Una
vez más llegamos tarde, pero llegamos. Esta vez a dos cuentos que, desde su
título mismo, la dejan picando frente al arco.
La
que se adelantó y metió el golazo es la editorial New Directions* que tuvo la
feliz idea de reunir el cuento corto El
cocodrilo, de Fiodor Dostoievsky y,
el más corto aún, El cocodrilo, de
Felisberto Hernández, en un solo volumen que lleva por título: Two Crocodiles. Desde allí me permito
llamar la atención de los respetables lectores sobre ambas obras.
No
es necesario que viajen a Nueva York y lo compren. Ambos cuentos se pueden leer
en español y conseguir por separado. Es interesante leerlos juntos porque si
bien los autores son diferentes, diferentes las épocas, sus lenguas y sus
circunstancias, los dos cuentos tienen en común un humor fino, absurdo y
disparatado.
El
del ruso es una obra maestra de la ironía y no deja títere con cabeza en la
sociedad de San Petersburgo (y de la Rusia deslumbrada por Francia) de mitad
del S.XIX y la del uruguayo también se las trae, si bien los destinatarios de
sus mordacidades, de mitad del S. XX, están más acotados.
Les
pongo un pequeño adelanto, para que vean si les pueden interesar:
Un
cocodrilo expuesto al público en una feria de San Petersburgo devora a un
funcionario que, en vez de morirse, inicia una nueva vida desde allí (desde adentro),
hincando sus colmillos -es un decir, porque los colmillos son del bicharraco-
en las debilidades humanas, en las vanidades, en la mirada cipaya de algunos
compatriotas, en la burocracia, la industria y el capitalismo incipiente.
Un
pianista, que subsiste a duras penas dando conciertos de pueblo en pueblo,
decide aumentar sus ingresos vendiendo, de paso, medias de mujer. Como la calle
está dura, para ablandar a los comerciantes algo renuentes a comprar su
mercadería, empieza a lagrimear -como técnica de marketing- y termina desarrollando escenas de llanto, no siempre ficticias.
El
cocodrilo (1865) Fiodor
Dostoievsky
Se
puede leer acá:
El
cocodrilo (1965) Felisberto
Hernández
*Two
Crocodiles, Fyodor Dostoievsky y Felisberto Hernández (trad. de
Constance Garnett y Esther Allen), Ed. New Directions, 2013, Nueva York.
La
editorial tiene un magnífico blog:
La ilustración del cocodrilo es de Eugenia Ábalos y la de Felisberto es del uruguayo Hogue.
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