lunes, 8 de septiembre de 2014

La Real Academia del morfi


La Académie des gastronomes se fundó en 1927 con los mismos cuarenta sillones y los mismos estatutos de la Académie française que en 1635 había fundado el Cardenal Richellieu. Ambas se ocupan de cosas que pasan por la boca. La última, de las que salen de ella (palabras y cuestiones relativas a la lengua) y, la primera, de las que entran (alimentos, bebidas y demás delicias de la cocina francesa.)
 

Antes de volver a la Académie y a su primer presidente Curnonsky permítanme un pequeño aparte para comentarles el origen de nuestra palabra lunfarda morfi (comida) según el gran artista, humorista, arquitecto y dibujante Lorenzo Amengual.
Morfi deriva del italiano smorfia que significa mueca, contracción de los músculos faciales.
Es el gesto que hacemos al masticar y de allí resultan “un sustantivo y un verbo lunfardo: “morfi” y “morfar”, comida y comer.”
Smorfia, que deriva de Morfeo, el dios de los sueños, tiene otra acepción en el dialecto napolitano: es el arte de la interpretación, en la tradición de que allí está señalado el destino de los soñadores. Esta smorfia es la que atribuye a cada sueño determinado un número de la quiniela, el 22 es “el loco”, el 48 el “morto chi parla”, el 28… no lo recuerdo, lo que aprovecho para retomar el hilo original.


Maurice Edmond Sailland (1872-1956) -que eligió el seudónimo Curnonsky porque en sus comienzos todo lo ruso estaba de moda en París, el Zar estaba de visita, Nijinsky bailaba, Stravinsky aparecía en todos los afiches y él, que era un amante del latín, se preguntó Cur non sky (¿por qué no algo que termine en sky?)- tuvo la esforzada tarea de poner en marcha la institución y conciliar las numerosas opiniones de tantos miembros y sus cocinas regionales. Este párrafo tomado de sus recuerdos deja en claro su talento literario-gastronómico-político: “La extrema derecha no admite sino la gran cocina, los grandes banquetes diplomáticos; la derecha gusta de la cocina familiar tradicional, los viejos licores y los platos que se cuecen a fuego lento; el centro aplica el regionalismo y practica ir de restaurantes; la izquierda tiende a la cocina rápida (tortilla y loncha de jamón) pero practica el gastronomadismo y la extrema izquierda reúne a los amantes del exotismo.”

Curnonsky comenzó en la literatura como “negro” (el que escribe para otro) del marido de Colette. Lo mismo hacía ella hasta que decidió lanzarse por su cuenta y relegar al tipo, para siempre, al olvido. Más tarde encontró la forma de mezclar trabajo con placer y comenzó su tarea de divulgación y publicidad de la cocina francesa alcanzando un éxito que lo acompañó hasta sus últimos días. En 1946 fundó la famosa Cuisine et vins de France que tuvo hijos por todo el planeta.
En 1952, cuando cumplió ochenta años, el Príncipe de los Gastrónomos como lo llamaba todo el mundo, recibió el siguiente regalo: ochenta de los más famosos restaurantes parisinos (desde los más suntuosos a los más modestos) le reservaron una mesa a perpetuidad con una tarjeta que decía: “Maurice Saillant Curnonsky, Príncipe de los Gastrónomos, defensor e ilustrador de la cocina francesa, huésped de honor de esta casa”.
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