Espero no desilusionar a los que llegaron acá pensando encontrar algún comentario relacionado con la gran crisis económica que tuvimos en la República Argentina y que desembocó en la declaración de default a la deuda externa y, posteriormente, en un periodo de desendeudamiento, crecimiento económico y afirmación de derechos de más de una década.
Nada
de eso. Se trata de un tema literario del que resultará tentador, para los
argentinos, hallar puntos comunes con aquella situación. Me refiero
concretamente a Diciembre de 2001 – La
mañana verde, una de las historias de Crónicas
marcianas de Ray Bradbury. El libro, –una ciencia ficción futurista de 1946/50–,
reúne episodios de la conquista de Marte por parte de los terrestres que suceden
desde Enero de 1999 hasta Octubre de 2026. Como todas las buenas obras del
género asombra por su carácter poético y anticipatorio, a la vez que le caben
las generales de la ley: el futuro llega y descoloca.
Los
títulos de las historias pueden ser leídos como un sarcástico y demoledor
anticipo de la ficción literaria sobre la cruda realidad:
Enero
de 1999 – El verano del cohete (léase: El verano “al cuete”)
Marzo
de 2000 – El contribuyente
Diciembre de 2001 – La mañana verde
Abril de 2005 – Usher II
Abril de 2026 – Los largos años
Me
permití remarcar en negrita dos historias. La
mañana verde, como una metáfora de lo que nos pasó: el protagonista, a
pesar de todo, planta árboles y sueña un futuro mejor y Usher II por el homenaje a Poe y su claridad. Los largos años es un demoledor relato sobre la soledad. Borges
hallaba 2004 – La elección de los nombres y
Abril de 2000 – La tercera expedición como los más alarmantes y
verosímiles. Cualquiera de ellas nos transporta a una situación inesperada e
interesante.
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