Las
predicciones son un tema espinoso, en especial si se hacen observando la
partícula “pre”. Los diarios y revistas están llenos de aciertos observados
después de ocurridos los sucesos. “Fulano predijo que el Papa iba a ser
sudamericano”, “La reelección de Dilma fue anticipada por…”, por todos, menos
por los monopolios de la información que hasta un mes antes intentaron
vendernos como ganadora a una evangelista ¡que salió tercera entre tres
postulantes!
Descifrar
qué nos espera en el futuro es algo profundamente humano y no sólo una
característica de los ansiosos. Arthur Clarke, el autor de ciencia ficción en uno de cuyos libros se basó 2001, Odisea del Espacio, vaticinó una serie de acontecimientos que se cumplieron (misiones espaciales, satélites de comunicación) y otros a los que le erró fiero (en 1971 adelantó que los norteamericanos llegarían a Marte, en misión tripulada, para 1994); de los cuales el mismo se reía diciendo “nadie puede predecir el futuro.”
Lo que sí consideraba factible era extrapolar “futuros posibles” y dejó una serie de hechos que ocurrirían entre los años 2000 y 2100. Adelanto algunos y me detendré en dos de ellos:
2019, un
meteorito impacta en el Polo Norte y el maremoto produce daños considerables en
Canadá y Groenlandia.
2030, avances neurológicos permiten la comprensión
total del funcionamiento cerebral. Mediante un casco metálico es posible
interactuar con el cerebro propio y con mentes ajenas. Esto produce una
revolución en la Abogacía, dado que resulta imposible mentir deliberadamente en
los interrogatorios. Como sólo funciona con la cabeza rapada, la producción de
pelucas se convierte en una industria pujante.
2040, se
pone a punto un Replicador Universal. No hay objeto, por complejo que sea, que
no pueda duplicarse.
2010, se
desarrollan los primeros generadores cuánticos –desde grandes potencias hasta
equipos portátiles– que pueden producir electricidad indefinidamente. Las
centrales eléctricas comienzan a cerrar.
2016, como
consecuencia del desarrollo anterior se suprimen las monedas y el
Megavatio-hora es la unidad de cambio utilizada para el intercambio de bienes
en todo el mundo.
Imagino
que ya se han reído a cuenta con su ironía sobre abogados y fabricantes de
pelucas de la predicción del 2030.
La predicción del 2010 no se cumplió
y todavía andamos penando con el petróleo y sus daños colaterales (invasión/destrucción
de los pueblos de Irak, Libia, Palestina, etc. etc.)
El
proyecto ITER, del año 2006, para
construcción de un reactor nuclear de fusión, que se lleva a cabo en Cadarache-
Francia sobre un invento ruso, originalmente iba a empezar a operar en 2016
pero la fecha de puesta en marcha acaba de ser pospuesta para el 2022. Del
consorcio participan siete miembros principales: Japón, Rusia, Unión Europea,
China, Estados Unidos, India y Corea del Sur y tiene un presupuesto de 13.000
millones de Euros. Por diferentes problemas el resultado está en el aire y
cunde el descontento entre los socios. El 2015 el proyecto estrenará nuevo
director general que tendrá el gran desafío de vencer el estigma que rodea al
desarrollo: “A la fusión siempre le faltan cincuenta años” se dice con sarcasmo
en el ambiente científico.
La
que sí se empezó a cumplir antes del plazo es la del 2016, la sustitución de las monedas por un nuevo patrón universal:
el Megavatio-hora. Pioneros en esta progresiva acción fueron los gobiernos de
Paraguay y Argentina que, en el año 2006, a propuesta de los Presidentes Néstor Kirchner y Nicanor
Duarte Frutos, saldaron las cuentas pendientes entre ambos países por la
construcción de la Central Hidroeléctrica de Yacyretá utilizando esa unidad
para todos los costos involucrados en la negociación. Los valores de ese
intercambio rondaron los 30 a 35 U$S por Megavatio-hora totalmente en sintonía
con los valores internacionales de la energía.
Como
no quiero ser menos pronostico que esta nota termina cuatro renglones más
abajo.
En
este enlace un artículo sobre el reactor de fusión:
El de la foto es Ray Bradbury (disculpas Arthur).La viñeta es del gran Montt.
.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario