jueves, 13 de mayo de 2021

Con el mismo cuento 63 - Conti, Gorostiza, Dayub

Sueños y deseos, el sentido de la vida.



Ad Astra,1964, cuento de Haroldo Conti, (1925-1976).

El acompañamiento, 1981, obra de teatro de Carlos Gorostiza (1920-2016)

El amateur, 1997, obra de teatro de M. Dayub, (1960).

 

El tema central compartido es el intento de concretar los deseos como modo de superar las dificultades y cambiar la realidad por otra, soñada, que la trascienda.

El gran mérito de El amateur es haber sintetizado con eficacia y en un lenguaje simple y llano, fácil de entender por los espectadores, una serie de mitos e ideas que definen al ser humano en general y al argentino en particular.

     Artistas vs realistas (Sensibles de Flores vs Refutadores de Leyendas, según Dolina)

     El mito de Ícaro-Dédalo.

     El volar como salvación/liberación/rebelión

     Los gustos hay que dárselos en vida

     La amistad masculina, cada uno con sus sueños frustrados a cuestas.

     ¿Conseguir un récord que lo “salve” (el golpe de suerte) o la lucha es contra uno mismo?

     Todo se consigue si ponemos el empeño necesario.

     De las encerronas se sale por arriba

 


Ad Astra  es uno de los cuentos de Todos los veranos. El protagonista es un inventor pueblerino que trata de hacer un dispositivo para volar como los pájaros. Después de un primer fracaso, lo mejora y tiene éxito, pero los testigos no son confiables: dos niños, un loco, un viajante desaparecido y un médico borracho. Todo se dirime en una polémica en el diario local, en realidad otra muestra de la grieta que separa a los que están a favor y en contra del proyecto. Las fuerzas “razonables” del pueblo logran que, para homologarla, la hazaña se repita en la Fiesta de Unione e Benevolenza. La prueba fracasa, Basilio cae sobre el techo de un hotel pero haber hecho el intento lo hace sentir vivo.




El acompañamiento, representada en el primer Teatro Abierto, tiene dos personajes, Tuco y Sebastián. Tuco, obrero próximo a jubilarse decide largar todo y cumplir con una “asignatura pendiente”: ser un reconocido cantor de tangos, vocación que abandonó para ser un engranaje más en la vorágine cotidiana. Para eso se encierra en el altillo de su casa, aislado de su familia. Pasa todos  los días vocalizando, repasando tangos (¡Viejo smocking!) y esperando el acompañamiento; un par de guitarristas que un compañero de laburo, como broma, le ha prometido enviarle asegurándole un triunfo en la televisión.

A rescatarlo, la familia envía a su amigo Sebastián, dueño del boliche y como tal, “emprendedor independiente”.

El diálogo entre los personajes antagónicos, uno soñador hasta el delirio y el otro aferrado a las cosas cotidianas, no consigue revocar la decisión ni devolver a Tuco a la “normalidad”, sino, hace reflexionar a Sebastián sobre el verdadero valor de los sueños, de que la vida consiste en eso: en la absurda alegría de tratar de concretarlos.

 


En El amateur hay también dos personajes, Lopecito y Pájaro, dos marginales con el peso de sus vidas y frustraciones a cuestas: Lopecito con la de ser bailarín profesional de tango y Pájaro con batir un récord mundial de permanencia en bicicleta. Con Lopecito como entrenador y Pájaro pedaleando, intentan la hazaña. Mientras pasan las horas los diálogos repasan aquellos mitos e ideas que son la base de nuestra identidad. El sueño está a punto de cumplirse, un relator deportivo va describiendo el triunfo. Lopecito recibe al Pájaro exánime en la meta y este sale volando.

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