Hay palabras que significan tanto una cosa como la opuesta. Otras que, en
el curso del tiempo, cambiaron hasta terminar significando todo lo contrario.
Algunos de esos cambios llevaron siglos otros ocurren delante de nuestros
ojos, como el de la palabra: bizarro.
En años no muy lejanos significaba valiente, corajudo; ahora refiere a algo
raro, extravagante, fuera de lo normal.
Veamos otras que usamos diariamente:
Luego, que significa tanto de inmediato como más tarde.
Leyenda, que significa sucesos “más maravillosos que
verdaderos” y también cartel con explicaciones que acompaña a un texto o plano.
Nimio que quiere decir insignificante y también su
opuesto: excesivo.
Álgido significa muy frío a la vez que, cuando una
discusión llega al momento más ardiente o crítico, decimos que está en su punto
álgido.
Húesped denomina tanto al alojado como al que recibe a
alguien en su casa.
Maduro que en su origen significaba temprano (es decir
“verde” como comestible) ahora significa algo pasado (o “a punto”, en el caso
del que esto escribe).
Y por último: último, que por
un lado significa de baja calidad y por el otro refiere al más reciente
desarrollo científico o diseño tecnológico.
Algunos estudiosos atribuyen esta ambigüedad de nuestra lengua a una
característica de todas las que descienden del indoeuropeo, pero está también
presente en otras, como podemos ver en este fragmento del uruguayo Eduardo
Galeano: Cuando una palabra es dos.
En lengua de los sumerios, “flecha” y “vida” se decían igual: ti.
En el idioma maya de Yucatán, “besar” se dice ts’uts. “Fumar”, también.
En guaraní, che ha’u significa “yo como” y también “yo hago el amor”; y ñe’ê significa “palabra” y también “alma”.
En quechua, suk es “uno” y a la vez es “otro”.
En Mongolia, muhai quiere decir “horrible” o “querido”. En ruso, “eclipse” también significa “locura” y el signo chino de la palabra crisis expresa “peligro” y también “oportunidad”.
Dice al respecto la escritora Luisa Valenzuela: “En nuestro idioma son pocos los vocablos que se bifurcan hasta el punto de abrirse a tamaña contradicción. Mi favorito es escatología, término que alude a los excrementos o a los ángeles, según el caso.
En lengua de los sumerios, “flecha” y “vida” se decían igual: ti.
En el idioma maya de Yucatán, “besar” se dice ts’uts. “Fumar”, también.
En guaraní, che ha’u significa “yo como” y también “yo hago el amor”; y ñe’ê significa “palabra” y también “alma”.
En quechua, suk es “uno” y a la vez es “otro”.
En Mongolia, muhai quiere decir “horrible” o “querido”. En ruso, “eclipse” también significa “locura” y el signo chino de la palabra crisis expresa “peligro” y también “oportunidad”.
Dice al respecto la escritora Luisa Valenzuela: “En nuestro idioma son pocos los vocablos que se bifurcan hasta el punto de abrirse a tamaña contradicción. Mi favorito es escatología, término que alude a los excrementos o a los ángeles, según el caso.
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El primero en reflexionar sobre la coincidencia de los opuestos
fue:
Nicolás de Cusa (1401-1464), cardenal, filósofo, doctor en derecho
canónico, hombre clave en la transición del medievo al renacimiento. En 1437
fue enviado a Constantinopla a fin de unificar las iglesias de Oriente y Occidente
y se dice que, al regreso de este viaje, mientras contemplaba el mar, concibió
la idea central de su pensamiento: la conciliación de los contrarios
(coincidentia oppositorum) en la unidad infinita.
Saúl Ubaldini, gremialista cervecero y Secretario Gral. de la Confederación
General de Trabajadores de la República Argentina en los 80, lo explicaba con
gran claridad con dos muletillas con las que respondía siempre -escurridizo como una anguila- a los
periodistas y los dejaba más desorientados que Adán el día de la Madre:
“-Así como te digo una cosa, te digo la otra.” ó
“-Efectivamente, todo lo contrario.”
Grande Saúl, desde este humilde blog te otorgamos el título de “Doctor
Honoris Causa en Filosofía y Gambeta Corta”.
Además de los ya citados, esta entrada ha sido hecha con ideas tomadas de
Osvaldo Gallone, Ivonne Bordelois y Juan Pablo Villalba entre
otros. Todo lo que esté bien es mío, mío, mío. Cositas para reprochar,
dirigirse a ellos directamente. Bromas aparte, muchas gracias.
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5 comentarios:
Yo hubiera titulado al post:"El discreto encanto del lenguaje":)Buñuel dijo que su pelicula no era una satira feroz como opinaron algunos criticos sino que la habia hecho con humor amable.
Personalmente yo hago una critica feroz a la gente que fundamenta sus dichos y hechos con la frases "como te digo una cosa te digo la otra" pero si Nicolas de Cusa dice que lo que dice sobre temas tan importantes como lo Absoluto y en RAE se aceptan significados contradictorios ¡quien soy yo para juzgar tan duramente?
Conclusion: Fernando usted es un tipo maduro y muy amable como Buñuel, pero yo, mentalmente no lo soy tanto asi que ante tanta relatividad en los tiempos ¿escatologicos? que corren le simplifico mi pensamiento con un titulo de Niesztche ( al que no he leido mucho): "La contradiccion como origen de la tragedia griega":):):)
Aproveche la tarde algida para descifrar mi nimio comentario.
Marinarrosa:
Yo pensaba ampararme en la ambigüedad del lenguaje (eso que usted=Buñuel dicen), pero usted quiere cosas concretas.
No se qué decirle, antes dudaba y ahora no estoy seguro ni siquiera de eso.
Entiendo que sea contradictorio. Esperemos que esto no termine en una tragedia griega.
Recuerdo un versito de Landrú (el humorista argentino, no el otro):
Si lo apoyo,
voy al hoyo.
Si me opongo,
me pospongo.
Propongo consultar a Ubaldini mediante una médium.
Un abrazo
Tu artículo (¡muy bueno!) me recordó esa palabrita muy en boga por estos años en nuestro país: cipayo. Originariamente se usó para los soldados nativos de la India (siglos XVIII y XIX) que sirvieron a los ocupantes franceses, portugueses y británicos) Cipayo proviene del persa “sipahi” (jinete, ejército, tropa) transmitido al francés adoptó la forma “cipaye”.
A pesar de que los cipayos se rebelan contra los británicos en 1857, su nombre pasó a la historia como sinónimo de “entreguista”. Es por esto que en América Latina, generalmente los partidos de izquierda lo usan para referirse a las oligarquías nativas, acusadas de favorecer los intereses de potencias extranjeras.
¿Qué digo? Después de escribir este comentario, recordé que un Querido Amigo, lo explicó infinitamente mejor que yo, en una entrada memorable:
http://lapulpera.blogspot.com.ar/2009/02/cipayo.html
Un abrazo Fer!
La tragedia griega creo que no viene por el lado de la ambiguedad del lenguaje porque aun somos capaces de leer y comprender un texto,de entender que el significado de una palabra depende del contexto,de jugar con las palabras..de comunicarnos,en fin.La tragedia es lo que dice Ivonne Bordelois:
"el lenguaje es un amenazante peligro para la civilización mercantilista, por su estructura única e indestructible, que ningún mercado puede poner en jaque. Por eso, para los sectores del poder es perentorio, dada la resistencia del lenguaje, volverlo invisible e inaudible, cortarnos de esa fuente inconsciente y solidaria de placer que brilla en el habla popular, en los chistes que brotan como salpicaduras en las conversaciones entre amigos, en las nuevas canciones hermosas, en las creaciones auténticas que surgen todos los días en el patio de un colegio, en la mesa familiar, en la charla de un grupo de adolescentes."
Mi anecdota respecto al tema es que una profesora de ingles tuvo muchas dificultades para la comprension de textos en ingles por parte de sus alumnos adultos con aspiraciones a un diploma de alto nivel en el idioma, hasta que descubrio que tambien lo tenian en español:)
Nunca habia leido nada de IB, asi que, gracias.
Susana:
Tanto abrevo yo de tu "Cueva" y de otros amigos que tu piropo me hace poner más colorado todavía. Un abrazo para vos y gracias por lo de "cipaye" que no lo tenía del francés y, menos aún, me había dado cuenta que también usamos en sentido opuesto.
Marinarrosa:
Un bombón la Ivonne. Todo lo suyo como ensayista es una delicadeza y como poeta no te digo lo deliciosa que es.
No pude captar bien lo de la profe de inglés. Could you, please, repeat it for me?
Abrazos opuestos, concordantes y duplicados.
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