Romances
de indi@s y cautiv@s en la Conquista y Colonización
Iracema, 1865, José de Alencar, (1829-1877).
Lucía Miranda vive con su marido Sebastián Hurtado en el Fuerte Sancti Spíritu, en 1532, en la actual Santa Fe, República Argentina. Han venido con la expedición colonizadora de Gaboto –que acaba de regresar a España– y conviven pacíficamente con los timbúes comandados por los caciques hermanos, Mangoré y Siripo. Mangoré se enamora de Lucía pero no consigue separarla del marido a pesar de regalos y atenciones. Termina perdiendo la paciencia, prendiendo fuego al Fuerte y muriendo en la acción junto con casi todos los españoles.
Los esposos quedan cautivos de Siripo que es ahora el nuevo enamorado. Tampoco consigue separarlos y ser correspondido en su amor, por lo que los condena a muerte: él muere bajo las flechas y ella en la hoguera, encomendándose ambos a Dios.
Atala,
1801, Francisco Augusto Chateaubriand, (1768-1848).
Lucía Miranda, 1860, Eduarda Mansilla, (1834-1892).Iracema, 1865, José de Alencar, (1829-1877).
Estas
tres novelas históricas tienen la misma raíz dramática: los amores entre
nativ@s y conquistador@s y las
complicaciones derivadas del encuentro de culturas tan distintas. No es casual
que todas sean hijas de una corriente literaria –el romanticismo– que se impuso
en Europa después de la Revolución Francesa
y, por otra parte, que compartan la globalizada perspectiva ideológica
del poder hegemónico de las potencias conquistadoras y ayuden a conformar
nuestra identidad de colonizados. Cada
una con sus propios matices, tanto más que se escribieron dos o tres siglos
después de los hechos narrados.
Atala,
princesa cristiana, hija de conquistador y de madre india de una tribu de la
Luisiana, rescata al indio Chactas, preso de una tribu enemiga y le salva la
vida. El indio se enamora perdidamente de la bella, pero ella ha hecho votos de
castidad cristiana a su madre moribunda. Acorralada entre sus sentimientos y
las promesas de castidad, elige el suicidio como salida. El veneno llega antes
que la solución que el Padre Aubry, un misionero, encuentra para los amantes.
Lucía Miranda vive con su marido Sebastián Hurtado en el Fuerte Sancti Spíritu, en 1532, en la actual Santa Fe, República Argentina. Han venido con la expedición colonizadora de Gaboto –que acaba de regresar a España– y conviven pacíficamente con los timbúes comandados por los caciques hermanos, Mangoré y Siripo. Mangoré se enamora de Lucía pero no consigue separarla del marido a pesar de regalos y atenciones. Termina perdiendo la paciencia, prendiendo fuego al Fuerte y muriendo en la acción junto con casi todos los españoles.
Los esposos quedan cautivos de Siripo que es ahora el nuevo enamorado. Tampoco consigue separarlos y ser correspondido en su amor, por lo que los condena a muerte: él muere bajo las flechas y ella en la hoguera, encomendándose ambos a Dios.
Iracema, princesa
india de la tribu de los tabajaras, se enamora de Martín, colonizador
portugués, al que ha herido y capturado. Él tiene amigos en una tribu enemiga
y ella es una vestal que debe conservar su virginidad para servicios religiosos.
El amor entre ellos puede más, huyen y tienen un hijo: Moacir. Poco después Martín
abandona a su esposa y al recién nacido para pelear al lado de los potiguaras y ella muere.
La
historia de Atala también se escribió como pieza teatral,
en 1822, por José Fernández Madrid; un patriota colombiano que fue
presidente del Triunvirato de su país en 1816. La novela originalmente escrita en
francés y publicada en París en 1801, fue traducida al español el mismo año por
Simón Rodríguez –más conocido por ser el
maestro de Simón Bolívar– que firmaba
con el seudónimo S. Robinson.
La
de Lucía Miranda dio lugar a la primera obra de teatro Argentina:
Siripo, escrita por Manuel J. de Lavardén en 1786, perdida
parcialmente y de la que sólo se conserva la segunda parte. Ya en el siglo XX,
la historia fue reescrita por Hugo Wast y sirvió de
argumento para una ópera de Felipe Boero.
Algo
debe tener el tema para que con ligeras variaciones se siga
utilizando hasta hoy en diferentes países de nuestra América, incluyendo una
versión Disney: Pocahontas. ¿Alguien tiene alguna hipótesis para aportar?
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