La
caída de la casa Usher (1839), Edgar Allan
Poe.
¡Abasalón,
Abasalón! (1936), William Faulkner, Cap. IX.
El capítulo con que Faulkner cierra su novela y el cuento de Poe giran
alrededor de un mismo tema: la
desaparición de una estirpe familiar coincide con el derrumbe de la casa que
los albergaba y era el símbolo de su poderío.
Los cien años que separan ambas obras se ven en el estilo y el abordaje
del concepto de “la enfermedad” pero son muchos más los temas que las unen: la locura,
el incesto, la oscuridad, la represión y, en especial, el gótico y lo
fantástico. En este sentido, ambas son herederas de la literatura inglesa (y
alemana) del comienzos del siglo XIX.
En su cuento Poe agrega referencias intertextuales, incluyendo otros
géneros literarios como un poema suyo que había publicado tiempo antes: El palacio encantado. Las lecturas
intercaladas de otro texto, que van haciendo los protagonistas, anuncian el
desenlace.
La parte de las referencias
literarias parece escrita por J.L. Borges. No sé si estarán de acuerdo pero,
por favor, lean las líneas que siguen y después me dicen:
Nuestro libro favorito era un pequeño volumen en octavo del Diccionario Inquisitorum, por el
dominico Eymeric de Geronne; y había pasajes de Pomponio Mela, acerca de los
viejos sátiros africanos y egibanos, con los cuales Usher soñaba horas enteras.
Pero encontraba su principal deleite en la lectura cuidadosa de un rarísimo y
curioso libro gótico en cuarto – el manual de una iglesia olvidada– las Vigiliae
Mortuorum secundum Chorum Ecclesiae Maguntinae.
Con ¡Absalón,
Absalón! Faulkner cierra la serie de sus novelas situadas en el literario
Condado de Yoknapatawpha. Entronca el derrumbe de la familia Sutpen con el del
sur derrotado en la Guerra de Secesión. Los hechos exceden ese periodo, pero ese
Sur aparece como un destino trágico del cual es imposible desprenderse.
El título del libro está inspirado en un
episodio de la Biblia (Reyes, libro de Samuel): Absalón, uno de los hijos del Rey
David, mató a su hermano Amnón porque este había tenido relaciones con su
hermana Tamara. También sublevó a su ejército contra el de su padre y al
enterarse éste de que había muerto en la batalla pronunció las célebres
palabras ante el dolor de lo irremediable.
Pero el tema de hoy refiere únicamente al
capítulo con que se cierra el libro y que podemos leer como una unidad
independiente. Así como él está presente en tantos autores: “Cuando
se examina la ficción moderna que se ha escrito en Europa en el último medio
siglo, se encuentra la huella de Faulkner por todas partes” (Alberto Moravia) o “Todos pasamos por la casa de Faulkner”
(Augusto Roa Bastos); a mí me parece ver el rastro de
Poe en esta parte de su novela.
La caída de la casa Usher se puede leer en este enlace:
¡Absalón, Abasalón! Se lee aquí:
.
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