El
libro es un festín humorístico que reúne artículos donde Enrique Gallud Jardiel toma en solfa desde los clásicos de la
literatura universal hasta los talleres literarios con una parada especial en los
suplementos culturales de los diarios.
Tras el anunciado propósito de demoler el templo de la literatura va arrojando su mirada
irónica con tanto amor que acaba construyendo una deliciosa campana protectora
a su alrededor. Es que el humor transmuta el vitriolo en ambrosía, los dardos
en flechas de Cupido y la risa todo lo cura y hace soportable.
Lo
difícil del libro es decidir el lugar que merece. Uno posible es el baño, dado
que los artículos son cortos, se pueden leer al azar y la risa colabora de
manera increíble en nuestras tareas. Otro es la mesa de luz, pues ayuda a
combatir el insomnio y mantener la intriga en la pareja (cuando su compañero la
observe dormir con una sonrisa.) No lo recomiendo para equilibrar la pata corta
de la mesa dado que, sin ser muy largo, sus 160 páginas no lo hacen práctico para
eso. Si las dudas continúan, póngalo en la biblioteca cerca de esos que han
terminado siendo sus amigos queridos.
Los
absurdos y disparatados trabajos están agrupados en cuatro secciones: ensayos de
crítica más que menos irreverentes (Los bolsillos de Robinson Crusoe y La
misoginia del bolero, entre otros) reseñas falsas (La Ilíada, Hamlet, El nombre
de la rosa, etc.), burlas a los talleres de escritura y, lo mejor para mí (a lo
mejor mañana cambio de opinión), unas parodias y textos apócrifos de clásicos
del Siglo de Oro y de Galdós, Cortázar, etc.
El
camino más corto para encontrarse con el libro es comprarlo pero, por si usted
no viviera en España o cualquier otra circunstancia se interpusiera voy a hacer
dos cosas: elegir unos fragmentos y poner un enlace a HUMORADAS, el Blog del
autor, donde con paciencia podrá encontrar algunos de ellos.
Alonso de Ercilla
La
araucana
Dijo Valdivia: «Ínclitos hispanos,
honra y orgullo de cualquier milicia:me pesa, porque os quiero como a hermanos,
tener que daros una cruel noticia;
en nuestra guerra con los araucanos
variará nuestra dieta alimenticia
y habremos de ser parcos como ascetas
porque se han acabado las galletas.»
…
…
D’Artagnan era tan tímido que se sumó a los tres mosqueteros y les siguieron llamando «los tres mosqueteros»
…
Sancho Panza era enormemente cretino. Porque don Quijote hacía de caballero andante porque estaba loco. Pero Panza no estaba loco y también se marchó con él, así es que díganme qué otra explicación le encuentran.
…
A Godot le robaban frecuentemente el reloj y por eso llegaba siempre
tarde a todas partes o no llegaba en absoluto.
Más en:
http://humoradas.blogspot.com.ar/
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