estancia estaba al borde de la desesperación. Había pagado una fortuna por Magnolia, la Gran Campeona Raza Holando-Argentina, que prometía ríos de leche y, de repente, se encontraba ante la situación más inesperada. Tanto la peonada como las visitas, que habían ido a admirarla, se mantenían en tensión, silenciosos; hasta que el Rufino se animó y dijo:
-Yo quisiera probar, si ninguno se ofende, patrón…
Nadie pagaba dos pesos por el peoncito ni por sus habilidades pero, perdido por perdido, el hombre accedió.
Lo primero que hizo fue pedir que se alejaran todos. Cuando estuvo solo empezó a darle vueltas alrededor hasta que se paró a su lado. Le puso la mano en el lomo, de lejos parecía que estuvieran conversando. Después agarró el balde, se sentó sobre el banquito que tenía atado a la cintura y empezó la tarea. La leche comenzó a salir como un diluvio y se oyeron unos gritos jubilosos.
-¡Sssshhhhhh! Alcáncenme otro balde, -pidió el Rufino señalando con modestia la espuma que desbordaba entre sus piernas.
Cuando casi completó el segundo balde, se paró, le desató la manea, le dio unas palmaditas en el anca, le sobó el cuello en despedida y rumbeó para el lado del patrón.
-Buena compra, Patrón. No hay una vaca como la Magnolia en 100 leguas a la redonda.
Más tarde confió a un par de amigos la clave de su éxito:
-Todos le anduvieron tocando las tetas, pero ninguno fue capaz de decirle bonita.



La foto se titula: culos y tetas
La ilustración es de Hugo Catalán
.

10 comentarios:

FLACA dijo...

¡¡¡Genial!!!, como siempre. Aplausos para tu sentido del humor.Un abrazo.

Fernando Terreno dijo...

Flaca:
A pesar del "mensaje-basura", ideológicamente hablando, del primer cuento, lo puse porque me parece divertido.
Un abrazo y gracias por acodarse en el mostrador.

andal13 dijo...

Mirá lo que son las cosas, el miércoles anduve por la exposición rural de Montevideo, y creo que nunca había visto tal calidad de ganado...

Muy buenos ambos -los dos- cuentos.

Fernando Terreno dijo...

andal13:
He leído por ahí que en El Prado, este año, hubo un récord de animales...
¿Se presentó al concurso de fotos materas?

Prof. Andrea Albarenga dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
andal13 dijo...

Mire, Don Zoilo, fotos habré sacado, pero lo que es mate...
Áura, si hablamos de vino, ej otra cosa.

Estela Getino dijo...

Jjajja, buenísimos los dos cuentos. A ese toro, más que el Estado, me parece que lo han acobardado con tanta expectativa. Muchas gracias por el dato del libro “Comer con la mirada”. A Denevi lo conozco, claro, pero se ve que no tan bien como pensaba. Desconocía por completo el dato de ese libro. El Centro Cultural de la Cooperación abre hoy a las 14 horas de hoy. Así que estoy, preparados, marchen... ya!

Marple dijo...

En Buenos Aires,incluso en Montevideo, debe resultar muy de otro planeta estos cuentos.
En mi little fazenda hay una vaca que se llama Victoria y el toro siempre es prestado por un amable vecino.
Victoria está relacionada con el Estado! se llama así porque nació unos días antes de las elecciones... una especie de cábala que nos dio suerte:)
En cuanto a Incisivo aunque estuviera descontento con el estado no creo que hubiera podido organizar un escrache con tanta vaca enamorada.

La "littlefazenda" siempre está abierta para los amigos.

Fernando Terreno dijo...

andal13:
¡Con vino es vida!

Estela Getino:
Ojalá lo hayas conseguido. Tiene una selección muy linda.

Marple:
Qué suerte para Victoria, tener vecinos tan colaboradores.

Gracias mil, por darse una vuelta por el boliche. Hoy, por ser día de la primavera, invita la casa.

América dijo...

jajajaja...Ese primer cuento su moraleja trae...La ilustración maravillosa,insisto un sello de tu blog....Abrazos