jueves, 7 de noviembre de 2013

Con el mismo cuento 15 – Más covers de La Odisea

Denevi, Monterroso y Moravia
 Los cuentos seleccionados hoy también invierten la historia que nos contó Homero y dan otras versiones, tan poco fidedignas como la original.

Epílogo de Las Ilíadas (1966)
            Desde el alcázar del palacio lo vio llegar a Itaca de regreso de la guerra de Troya. Habían pasado treinta años desde su partida. Estaba irreconocible, pero ella lo reconoció.
-Tú -le dice a una muchacha-, siéntate en mi silla e hila en mi rueca. Y ustedes -añade dirigiéndose a los jóvenes-, finjan ser los pretendientes. Y cuando él cruce el lapídeo umbral y blandiendo sus armas quiera castigarlos, simulen caer al suelo entre gritos de dolor o escapen como del propio Ayax.
Y la provecta Penélope de cabellos blancos, oculta detrás de una columna, sonreía con desdentada sonrisa y se restregaba las manos sarmentosas.
Marco Denevi (Falsificaciones)

La tela de Penélope o quién engaña a quién (1969)
Hace muchos años vivía en Grecia un hombre llamado Ulises (quien a pesar de ser bastante sabio era muy astuto), casado con Penélope, mujer bella y singularmente dotada cuyo único defecto era su desmedida afición a tejer, costumbre gracias a la cual pudo pasar sola largas temporadas.
Dice la leyenda que en cada ocasión en que Ulises con su astucia observaba que a pesar de sus prohibiciones ella se disponía una vez más a iniciar uno de sus interminables tejidos, se le podía ver por las noches preparando a hurtadillas sus botas y una buena barca, hasta que sin decirle nada se iba a recorrer el mundo y a buscarse a sí mismo.
De esta manera ella conseguía mantenerlo alejado mientras coqueteaba con sus pretendientes, haciéndoles creer que tejía mientras Ulises viajaba y no que Ulises viajaba mientras ella tejía, como pudo haber imaginado Homero, que, como se sabe, a veces dormía y no se daba cuenta de nada.
Augusto Monterroso (La oveja negra y demás fábulas)


Como nobleza obliga, digamos que desde sus primeros lectores, la obra de Homero fue siendo reinterpretada y varios escritores han dejado constancia del asunto, entre ellos Alberto Moravia, en su novela El desprecio, de 1954, donde dice:

-En realidad, Ulises es un hombre que teme volver junto a su mujer… Su espíritu aventurero, tan famoso, en realidad es sólo un deseo inconsciente de enlentecer el viaje… Y los que se oponen al retorno de Ulises no son ya sólo Escila y Caribdis, Calipso y los feacios, Polifemo, Circe y los dioses. No; es el propio subconsciente de Ulises el que poco a poco va ofreciendo al propio Ulises buenos pretextos para estar aquí un año, allí dos, etcétera. (pág. 142 – Ed. Plaza y Janés)
.

No hay comentarios.: