Giovanni Bocaccio, Juan Verdaguer y el Negro Álvarez.
He escuchado este cuento, con ligeras variantes, a dos grandes humoristas: Juan Verdaguer y el Negro Álvarez. Cada uno con su estilo, con gracia insuperable, convierten esta historia en una joya del relato. Pongan un poco de benevolencia y traten de imaginarlo dicho por ellos.
A los pocos días de su llegada a Nueva York, el hombre toma un taxi hacia la dirección que lleva anotada en un papelito, baja, verifica el número y toca timbre. Lo atiende una señora mayor, muy elegante salvo por el excesivo maquillaje.
-Quisiera ver a Fátima, -le dice.
-Muy buen gusto, -responde ella. –Es la más hermosa de nuestras pupilas… y la más cara, por supuesto: 1000 dólares.
El tipo, incrédulo, hace un gesto de sorpresa.
-No hay problemas, -dice y la señora, de inmediato, la manda a llamar-.
Viene una morocha impresionante y sin decir agua va, lo toma de la mano, lo lleva a su camerino y empieza a desnudarse. Hacen el amor y una vez terminada la cosa el hombre le entrega los 1000 dólares y se despide:
-Gracias y hasta mañana.
-Hasta mañana, -le dice Fátima, muy amorosa.
La visita se repite los dos días siguientes. El tercer día ella se adelanta al despedirlo y le dice:
-¡Hasta mañana!
-No voy a poder venir mañana. Regreso a Siria.
-¿A Siria? –dice ella sorprendida. -¡Qué casualidad, yo también soy de allá! Mi familia vive en Antakya.
-Ya lo sé, -dice el tipo. –Les conté que venía a Nueva York y me pidieron que te trajera 3000 dólares…
Ahora, si yo les dijera que el cuento es de 1531, el autor es Giovanni Boccaccio y está en el Decamerón, jugaría plata a que ustedes no me creerían. En ese libro hay cien cuentos, agrupados por su temática, que a razón de diez por cada día van contando los distintos participantes. Los hay de amores correspondidos, contrariados, de curas, de monjas, de hombres burlados, de ingeniosos. Este corresponde al octavo día cuyo tema central era: burlas de hombres a mujeres y viceversa.
La versión de los humoristas es mucho más ágil y moderna. La prosa de Boccaccio resulta algo antigua y demasiado floreada para nuestros gustos actuales pero, si se tiene un poco de paciencia, los cuentos son muy divertidos. Es muy posible que durante la lectura encuentren más de uno, cuya versión actualizada circula como novedad.
Se puede leer completo acá:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ita/bocca/deca08.htm
En una entrada anterior de La Pulpera citamos una situación similar con un cuento de Jorge Corona:
http://lapulpera.blogspot.com/2008/07/jorge-corona-y-el-arcipreste-de-hita.html
Acá tenemos otra ocasión de dejar los prejuicios de lado y saludar en Juan Verdaguer y en el Negro Álvarez –ambos personas de amplia cultura- una de las formas de divulgar a los clásicos.
Juan Verdaguer
Chiste del loro:
http://www.youtube.com/watch?v=L18ZIf4GBeg&NR=1
Negro Álvarez: Gaucho en el boliche
http://todochistes.tv/videos-ext/2626195726-el-negro-alvarez-chistes-gaucho-en-el-boliche-mp4
OCTAVA JORNADA
NOVELA PRIMERA
Gulfardo toma dineros prestados de Guasparruolo, y concertándose con la mujer de éste para acostarse con ella a cambio de ellos, se los da; y luego, en presencia de él, dice que se los dio a ella, y ella dice que es verdad.
...
Había en Milán un tudesco a sueldo cuyo nombre fue Gulfardo, arrogante en su persona y muy leal a aquellos a cuyo servicio se ponía, lo que raras veces suele suceder a los tudescos; y porque era, en los préstamos de dinero que se le hacían, lealísimo pagador, muchos mercaderes habría encontrado que por pequeño rendimiento cualquier cantidad de dinero le habrían prestado. Puso éste, viviendo en Milán, su amor en una señora muy hermosa llamada doña Ambruogia, mujer de un rico mercader que tenía por nombre Guasparruolo Cagastraccio, el cual era asaz conocido suyo y amigo; y amándola muy discretamente, sin apercibirse el marido ni otros, le pidió un día hablar con ella, rogándole que le pluguiera ser cortés con su amor, y que él estaba por su parte presto a hacer lo que ella le ordenase. La señora, luego de muchos discursos, vino a la conclusión de que estaba presta a hacer lo que a Gulfardo pluguiera si de ello se siguiesen dos cosas: una que esto no fuese manifestado por él a nadie; la otra que, como fuese que ella tuviera para alguna hacienda suya necesidad de doscientos florines de oro, quería que él, que era rico, se los diese, y después, siempre estaría a su servicio.
...
Y echándolos sobre una mesa y encontrando que eran doscientos, muy contenta los volvió a guardar; y se volvió a Gulfardo, y llevándolo a su alcoba, no solamente aquella vez, sino otras muchas, antes de que su marido volviese de Génova, con su persona le satisfizo. Vuelto Guasparruolo de Génova, enseguida Gulfardo habiéndole hecho espiar para asegurarse de que estaba con su mujer, se fue a verlo y, en la presencia de ella, le dijo:
-Guasparruolo, los dineros que el otro día me prestaste, no los necesité, porque no pude hacer el trato para el que los tomé; y por ello se los traje aquí enseguida a tu mujer y se los di, y por ello cancelarás mi cuenta.
Guasparruolo, vuelto a su mujer, le preguntó si los había recibido. Ella, que allí veía al testigo, no lo pudo negar, sino que dijo:
-Cierto que los recibí, y no me había acordado todavía de decírtelo. Dijo entonces Guasparruolo:
-Gulfardo, estoy contento; idos con Dios, que yo arreglaré bien vuestra cuenta. Ido Gulfardo, y la mujer quedando burlada, le dio al marido el deshonesto precio de su maldad; y así el sagaz amante gozó sin costo de su avara señora.
FIN
El autor de los grabados es C. Perelló
jueves, 22 de septiembre de 2011
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5 comentarios:
Ahora resulta que Bocaccio es el inventor de la stand up comedy!
Impecables las ilustraciones de Perelló.
andal13:
Te cuento el mejor chiste de Boccaccio: unos años después de haber escrito el Decamerón y de haber picoteado por todos lados le agarró una crisis espiritual (en realidad se había quedado sin un mango) y se hizo... ¡sacerdote y confesor!
Este sí que las sabía todas.
Un abrazo.
Querido amigo hay temas universales,varia las formas pero no el fondo las ilustraciones de Perelló son joyas,de esas que sabes conseguir.
Un fuerte abrazo
Se non è vero...
América:
Perelló ha ilustrado el Decamerón completo para una editorial española y sus trabajos son hermosos.
andal13:
Y, si no me tienen fe...
Un abrazo a ambas
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