domingo, 3 de noviembre de 2013

Con el mismo cuento 14 - Covers de la Odisea


Julio Torri, Marco Denevi y Franz Kafka
Hoy traigo dos cuentos cortos inspirados en un canto de la Odisea. Si bien el parecido es notable, hay que tener en cuenta que la micro ficción se presta a estas similitudes a causa de su limitada extensión.

 

A Circe (1917)
           ¡Circe, diosa venerable! He seguido puntualmente tus avisos. Mas no me hice amarrar al mástil cuando divisamos la isla de las sirenas, porque iba resuelto a perderme. En medio del mar silencioso estaba la pradera fatal. Parecía un cargamento de violetas errante por las aguas.
           ¡Circe, noble diosa de los hermosos cabellos! Mi destino es cruel. Como iba resuelto a perderme, las sirenas no cantaron para mí.
Julio Torri

 


Silencio de sirenas (1966)
Cuando las Sirenas vieron pasar el barco de Ulises y advirtieron que aquellos hombres se habían tapado las orejas para no oírlas cantar (¡a ellas, las mujeres más hermosas y seductoras!) sonrieron desdeñosamente y se dijeron: ¿Qué clase de hombres son éstos que se resisten voluntariamente a las Sirenas? Permanecieron, pues, calladas, y los dejaron ir en medio de un silencio que era el peor de los insultos.
Marco Denevi (Falsificaciones)

 
 

Otro autor que dijo que las sirenas pudieron no haber cantado es un tal Franz Kafka:
El silencio de las sirenas (1917)
             Para protegerse del canto de las sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de la nave.
...
             Sin embargo, las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio. No sucedió en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque nunca de su silencio. Ningún sentimiento terreno puede equipararse a la vanidad de haberlas vencido mediante las propias fuerzas.
          En efecto, las terribles y seductoras no cantaron cuando pasó Ulises: tal vez porque creyeron que a aquel enemigo sólo podía herirlo el silencio, tal vez porque el espectáculo de la felicidad en el rostro de Ulises, quien sólo pensaba en ceras y cadenas, les hizo olvidar toda canción.
... 
 

La ilustración de arriba es de Mark Parisi. Desconozco al autor de la de abajo.
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