Adivinanza, acertijo, pensamiento lateral o
Descubriendo el agujero del mate
-Escucha una adivinanza –dijo George.
-Escucho.
-Dos indios van por un camino. El de delante es hijo del que va detrás, pero el de detrás no es su padre. ¿Qué parentesco tienen?
-Veamos. Es su padrastro.
George sonrió a Portia con sus dientecillos cuadrados, azules.
-Su tío, entonces.
-No lo adivinas. Es su madre. El truco está en que tú no piensas que un indio sea una mujer.
El fragmento está sacado de la pág. 293 de un libro escrito en 1940:
Carson McCullers, El corazón es un cazador solitario, 1ª ed., Buenos Aires, Seix Barral, 2008.
El 18 de agosto de 2006, Página12 publicó una contratapa firmada por Adrián Paenza con el título: ¿Qué es el pensamiento lateral?
Como verán, si llegan al final del artículo de más de 800 palabras, se trata de una atractiva adaptación de la adivinanza que cuenta el niño George en la novela, lo que me hizo pensar en un subtítulo para la contratapa: Descubriendo el agujero del mate.
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-71599-2006-08-18.html
…
Quiero plantear ahora un ejemplo muy interesante. No sé si es el mejor que conozco, pero sí el que generó y genera muchísimas controversias.
Aquí va: recuerde que no hay trampas, no hay cosas escondidas, todo está a la vista. Algo más: si no conoce el ejemplo, permítame una sugerencia. Trate de pensarlo solo porque vale la pena, en particular, porque demuestra que lo que usted cree sobre usted mismo a lo mejor no es tan cierto. O, en todo caso, es incompleto.
Antonio, padre de Roberto, un niño de 8 años, sale manejando desde su casa en la Capital Federal y se dirige rumbo a Mar del Plata. Roberto, va con él. En el camino se produce un terrible accidente. Un camión, que venía de frente, se sale de su sector de la autopista y embiste de frente al auto de Antonio.
El impacto mata instantáneamente a Antonio, pero Roberto sigue con vida. Una ambulancia de la municipalidad de Dolores llega casi de inmediato, advertida por quienes fueron ocasionales testigos, y el niño es trasladado al hospital.
No bien llega, los médicos de guardia comienzan a tratar al nene con mucha dedicación pero, luego de charlar entre ellos y estabilizarle las condiciones vitales, deciden que no pueden resolver el problema de Roberto. Necesitan consultar. Además, advierten el riesgo de trasladar al niño y, por eso, deciden dejarlo internado allí, en Dolores.
Luego de las consultas pertinentes, se comunican con el Hospital de Niños de la Capital Federal y finalmente conversan con una eminencia en el tema a quien ponen en autos de lo ocurrido. Como todos concuerdan que lo mejor es dejarlo a Roberto en Dolores, la eminencia decide viajar directamente desde Buenos Aires hacia allá. Y lo hace.
Los médicos del lugar le presentan el caso y esperan ansiosos su opinión. Finalmente, uno de ellos es el primero en hablar: “¿Está usted en condiciones de tratar al nene?”, pregunta con un hilo de voz. Y obtiene la siguiente respuesta: “¡Cómo no lo voy a tratar si es mi hijo!”.
Bien, hasta aquí, la historia. Está en usted el tratar de pensar una manera de que tenga sentido. Como no compartimos la habitación, o donde sea que usted esté, le insisto en que no hay trampas, no hay nada oculto. Y antes de que lea la solución, quiero agregar algunos datos:
a) Antonio no es el padrastro.
b) Antonio no es cura.
Ahora sí, lo dejo a usted y su imaginación. Eso sí, le sugiero que lea otra vez la descripción del problema y, créame, es muy, muy sencillo.
Solución
Lo notable de este problema es lo sencillo de la respuesta. Peor aún: no bien la lea, si es que usted no pudo resolverlo, se va a dar la cabeza contra la pared pensando, ¿cómo puede ser posible que no se me hubiera ocurrido?
La solución o, mejor dicho, una potencial solución, es que la eminencia de la que se habla, sea la madre.
Este punto es clave en toda la discusión del problema. Como se advierte (si quiere vuelva y relea todo), nunca se hace mención al sexo de la eminencia. En ninguna parte. Pero nosotros tenemos tan internalizado que las eminencias tienen que ser hombres que no podemos pensarla mujer.
…
La ilustración la tomé del sitio flapa.es
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martes, 24 de enero de 2012
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5 comentarios:
Me encantan los ejercicios de pensamiento lateral. En una época estuvieron muy en boga, y hasta se "jugaba" en reuniones de amigos.
Este es fácil y de ingenio:
Un hombre vestido de negro camina por el medio de una calle en la que todas las luces están apagadas; en dirección contraria viene un auto con las luces apagadas, pero aún así frena a tiempo antes de atropellarlo.
¿Cómo es que el conductor logró frenar a tiempo?
andal13:
.Guardaba el auto en un garage que tenía la luz prendida, ubicado justo antes de la posible colisión.
.Llevaba un moderno dispositivo de radar que lo alertó.
.Chocó antes un gato negro y el ruido hizo que activara el freno.
.Era de día.
.El hombre vestido de negro era una mala persona y "bicho malo nunca muere".
.El hombre vestido de negro era mahometano y ya sabemos que los mahometanos tienen un Dios aparte (del nuestro).
.El conductor estaba siendo asaltado por un tipo que se había ocultado en el asiento trasero y le gritó: detenete de inmediato.
.Se le acabó la nafta.
¿Hay opciones?
Un abrazo.
Fernando
Uy, tengo el pensamiento lateral estropeado.
No descifré la adivinanza y por más que le puse empeño al ejercicio de Paenza (incluso ya habiendo leído el resultado de lo primero), tampoco lo saqué.
¡Soy la Mujer rota de Simone de Beauvoir!
Estela Getino:
No te preocupes en lo más mínimo. Es pura faranflunfla o chamuyo.
Tanto el agujero del mate como la pólvora ya están inventados, de modo que no hay porque ocuparse.
Precisamente eso quería decir en la entrada, que toda esa catarata de palabras (y algún doctorado) están resumidas en una adivinanza infantil.
Qué se le va a hacer. Es esto o leer Marcos Aguinis...
Era de día. ¡Corrrrrrrrrrrrecto!
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