Los grandes artistas no son, en general, grandes políticos. Sus posiciones van y vienen. Sin negarles el derecho a cambiar, lo mejor es tomar con pinzas sus opiniones políticas y hacer foco en sus obras, que es lo que saben hacer.
Jorge Luis Borges y Julio Cortázar son dos ejemplos de esos vaivenes. Es sabido que Cortázar terminó siendo un escritor comprometido con la Revolución Cubana y la Sandinista y que Borges era más conservador que el nitrito de potasio. Menos conocido es que, en sus años juveniles, Julio Florencio era un liberal antiperonista y Georgie simpatizaba con el anarquismo y la Revolución Soviética.
(1)
“Rusia”, aprox. 1918, J. L. Borges.
Mediodías
estallan en los ojos…………………….
Bajo estandartes de silencio pasan las muchedumbres
Y el sol crucificado en los ponientes
se pluraliza en las vocinglerías
de las torres del Kremlin
……………………
En el cuerno salvaje de un arco iris
clamaremos su gesta
como bayonetas
que portan en su punta las mañanas.
2) “La fiesta del monstruo”, J. L. Borges, escrito en 1947, en colaboración Adolfo Bioy Casares –cuyo tío abuelo fue fundador de la Legión Cívica, organización paramilitar dedicada a asesinar inmigrantes– es un libelo político que empieza a cerrar la transformación política de Borges hacia posiciones conservadoras y oligárquicas.
“…trajo para
Borges muchas recompensas de carácter político. Fue nombrado director de la
Biblioteca Nacional, recibió el Gran Premio nacional de Literatura 1956… A
partir de entonces dejó de ser un escritor marginal, independiente, de ideas
filosóficas anarquistas, para convertirse en un escritor oficial, conservador,
representante de una oligarquía que prefiere cualquier gobierno al juego
democrático libre.” (*)
(3) “Las puertas del cielo”, 1951, Julio
Cortázar,
cuento de Bestiario.
...En mis fichas tengo una buena descripción del Santa Fe Palace, que no se llama Santa Fe ni está en esa calle, aunque sí a un costado. …
Me parece bueno decir aquí que yo iba a esa milonga por los monstruos, y que no sé de otra donde se den tantos juntos. Asoman con las once de la noche, bajan de regiones vagas de la ciudad, pausados y seguros de uno o de a dos; las mujeres casi enanas y achinadas, los tipos como javaneses o mocovíes,…
(4) “La Patria”, Julio
Cortázar, poema de Razones
de la cólera, Buenos Aires 1950/51 y París 1956.
…Te quiero, país, pañuelo sucio, con tus calles
cubiertas de carteles peronistas, te quiero
sin esperanza y sin perdón, sin vuelta y sin derecho,
nada más que de lejos y amargado y de noche.
En 1962 es invitado a ver con sus propios ojos la
acción del gobierno de la Revolución Cubana y vuelve a París impresionado con
los logros, en especial con la campaña de alfabetización y replantea por
completo su lugar de escritor y sus
posiciones políticas.
Cuando
se anuncia el asesinato del Che Guevara, escribe un poema en su homenaje
(5) “Yo tuve un hermano”, 1967.
No nos vimos nunca
pero no importaba.
Yo tuve un hermanopero no importaba.
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.
…
Pero no fue sólo un observador o un admirador sino un defensor comprometido de todos los movimientos de liberación americanos, en especial de la Revolución Cubana y de Nicaragua y la Revolución Sandinista, hasta su muerte en 1984.
(*)
La poesía de J.L. Borges y el párrafo en bastardilla están tomados de “Borges y
la Política” del uruguayo Emir Rodríguez Monegal, que fue amigo y prologuista
de Borges, autor de Borges, A Literary
Biography.
.
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