Reunir
a personajes célebres en una ficción ha tentado a muchos escritores. Este es el
eje central de los títulos de hoy, separados en dos grupos: aquellos encuentros que tuvieron lugar y los que, por diferentes motivos, no ocurrieron: sus
protagonistas nunca se conocieron personalmente.
No
he puesto ningún ejemplo de un tercer grupo: aquellos que no podrían haberse
conocido por pertenecer a épocas distintas. Si algún lector tiene presente
algún título de este tipo, será bienvenido.
Copenhague, 1998,
obra de teatro de Michael Frayn
El
encuentro de Guayaquil, 2005, obra de teatro, de Pacho
O’Donnell
Cardenio, 2016,
novela de Carlos Gamerro
Los
tonos del diablo (The
devil’s mode), 1989, relatos, de Anthony Burgess (1917-1993)
Evita
y Victoria, comedia patriótica en tres actos, 1990, obra de
teatro de Mónica Ottino
El
poeta y el pintor, 2014, de Ana Rodríguez Fischer
Copenhague
En
1941, plena Segunda Guerra, el físico alemán Werner Heisemberg –que lideraba
las investigaciones atómicas alemanas– fue a Copenhague a visitar a su maestro Niels Bohr. A partir del año siguiente este se radicó en EEUU para trabajar en
el proyecto Manhattan y desarrolló la bomba atómica norteamericana. El misterio
en torno a lo que conversaron es el núcleo de la trama.
Guayaquil
El
encuentro entre José de San Martín y Simón Bolívar, el 26 de julio de 1822, es
uno de los momentos de la historia de los que poco se sabe y sobre el que se
nos ha mentido mucho, a través de Mitre y sus secuaces/continuadores. A partir
de una investigación rigurosa, y del análisis de la situación política, relata
lo que pudo haber sucedido y conversado entre ellos con, probablemente mayor
verosimilitud que las versiones escolares.
Cardenio
En
1612 John Flechter propone a Shakespeare escribir a dos manos una obra basada
en un personaje que aparece en Don Quijote. Cardenio es, realmente, una obra
“perdida” de Shakespeare que hace tiempo se está buscando, de la que se conoce
el argumento (y ahora parece que hubiera aparecido.)
Gamerro
toma esa trama en modo muy interesante y la duplica al entretejerla con la historia
del mismo Fletcher, traicionado junto con su socio Beaumont por la esposa que
compartían en una “unión triangular utópica”.
El
punto en cuestión sería la exploración de los límites que el amor pone a la amistad,
o de otro modo, las disputas entre nuestros deseos y la virtud impuesta como imperativo
social.
Pero
para hacer con eso una comedia de enredos o una novela se necesita el talento
que los autores muestran en ambas obras “tocayas”.
Encuentro en
Valladolid (uno de los relatos de Los tonos del diablo)
España
agasaja a una delegación británica. Shakespeare,
Lope, Cervantes y otros miembros del parnaso inglés y español del Siglo de Oro
forman parte del encuentro.
“Will” va a ver una corrida de toros en Valladolid. El
picadero y su asistente son Don Quijote y Sancho. Los compara con sus Hamlet y
Falstaff, que nunca se hubieran permitido salir de su encierro libresco.
Mientras el toro despanzurra a un caballo al que le salen las vísceras por
todos lados, reflexiona sin poder creer que: “…esta gente considera a Tito Andrónico un baño de sangre
inaceptable”.
Fina e imperdible mezcla de ironía, humor inglés e
intertextualidad.
Evita
y Victoria
La
conversación entre ellas se representó durante 6 años seguidos, de 1992 a 1998
en Buenos Aires.
El
poeta y el pintor
Hipotético
encuentro entre Góngora y El Greco, de la profesora de Universidad de Barcelona
Ana Rodríguez Fischer.
Para leer Encuentro en Valladolid hacer clic en este
enlace (ir a las páginas 18 a 21)
o
acá:
.
1 comentario:
Perdón por usar este sitio para un mensaje personal pero no encontré tu dirección.
Es para molestarte solicitando un consejo. Si puedes mi e-mail es: jsotob1@gmail.com.
Agradeciéndote desde ya, un abrazo: Juan.-
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