viernes, 1 de febrero de 2013

Nombres de barcos -7-

Hoy toca el turno a pequeños barcos que han hecho viajes sorprendentes.


La India
Así se llama el H-20 (poco más de 6 metros de eslora) que, al mando de su capitán, Gerónimo San Martín, llegó al círculo polar ártico y regresó a la Argentina.
Zarpó en 1991 del puerto de La Plata con la intención de hacer un “corto” viaje a Brasil para despedirse del barco pero se fue demorando un poco aquí, otro poco allá y retornó al país… 10 años después. Por supuesto que pasó por Florianópolis –destino original– pero siguió subiendo, navegó en solitario y vivió en el barco en distintos países hasta terminar recalando en Islandia.
Durante su estadía en Islandia decidió, ya que estaba allí, darse una vuelta en dirección al polo norte llegando más allá de los 80º de latitud N donde un fuerte temporal lo llevó para las costas de Noruega y lo hizo considerar que ya había llegado el tiempo de regresar.
De todos los barcos que hizo Don Jorge Heguilor es el que ha llegado más lejos… por agua.


Si se trata de navegar por tierra, este H-20, cuyo nombre no recuerdo, recorrió un largo camino. Timoneado por Gabriel Rodríguez terminó en el medio del campo, al regresar de la regata a San Clemente en 1993, cuando los agarró de noche una fuerte sudestada. La foto queda como testimonio. Después, con ayuda de gente del lugar, lo arrastraron de costado nuevamente hacia el agua y volvieron al Puerto de La Plata. “El susto del puestero cuando golpeamos la puerta de su casa esa noche era apenas menor que el nuestro cuando vimos a dónde fuimos a parar”, me contó G.R.

Lobizón
El guapo Kripton 20 (poco más de 6 metros de eslora) con el que Roberto Cella se dio el gusto de cruzar el Atlántico en su viaje desde Valencia, España, hasta la Argentina.
Lobizón es el hombre-lobo en mitos y leyendas de varias culturas y, según me dijo su capitán, el nombre surgió luego de una búsqueda febril (después de la medianoche y de una botella de ginebra) tras descartar una larga lista, simplemente porque  “me gustó de una”.
El barco, botado en 1978, continúa navegando y corriendo regatas en la actualidad por el Río de la Plata.

Tangaroa
Así se llama el Tauro 19 (5,80 m de eslora) con el que Jorge Correa, como capitán, acompañado por Alejandro Garvié, cruzó el Atlántico en 1992. El nombre corresponde  al dios del mar de una mitología polinesia.
Con él recorrieron más de 5000 millas navegando desde las Canarias hasta Buenos Aires, con etapas en Cabo Verde y en Fernando de Noronha.


Vito
Con su Bries (8m de eslora) llamado Vito, Enrique Celesia, dio la vuelta a Sud América entre 1995 y 1997, recorriendo unas 18000 millas marinas en solitario. El nombre es un homenaje a Vito Dumas, el navegante solitario argentino que circunnavegó la Tierra por debajo del paralelo 40º S.

 
Debo cerrar la entrada dejando fuera a grandes barcos y navegantes como Hernán Biasotti, el uruguayo Eduardo Reduch, Alfredo Barragán, Ernesto Saikin, Gustavo Díaz y el Gandul entre otros. Disculpas a todos, no se trata de olvido, sino de falta de lugar. Sólo queda espacio para un  barco chico que hizo un viaje muy grande:


Said
El nombre significa amigo en árabe. El barco, de 3,70 m de eslora,  fue construido por el ruso Eugeny Gvoznev en el balconcito de su casa y con él vino desde Rusia navegando por el Volga, el mar Negro, el Mediterráneo, cruzó el Atlántico y recaló un tiempo en Buenos Aires. Luego continuó su periplo hacia el sur, ¡dobló el Cabo de Hornos! Y continuó hacia la Polinesia.
En el 2008, al timón de un barco más grande, el Geta II, una tormenta lo agarró en el mediterráneo frente a Ostia –Italia–  y lo arrojó a la costa. Eugeny fue encontrado sin vida, junto al barco, unos días después.

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2 comentarios:

Navegar es preciso dijo...

Muy buen artículo!
Más de lo mismo:
http://www.navegar-es-preciso.com/news/la-navegacion-oceanica-en-solitario-en-pequeños-veleros-/

Fernando Terreno dijo...

Román:
Gracias por tu comentario y por el excelente artículo del enlace. Hay documentación sobre el tema "como para hacer dulce" allí. No conocía la denominación NOSEVE que es muy adecuada.
Un abrazo.
Fernando