miércoles, 4 de junio de 2014

Nombres y Personajes - 1

Bautizar nos hace sentir dioses.
Pero, si la elección del nombre de un hijo es trabajosa para sus padres, les puedo asegurar que el de las criaturas de la ficción es tanto o más complicada para los autores, que ponen en esa tarea todo su talento y energía.
Además del nombre tienen que encontrar un apellido a sus personajes y, “por subjetivo que se crea, todo nombre se parece a quien lo lleva y eso es mucho más notable en la ficción que en la vida real.”  Esto dijo García Márquez en un homenaje a Juan Rulfo, de quien se decía que sacaba los nombres “leyendo lápidas de tumbas en los cementerios de Jalisco.”


            La vieja Tomasina, la partera, se lo dijo, tas preñada, le dijo, y ella sintió un miedo oscuro y pegajoso: llevar una criatura adentro como un… Estás segura, Tomasina, preguntó, pero no preguntó, asintió. Porque ya lo sabía…  Pero m’hija, había dicho la mujer, llevo anunciando más partos que potros tiene tu marido.
“Patrón”, cuento de Abelardo Castillo

            ¡Qué complejo es el tiempo, y sin embargo, qué sencillo! Ahora estoy sentada en el sillón de Viena, en el living, y puedo ver la sombra de Leopoldo que se desviste en el cuarto de baño. 
            Soy la poetisa Adelina Flores. ¿Soy la poetisa Adelina Flores? Tengo cincuenta y seis años y he publicado tres libros: El camino perdido, Luz a lo lejos y La dura oscuridad. Ahora veo la sombra de mi cuñado Leopoldo proyectándose agrandada  sobre el vidrio de la puerta del baño. La puerta…
“Sombras sobre vidrio esmerilado” cuento de Juan José Saer

Brillantes nombradores, Castillo y Saer, encontraron el apelativo preciso para sus personajes: Tomasina; se me hace que no puede haber nombre más apropiado para una partera de campo y, Adelina Flores, insuperable para una poetisa de ciudad pequeña.

 
Por el contrario, guapos y compadritos han sido una construcción poco feliz en la literatura argentina –en mi modesta opinión–, tanto que no han conseguido siquiera imponerlos  ni hacerlos creíbles. Los nombres elegidos por sus autores se me ocurren muy artificiales y parte de ese fracaso. No ocurre lo mismo con la excelente elección de Fontanarrosa para su guapo de farsa y con el excepcional y grotesco de Roberto Cossa: ni siquiera se tomó el trabajo de inventarlo, lo tomó de un tango de Cadícamo. A las pruebas me remito:

Servando Gómez, Ecuménico López, Rosendo Juárez, Jacinto Chiclana, María Antonia Barrales y El Morocho Aldao.
Estos guapos de fantasía pertenecen, los dos primeros, a Samuel Eichelbaum (Un tal Servando Gómez y Un guapo del 900); los siguientes a Jorge Luis Borges (El hombre de la esquina rosada y Milonga para Jacinto Chiclana) y los últimos, dos guapos de utilería, a las parodias que imaginaron Roberto Fontanarrosa  (Destino de mujer) y Roberto Cossa (Los compadritos.)


Por hoy el Registro Civil cierra acá, pero seguiremos porque el tema está pidiendo más nombres. Hasta la próxima.

El dibujo del encabezado es de Alberto Montt. La caricatura de Abelardo Castillo es del uruguayo Jaime Clara. La ilustración es de José Massaroli y José Ferrari.
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2 comentarios:

América dijo...

Los nombres marcan,sobre todo los que pertenecen casi por derecho propio a la literatura,los hacemos nuestros y los sentimos hasta cercanos.Esta pulpera tiene muchos registros.
Abrazos.

Fernando Terreno dijo...

América (¡qué nombre!):
No sé si en Venezuela se usa, pero acá, hace ya mucho tiempo, se usaba bautizar a los hijos con el nombre de la santa o santo del día del nacimiento. Eso ha alejado a mucha gente de la religión... descontentos con sus nombres.
Ahora los sacamos de libros, películas, series y ... jugadores de fútbol.
Un abrazo.
Fernando